Los trabajadores enfrentamos en todo el planeta la tendencia de los capitalistas a descargar su propia crisis sobre las espaldas de los explotados: eliminación de la legislación laboral, reforma de la seguridad social, recorte de gastos en salud y educación, son algunas de las recetas de los gobiernos sometidos a la banca internacional.
La crisis capitalista ha entrado en una nueva etapa. El ascenso de Trump en EEUU, como la crisis en la Unión Europea (Brexit, Cataluña, etc.), y la agudización de la competencia entre monopolios y potencias, muestra una tendencia a la guerra comercial y a las guerras propiamente dichas. En América Latina, la elección del fascista Bolsonaro (luego de un proceso golpista frente al cual capituló el PT de Brasil) o del nacionalista López Obrador en México, revelan el cuadro de descomposición de los partidos políticos “tradicionales” -tanto de derecha como de centro-izquierda. En Venezuela, por otra parte, se concentran todos los antagonismos de la crisis mundial; se ha convertido en el escenario de la puja entre EEUU, la UE y las burocracias restauracionistas de China y Rusia. Todos se disputan las riquezas mineras venezolanas, por lo que Trump amenaza abiertamente con una intervención militar para establecer un gobierno títere que le permita apoderarse de esos recursos.
En Uruguay, también los empresarios impulsan un giro reaccionario y un ataque al movimiento obrero. Esto se expresa por las candidaturas más tradicionales de la derecha, pero también en la del favorito de la interna frenteamplista, el intendente Daniel Martínez -que ataca el derecho de huelga e impulsa las privatizaciones, al mejor estilo de la derecha. La candidatura de Oscar Andrade no está realmente peleando la interna, a lo sumo permitirá al PCU negociar un lugar en el futuro gobierno de Martínez. Oficia como un rastrillo para evitar la fuga de votos por la izquierda, canalizando a los que desde el movimiento obrero y la juventud están desencantados con el Frente Amplio.
¿No es claro que el próximo gobierno sea bajo la batuta de un derechista como Lacalle o de un centro-izquierdista como Martínez plantea el impulso a la reforma de la seguridad social (aumento de la edad de retiro, rebaja de la jubilación inicial) o un ajuste en el gasto social, cuando ambos hacen énfasis en combatir el déficit y en pagar la deuda externa? ¿No están de acuerdo en lo fundamental?
¿No es el momento de reflexionar sobre si el Frente Amplio es una barrera de defensa frente a la derecha?¿Acaso no ha sido el oficialismo que dejó sin presupuesto a la ley de violencia hacia las mujeres priorizando los subsidios a los estancieros y el pago de deuda a la banca internacional?¿No fue el partido que reforzó con más presupuesto el aparato represivo que hoy reprimen a los a jóvenes en los barrios?¿ No ha sido el Frente Amplio el que aprobó el decreto contra los piquetes sindicales, la ocupación de los edificios públicos y reprimió a los docentes y estudiantes en el Codicen en 2015? ¿El que ampara los cierres de fábricas, dejando miles de trabajadores desocupados? ¿Y no fue el partido de gobierno, junto a la burocracia sindical, quién defendió a UMP y el desarrollo del monocultivo forestal, pero también sojero y ganadero, que hoy envenan los ríos y nuestros recursos naturales?
Esta carta va dirigida a los sectores obreros y progresistas que luchan contra la depredación ambiental, que militan por la emancipación de la mujer, que pelean contra los recortes de presupuesto en la educación y la salud, a la juventud de los barrios, de la universidad y los liceos. Una carta que invita a la reflexión sobre los responsables políticos del ataque a la clase obrera y que debe, además, arribar a una conclusión: el gobierno actual es un gobierno del capital financiero, no un gobierno popular, y menos aún, de los trabajadores. Frente a este gobierno de los capitalistas es necesario construir una oposición política de izquierda, entrelazada con el activismo obrero, estudiantil, del movimiento de la mujer y popular.
Por eso, para preparar todas las luchas en defensa de las conquistas y por las reivindicaciones populares, entendemos necesario intervenir en las elecciones para levantar un programa obrero y socialista. Es necesario reagrupar fuerzas y denunciar a todas las falsas alternativas que disputan el voto popular.
Por todo esto, el Partido de los Trabajadores convoca a todos los luchadores a construir una alternativa política de la clase obrera, por un gobierno de trabajadores y por la unidad socialista de América Latina.
Pondremos nuestro lema y nuestra campaña al servicio de este objetivo, y convocamos a todos los agrupamientos y colectivos que quieran sumarse a militar juntos en esta perspectiva.
Convocamos a firmar para conseguir cientos de convencionales para poder pasar los filtros y obstáculos legales impuestos por las leyes de partidos, y a realizar asambleas de trabajadores en los barrios, con la finalidad de impulsar esta campaña y el siguiente programa:
En defensa de las conquistas: contra las anunciadas reformas jubilatorias del FMI. No al aumento de la edad de retiro. Aumento de los aportes patronales, sucesivamente rebajados por los distintos gobiernos. Contra las reformas laborales, defensa de los convenios colectivos y la legislación conquistada. Contra la reglamentación del derecho de huelga, defensa del derecho de ocupación; contra los llamados “servicios esenciales” y toda represión anti-sindical.
En defensa del salario: salario mínimo de $ 40.000 (apenas “media canasta familiar”); indexación de acuerdo al costo de vida.
En defensa de la enseñanza pública, contra toda privatización. Por real autonomía y cogobierno en todos los niveles de la educación, enfrentando los ataques que quieren responsabilizar a los docentes de la mala gestión de los gobiernos. Por aumento del presupuesto de UDELAR y ANEP. No al “voucher educativo” ni los centros educativos de gestión privada -financiados por los dineros públicos.
En defensa del empleo: reparto de las horas de trabajo -reduciendo la jornada- sin rebaja salarial; prohibición de los despidos; ocupación de toda empresa que cierre, exigiendo su estatización bajo control de los trabajadores.
En defensa de los recursos naturales: por un plan económico de los trabajadores, para que la sociedad tenga control sobre la tierra y demás recursos naturales, expropiando el latifundio.
En defensa del ambiente: contra la ley de riego; prohibición de los agroquímicos que envenenan las aguas; no a los transgénicos patentados por las multinacionales; repudio al contrato colonial de entrega a UPM2.
En defensa de la soberanía nacional: contra toda privatización; anulación de todos los contratos y tratados que establecen jurisdicción y arbitraje fuera del país; ruptura con el FMI; no pago de la deuda externa.
Por guarderías gratuitas en todos los lugares de trabajo y estudio, por extensión a por lo menos un año del niño, de las licencias por maternidad/paternidad, por organizaciones estatales bajo control del movimiento de mujeres, presupuestadas y con profesionales ingresados por concurso, que aborden la violencia basada en género, fuera las ONG y todo tipo de privatización y tercerización; por un movimiento de mujeres independiente del Estado y la burguesía.
Contra la impunidad de ayer y de hoy: Cárcel a los genocidas. Desmantelamiento de los aparatos represivos (organismos de espionaje, Policía militarizada -Republicana). No a la legalización del “gatillo fácil”. No a la intervención del Ejército en tareas de seguridad interior.
La alternativa es clara: que la crisis la paguen los banqueros y grandes capitalistas, no el pueblo trabajador.
Por un gobierno de trabajadores. Por la unidad socialista de América Latina.
Hasta la victoria siempre!