Por una masiva marcha del 8M, para impulsar un plan de lucha contra el saqueo al salario y la carestía, la represión y la reaccionaria LUC
El movimiento de mujeres se encuentra cruzado por los debates políticos e ideológicos que permean al resto de los movimientos sociales, en una etapa de crisis capitalista de carácter estructural.
La movilización de este año ha sido, según informan diferentes medios, tomada por el nuevo gobierno como la primera gran prueba del manejo de la calle. Todos los indicios pronostican una vasta participación de masas, cosa que no escapa a ninguna facción de los partidos y corrientes nacionales. La presencia de la vicepresidenta Argimon en la propia jornada revela esta dualidad en la que se mueve el oficialismo.
El eje principal de delimitación debería ser el programa que defienden las organizaciones, lo cual da sentido a sus prácticas y las posiciona en uno u otro lugar de la lucha de clases.
Las socialistas opinamos que la “opresión básica”, que organiza toda las demás, es la opresión de clase, y que la solución de todas las opresiones exige la eliminación del régimen de la propiedad privada, del régimen de clases, del capitalismo. Plantear que es posible la emancipación de las mujeres en el sistema capitalista, si existe una unión entre nosotras, independientemente de la clase social, es un engaño a quiénes con sincera preocupación y deseos de luchar, se acercan al movimiento de mujeres. El equívoco de que la opresión básica es de orden sexual, convierte a la explotación de clase como una parte de un universo infinito de opresiones.
Las mujeres de la burguesía pretenden desarrollar un movimiento que le permita acceder a más y mejores espacios de explotación dentro de las empresas (romper el techo de cristal y acceder a cargos gerenciales) y de la democracia burguesa (las muy extendidas leyes de cupo femenino); tal como hace 100 años, luchaba por el voto femenino y el acceso a trabajos hasta entonces vedados. Tal como hace más de 100 años, los enemigos son los hombres, quiénes restringen su acceso a esos espacios tan deseados. Un programa autorreferencial que se quiere hacer pasar como una aspiración que no distingue clases.
Ahora, ¿cómo incluyen a las mujeres que trabajan 12 horas en una empresa que terceriza servicios estatales y debe elegir que factura va a pagar ese mes? Como gancho para las trabajadoras, ofrecen la posibilidad de defender al género femenino, brindando mayores oportunidades a las mujeres a nivel laboral y de políticas públicas, así como comprometerse a defender su vida en el marco de la barbarie y la descomposición social.
Estas son algunas de las demandas transitorias que día a día se escuchan en los lugares de trabajo, en el ómnibus, en las reuniones. Junto a otras, deberían ser el eje de debate programático de un movimiento de mujeres independiente de las capitalistas, del Estado y de las ONG’s que lucran con la barbarie.
Una organización independiente de las mujeres, debe recoger al verdadero sujeto revolucionario: la clase obrera e incluir sus penurias y necesidades en los primeros puestos de las reivindicaciones transitorias. Debe exigir que el movimiento obrero en su conjunto, incluya en su plataforma los reclamos femeninos, desarrolle una lucha enconada por los mismos, contra el Estado y las patronales.
Nos oponemos a los intentos de fragmentación de las y los explotados y abogamos por la unidad de las mujeres trabajadoras en un programa de emancipación social, el único capaz de abolir el conjunto de las opresiones –de clase, identitarias, étnicas, nacionales.
Este 8 de marzo nos encuentra con un tarifazo en ciernes, un salto en la represión policial en grado de tentativa y una temprana devaluación y tendencia inflacionaria que esta licuando los salarios. En lugar del palabrerío hace falta la convocatoria inmediata de un paro general de 24 horas como inicio de un plan de lucha. Cualquier demora a esta altura es complicidad con los planes del gobierno multireaccionario.
La única alternativa es avanzar en el camino de independencia de clase. Romper el cerco de contención que año tras año impone la burocracia sindical, con un masivo paro de 24 horas, presupuestación de los tercerizados, presupuesto acorde a las necesidades para salud, educación y viviendas, organismos que aborden la violencia basada en género, que enfrenten el flagelo de los femicidios con un presupuesto acorde a las necesidades con funcionarias presupuestadas y concursadas, guarderías y salas de lactancia en todos los lugares de trabajo y estudio (bajo responsabilidad de la empresa), estatización de toda empresa que cierre y despida (bajo control obrero), ampliación de las licencias por maternidad/paternidad a por lo menos un año del niño, salario igual a media canasta de inmediato.
La quiebra del precario equilibrio de América Latina tiene lugar bajo la presión de la crisis capitalista mundial que, de un lado, anuncia nuevos estallidos financieros y que, del otro, ha suscitado crisis de régimen político y numerosas rebeliones populares en todos los continentes.
Preparemos un enorme paro internacional de mujeres; por el triunfo de la revolución chilena; por la derrota de los golpistas en Bolivia; ABAJO LA LEY DE URGENTE CONSIDERACIÓN, NINGUNA NEGOCIACIÓN, PARO GENERAL Y PLAN DE LUCHA.