Rafael Fernández
A pocas semanas de iniciado su gobierno, Tabaré Vázquez repentinamente ha “descubierto” que la situación económica “es peor de lo que pensaba” (Búsqueda, 26/3). La frase ha generado otra trifulca con el ex presidente Mujica, que recordó que “el equipo económico es el mismo”, el de Astori.
Ya lo había anunciado el PT durante la campaña electoral: se viene un ajustazo para descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Los reclamos capitalistas pasan por una devaluación, la rebaja salarial y el ataque a las conquistas de los sindicatos.
Hacha y TISA
Las patronales dejaron en suspenso la queja presentada ante la OIT, lo cual indica que tiene una señal muy fuerte del nuevo gobierno del FA, en cuanto a derogar los aspectos más cuestionados de la ley de negociación colectiva. “Nunca fuimos atendidos, y menos en estos últimos cinco años. Eso cambió con el gobierno entrante”, declaró Carlos Perera de la Cámara de Comercio (Montevideo Portal, 19/3).
Las patronales exigen la prohibición de las ocupaciones de lugares de trabajo, lo que fue apoyado de hecho por la OIT que reclama que se respete el “derecho al trabajo”… de los carneros. Otra demanda patronal es la eliminación de la ‘ultra actividad’ de las conquistas, es decir, que estas se mantienen aún cuando venza el convenio, lo cual favorece a los sindicatos que no se ven obligados a negociar si las condiciones son más desfavorables. Los empresarios también quieren que se prohíban medidas de lucha como los paros “perlados”. Finalmente, quieren poder hacer acuerdos a nivel de cada empresa, en lugar de convenios por rama que fijen un “piso” de salarios y beneficios.
Los capitalistas impulsan una licuación de los salarios. Al decir del semanario Búsqueda, “Uruguay va a tener que atravesar también un fuerte proceso de deflación en dólares en el que los precios, costos domésticos, salarios y los precios de los activos reales y financieros (…) experimentarán bajas más o menos pronunciadas expresados en la moneda norteamericana” (19/3). En otras palabras, piden un devaluazo, bajo el argumento de un “ajuste de competitividad” gradual y ordenado, antes de que sea impuesto por la propia crisis. Otro elemento de la ofensiva capitalista, que lleva adelante el propio gobierno del FA, es la participación de Uruguay en el TISA (Trade In Services Agreement), un acuerdo de liberalización de los servicios, una demanda de los países imperialistas para favorecer una mayor penetración y colonización económica de la periferia. La Mesa Representativa del PIT-CNT declaró su “Rechazo al ingreso de nuestro país a estos tratados, ya que esto pondría en riesgo el patrimonio y la soberanía nacional, ya que la intención es de liberalizar y desregularizar los mercados”. Efectivamente, las cláusulas del TISA implican eliminar monopolios estatales, avanzar en privatizaciones, bajo el argumento de la “libre competencia”, es decir, el núcleo de los TLC que rechazó el movimiento sindical en el pasado. La resolución sindical reconoce que “por la vía de los hechos, se ha ido construyendo un sistema jurídico de protección de los intereses de las grandes empresas trasnacionales, con el argumento de favorecer el ‘clima de negocios’ necesario para la promoción de inversiones y planes de desarrollo”. Lo que no dice el PIT-CNT es que esta política la vienen aplicando los sucesivos gobiernos del Frente Amplio, que la cúpula sindical apoyó en las elecciones.
Vázquez y Mujica
A partir del modificación por decreto del FONDES, de la crisis con Venezuela, y de la crítica a la “situación económica” heredada por el gobierno, se vienen produciendo roces públicos entre Vázquez y Mujica.
Precisamente, en torno al FONDES (un fondo creado originalmente con dinero del Banco República, para asistir a empresas autogestionadas, cooperativas y microemprendimientos) el ex presidente había advertido que “no me llevan puesto” y que cuenta con “30 diputados”. Vázquez aceptó el desafío y firmó el decreto que modifica la reglamentación de este fondo.
Con Nin Novoa, hubo otros choques en torno a Venezuela (ver nota publicada en Semanario Voces) precisamente en momentos en que el mujiquista Almagro es designado en la OEA, con el beneplácito de Obama. Una prueba más de que, más allá de matices, no hay diferencias de fondo entre el vazquismo y el mujiquismo.
Hace pocos unos días, el PIT-CNT se quejaba por no ser recibido por Vázquez (a quien había solicitado una entrevista ya en diciembre, sin éxito) que sin embargo se reunía con las patronales en forma fluida. Los dirigentes sindicales mostraban su preocupación por la “concepción de democracia” del nuevo gobierno, y añoraban a Mujica. Ahora que se han reunido con el presidente y este les aseguró que no se enteró de la integración al TISA por la prensa, tal vez pasen a elogiar a Vázquez y a cuestionar al ex presidente y su canciller Almagro. Más allá de estilos e imágenes diferentes, estamos ante una misma política de sometimiento al imperialismo y al gran capital.
Que no paguen los trabajadores
El cierre de empresas (Urupanel, Ecolat, imprenta Pressur), los envíos al seguro de paro (en la construcción, por enlentecimiento de la fibra óptica y la planta regasificadora), la movilización de UTAA denunciando la miseria existente en el norte del país, son distintas expresiones de una crisis que se descarga sobre las espaldas de los trabajadores.
Frente a esta ofensiva, corresponde recuperar los sindicatos como herramientas de defensa de los trabajadores, hoy mayoritariamente sometidos al gobierno y sus pactos con las patronales. En algunos sindicatos se han realizado elecciones que marcan una tendencia a quebrar el dominio de esa burocracia sindical oficialista. Los procesos en AUTE, AFCASMU, Enseñanza, municipales (Canelones, Soriano), Hospitales de Salud Pública, muestran un proceso aún embrionario en el movimiento obrero, de crisis de las corrientes sometidas al gobierno y de surgimiento de nuevas agrupaciones y generaciones que pugnan por reconquistar los sindicatos.
Al tiempo que intervenimos en estos procesos de reagrupamiento, impulsamos un programa de lucha para que la crisis la paguen los capitalistas y no los trabajadores. Salario mínimo de $ 30.000 (media canasta familiar), ocupación de toda empresa que cierre o despida –reclamando su estatización–, reparto de las horas de trabajo (reducción de la jornada laboral) sin rebaja salarial, eliminación del impuesto al salario, aumento del presupuesto de la educación y salud públicas, por un plan de viviendas populares financiado con impuestos a los especuladores inmobiliarios y las grandes fortunas. Enfrentemos el ajustazo contra el pueblo trabajador, por la independencia política del PIT-CNT y todas las organizaciones populares.
Como siempre vivimos engañados los que están en el gobierno olvidan quien los puso en ese lugar y lo primero que hacen es atacar con otro tarifado a los trabajadores que ya no nos entra mas impuestos en nuestro magro salario por que no les descuentan a los grandes empresarios