Rafael Fernández
El futuro gobierno del Frente Amplio –el balotaje es apenas un trámite– contará nuevamente con mayoría propia en el parlamento. El dominio en ambas cámaras no equivale sin embargo a una solidez política.
Las tareas que viene a cumplir este gobierno –en un contexto económico de profundización de la crisis– apuntan a evitar una fuga de capitales, intentando por el contrario abrirse aún más al capital financiero. En ese sentido apuntan los planteos de Vázquez de una mayor mercantilización de la enseñanza (“modelo chileno”), de reforma de la seguridad social (aumento de la edad de retiro), y de ajustes salariales de acuerdo a la “productividad”.
Astori es el ministro preferido por los grandes capitales, como lo registró una encuesta entre los empresarios realizada a fin del año pasado por el semanario Búsqueda. Pero, ¿tiene Astori todas las condiciones para llevar adelante este programa?
Vázquez nombró prematuramente a Astori como ministro de Economía, antes de que se conociera la composición de la bancada parlamentaria frenteamplista. Tal vez, el candidato quiso anticiparse a una caída electoral del astorismo en las elecciones, e imponer al futuro ministro sin consultar a los distintos sectores del Frente Amplio. Sin embargo, visto el resultado electoral, está cuestionada la posibilidad de Astori jugando un rol de “super ministro”.
En el nuevo senado, el MPP tendrá 6 bancas de las 15 obtenidos por el FA (que sumarán 16 cuando Sendic Jr. ocupe la vicepresidencia). El MPP es la fuerza principal del llamado “grupo de los 8”, sector que obtuvo además 2 bancas por la lista 711 (serán 3, contando la del vice) y 1 por la lista 1001. Constanza Moreira, también será senadora. Por otra parte, el FLS y el PS, que perdieron 120 mil votos respecto a la elección anterior, quedan con 2 bancas de senadores cada uno. En total, el “grupo de los 8” junto a C. Moreira sumarán 11 bancas de las 16 que obtuvo el FA: más de dos tercios de la bancada oficialista.
En este contexto hay que analizar otros dos hechos sintomáticos. El primero es la presencia de José Mujica en el senado, al frente de la bancada del MPP. El actual presidente afirmó que ocuparía esa banca para ser un articulador con los restantes partidos en el caso que el FA no obtuviera mayoría parlamentaria, pero ahora ratifica que ocupará esa posición en el nuevo escenario de un parlamento con mayoría frenteamplista.
El otro hecho a tener en cuenta es el choque más o menos abierto que protagonizó Tabaré Vázquez con el presidente Mujica en las últimas semanas de la campaña. Vázquez tomó distancia de algunas iniciativas del presidente (como la marihuana) pero además hizo un declaración muy significativa: en el futuro gobierno no habrá “dos equipos económicos”. Mujica respondió que en su gobierno tampoco los hubo, pero no puede haber escapado al actual presidente que la afirmación es una advertencia para el futuro. El astorismo está en minoría en el FA, y el llamado “Grupo de los 8” surgió precisamente con la intensión de hacer de contrapeso frente a Astori. A Mujica le corresponderá entonces un rol muy especial en el próximo Senado, no ya de articulador con blancos y colorados, sino de “mediador” entre el tándem Vázquez-Astori y el propio Frente Amplio.
El FA entra entonces a su tercer gobierno en un nuevo escenario, dominado por la crisis mundial, donde la bancada oficialista aparece como “más a la izquierda” que en los dos gobiernos anteriores, y el ministro Astori carece de peso político propio –más allá del respaldo expreso del futuro presidente. Se plantea así la posibilidad de una crisis política a la interna del Frente Amplio, que pone en duda cuánto tiempo puede durar un gabinete presidido por Astori. Una crisis que podría forzar a Mujica y Sendic a imponer un hombre de su confianza al frente del ministerio de Economía. En este último caso, serían los sectores opuestos al astorismo los encargados de llevar adelante el ajustazo que exige el capital financiero. Tendrían que ensuciarse las manos, e ir a un choque frontal contra las aspiraciones de su electorado y los sindicatos.
Más allá del “estilo” personal de Vázquez (poco propenso a la negociación, y más inclinado a los recursos bonapartistas como el veto y el decreto) se plantea un gobierno bicéfalo, con otra cabeza en el parlamento que en principio no será la del vicepresidente, sino la de un Mujica con gran peso político dentro del FA y su electorado.
En cualquier hipótesis, vamos a una profundización de la crisis por abajo –entre los trabajadores y la juventud de un lado y la dirección sometida al FMI por el otro. Una crisis que especialmente impactará al seno del PIT-CNT y de la FEUU.