Las elecciones de Comisiones Representativas en la Banca oficial (AEBU) mostraron una caída de las corrientes burocráticas oficialistas en los principales bancos (República y sobre todo Banco de Seguros) que desmiente su supuesta fortaleza, y muestra la posibilidad de disputarles la dirección.
Esto es más notorio en el Banco de Seguros, donde por cuarta vez la lista 999 fue la primera fuerza en Montevideo, y por segunda vez fue la más votada a nivel nacional (ya lo había sido en las elecciones generales de abril). Las listas 98 y 17 quedaron en cuarto y quinto lugar, mientras una lista integrada por compañeros jóvenes (1911) fue la segunda fuerza en el edificio central, lo cual muestra el derrumbe de la burocracia sindical y su incapacidad sobre todo para ganarse el voto de las nuevas generaciones. Las listas que dominan en el sindicato obtuvieron apenas 3 de los 11 cargos en disputa.
En el Banco de la República, las listas 98 y 17 también sufrieron una caída, cercana al 25%. Las listas 810 y 575 (sumadas) prácticamente mantienen su votación de dos años atrás. La diferencia fundamental con el BSE es que en el República se mantiene (o peor aún, se profundiza) el abstencionismo. Mientras que en 2013 habían votado 2061 afiliados, este año lo hicieron apenas 1763. La votación es particularmente baja en los edificios que concentran la mayor cantidad de trabajadores (19 de Junio y Casa Central). En todo el país, las listas 98 y 17 (sumadas) superan apenas el 50% de los votos emitidos, pero su fortaleza es aparente y radica en que la abstención es gigantesca (en esos dos edificios se abstiene más del 60% de los afiliados). Es decir, se sostienen no sobre la base de la adhesión de la base, sino de su desmoralización y confusión.
Frente a este cuadro se imponía la necesidad de un reagrupamiento que disputara la conducción y fuera convocante para los compañeros, mostrando que la burocracia puede ser vencida. La única manera de hacerlo era generando entusiasmo en un bloque de agrupaciones que peleara la mayoría a la burocracia sometida al gobierno. En la última etapa, hubo acciones en común de las listas 810 y 575, e incluso de la 1955 (MPP) que ha quedado colocada en la última etapa en la oposición a la actual mayoría (en parte porque el propio MPP tiene una escasa presencia en el gobierno, mientras que en el período anterior era la fuerza del presidente de la República). Se imponía una alianza de las listas 810-575 para recuperar el sindicato de base, disputándole la conducción a las listas 98-17. Esto era particularmente necesario luego que esa burocracia se burlara olímpicamente de un petitorio de asamblea firmado por más de 900 compañeros, saboteándola abiertamente para que no tuviera quórum (la convocó en Las Piedras, y no en Montevideo). En ese contexto, la no concreción del acuerdo mostró una vacilación en la lucha contra esta burocracia. Se presentó a los compañeros una elección anodina, con el activismo fragmentado y sin entusiasmo alguno, resignado a un nuevo triunfo de la burocracia. Este estado de ánimo es el que explica el elevado abstencionismo y finalmente el ‘triunfo’ de la burocracia. Hay que señalar que la lista 98 tenía mayoría absoluta (6 cargos) y cayó a 4, y que las listas 810-575 suman más votos que la 98 a nivel nacional (y la superan ampliamente en Montevideo). De haber presentado a las bases un escenario de confrontación por la conducción del gremio, se hubiera disputado la presidencia de la Representativa y la polarización hubiera atraído a más votantes lo que, cualquiera hubiera sido el resultado final, hubiera provocado como mínimo una clarificación política y la suma de nuevos activistas.
En el BHU y la ANV, la lista 319 (oposición a la conducción mayoritaria de AEBU) cayó en términos relativos, aunque mantiene la Presidencia en el Hipotecario, y sigue siendo la segunda fuerza en la Agencia de la Vivienda. Esta lista ha mantenido un curso que la ha ido apartando de un frente con las otras listas clasistas, bajo la idea que una lista “del banco” puede atraer más votos que una lista identificada como “radical” por una parte de las bases. Con ese planteamiento, la 319 quedó fuera del Consejo de la banca oficial, y está experimentando un retroceso. Lo más grave no es sin embargo la caída en votos (que puede ser transitoria) sino esa concepción que privilegia aspectos ‘corporativos’ o sectoriales, en oposición a un planteo político (clasista y antiburocrático). Se plantea la necesidad de volver a un camino de unidad con las restantes listas de oposición clasista a la burocracia sindical, de lo contrario se plantea la perspectiva de un retroceso aún mayor en BHU y ANV.
La conquista de la Presidencia de la Comisión Representativa del Banco de Seguros por la lista 999, y por una figura pública del PT, fue sin duda el elemento más llamativo de esta elección. Es un elemento que contradice la tesis del supuesto conservadurismo de la base, o que esta se asuste de los “radicales”. Lo que pasó en el BSE hubiera podido pasar en el BROU, e incluso en las elecciones de abril pasado, cuando las listas 999-810-575-319 sumadas hubieran podido conquistar la Presidencia del Consejo de Banca Oficial, y seguramente más cargos en el mismo, de haber ido unidas.
Incluso en el BSE el surgimiento de una lista de jóvenes, que cuestiona a la mayoría del sindicato pero es más confusa y heterogénea políticamente, debe ser una seria advertencia para las corrientes que se plantean combatir a la burocracia sindical. De no producir una clarificación política, pasan al primer plano elementos ‘sectoriales’ o incluso ‘generacionales’, fragmentando al gremio en más opciones, lo que en definitiva termina favoreciendo a las listas oficialistas, que cuentan con más aparato. Para introducir más claridad es imperioso librar una lucha consecuente contra la política de la burocracia oficialista, que está dispuesta incluso a terminar con el método de las asambleas tanto a nivel de cada banco como sobre todo a nivel general, porque es un terreno donde corre el riesgo de salir derrotada. Allí donde el activismo logra unirse y debatir con las bases, la burocracia se siente débil, mientras que en las elecciones donde esa base está atomizada y pasiva se siente (por ahora) más fuerte.
Corresponsal
Lastima que en el ultimo congreso del PIT CNT que teniamos todo para romper el bloque y pasar a elecciones secretas, el sectarismo individualista no promovio, ni alento a que los jovenes que se habian sumado a la propuesta que llevamos, quedo entrampada en los acuerdos burocraticos y los veteranos que los secundaran no tuvieron la vision de hacerles ver como funciona los aparatos y el individualismo de algun compañero supuestamente radical y antiburocratico pero si con experiencia no colaboro. Y quienes estabamos en esa coordinacion, confiamos y nos dedicamos a otra tarea en el congreso, como captar los votos descontentos que en el secreto darian el rompimiento del bloque. Que perseguian?no se, pero que no actuaron unitariamente si es cierto. Me “comi la papita” pero la responsabilidad es netamente individual. Tanto de confiar, como de quienes no soportan las coordinaciones sin ser protagonistas. En fin una batalla que se podia haber ganado aunque sea en forma simbolica. No se dio. Es la primera vez que me atrevo a epresarlo. en todos los sectores #radicales” se cuecen habas….no siempre es responsablidad de otros, hay propias….