La intervención del candidato presidencial de la U.P. en el Congreso de la Federación Rural generó algunas críticas. Algún compañero se preguntó por qué Abella no podía concurrir a un acto del PIT-CNT pero sí se podía hacer presente en un Congreso del ruralismo. Hay que recordar que el candidato de la UP justificó no llegar a un acuerdo con el PT porque este concurrió al acto del Primero de Mayo de la central sindical oficialista.
Pero la cuestión no es si concurrir o no, en todo caso sería para qué concurrir. Desde qué punto de vista (de clase) se hace uso de la palabra.
El discurso de Abella fue una completa adaptación al punto de vista del pequeño o mediano productor rural. Según el mismo candidato de la UP, “expresé mi extrañeza ante el discurso de los candidatos de los P. Tradicionales, que condenando de palabra la política agraria del FA, en lo que coincido, no dijeron una palabra sobre el envenenamiento actual de los campos y del agua por la expansión incontrolada de los monocultivos, ni de la fumigación aérea sobre centros poblados y escuelas rurales. Ni mencionaron el robo que nos hacen las grandes forestadoras y hablé del dolor del pequeño productor expulsado”. Notable que el candidato de la UP marque una coincidencia con los Partidos Tradicionales en la crítica a la política agraria del FA.
Se sabe que esos partidos han cuestionado incluso el miserable impuesto a la concentración de tierras (que cayó al ser declarado inconstitucional por la Suprema Corte). Los partidos burgueses de derecha no sólo condenan “de palabra” la política del FA, la condenan con hechos, pero esa condena no tiene nada de izquierdista, responde a intereses de clase muy concretos: los de los latifundistas y grandes capitalistas.
“Sobre la ley de megaminería dije: nos produce náuseas esta ley, entrega miserable del patrimonio de los orientales. Ahí me aplaudieron”, continúa Abella: “Hablé de la necesidad de un Frigorífico Nacional y un control estatal de los precios y de gravar a los que más tienen y ganan, apoyando al pequeño y al mediano productor con créditos blandos.”
Esta es la descripción del propio candidato de la UP sobre su discurso: no planteó ningún cambio estructural, ni atacar el latifundio, ni expropiar la industria frigorífica ni ningún otro sector estratégico. Hizo un discurso para endulzar el oído del pequeño productor, con algunos ingredientes (Frigorífico Nacional, control estatal de precios, que pague más el que gana más) que podrían ser suscriptos totalmente por el P.C.U., o más bien son tomados de la plataforma de ese partido oficialista.
La lucha contra la megaminería se puede hacer con el programa de la Federación Rural (que defiende el actual régimen social y la propiedad de la tierra) o con un programa obrero y socialista, que implica luchar contra el latifundio, por la nacionalización de la tierra y los recursos naturales bajo control de los trabajadores. Abella y la UP han adoptado el programa del productor rural, en un país donde el pequeño propietario que explota su tierra junto a su familia es una especie en extinción.
Ahora queda claro a qué se refería Abella cuando habló de diferencias programáticas con el PT.