Crisis Mundial
La contradicción entre el régimen social de explotación capitalista y los desafíos de la pandemia en curso, pone de manifiesto la urgencia de poner en pie una alternativa socialista a escala mundial, que pueda abrir una salida a la crisis actual.
El mundo entero está sumergido en una crisis de múltiples dimensiones sociales, económicas, sanitarias y políticas como consecuencia del avance del Covid-19 o Coronavirus. La aparición del virus en un inicio en China y su posterior extensión al resto del mundo con su rastro de infectados y muertos, constituyo un verdadero giro drástico en la situación política mundial. Los problemas políticos mäs urgentes como las rebeliones populares )Francia o Chile), las reformas jubilatorias y las tendencias a la guerra, pasaron a un segundo plano por la pandemia mundial.
Esto último no significa la creación de un escenario totalmente nuevo, por el contrario, la pandemia desató una crisis económica de grandes dimensiones y consecuencias todavía incalculables, que empalma con una economía mundial que todavía no se recuperaba de la crisis del 2007-2008, cuyos bancos centrales quedaron enormemente endeudados tras los rescates de esos años, resultando en la necesidad del rescatista de ser rescatado.
Esto se da en medio de dislocamientos internacionales que llevaron a la guerra comercial entre China y Estados Unidos. La magnitud de la actual crisis provocada por el Covid-19 es enorme. En las últimas semanas las Bolsa de Valores sufrieron un desplome de más del 20% por el pánico generado, cayendo incluso los “seguros” bonos a largo plazo.
Asistimos a un enorme y abrupto aumento del desempleo a escala mundial, lo que evidencia que los trabajadores serán quienes paguen con miseria y privaciones la crisis, a menos que la nos organicemos para intervenir activamente.
El golpe que la pandemia del Covid-19 propina a la economía mundial no se detiene únicamente en aspectos coyunturales y momentáneos, sino estructurales. El desmantelamiento de cadenas enteras de producción en importantes zonas industriales del mundo como Wuhan, China, lugar de inicio de la pandemia, abrió una ola de despidos y cierres de fábricas, que cuando reabran diversificaran su producción, reducirán personal y rebajarán salarios.
El Covid-19 acelera compulsivamente la tendencia al derrumbe del Capital, la clase obrera debe intervenir para abrir una salida.
La responsabilidad capitalista
No han faltado quienes dicen que esta crisis no distingue entre clases y que es momento de estar unidos. En ese campo se encuentran los funcionarios políticos del Estado burgués y sus defensores intelectuales y propagandistas, ocultando la responsabilidad directa de la clase capitalista y su Estado a nivel mundial, tanto en la atención del brote inicial, como a su propagación y la atención de la consecuencias.
En primer lugar la expansión internacional del Covid19 coincide naturalmente con un mundo cuya organización responde a los intereses y las pujas de las distintas fracciones capitalistas en disputa, es decir, mientras las fronteras reales se borran y todo puede circular con fluidez, también se levantan barreras (comerciales, políticas, etc.)que limitan el acceso a los recursos y medios en aras del lucro.
En una sociedad donde primara el interés humano general, la reacción inicial inmediata hubiese sido la solidaridad internacional con China mediante la provisión de todo lo requerido para afrontar la crisis y la toma de las medidas necesarias a nivel mundial para evitar la expansión del virus. Sin embargo, la reacción inicial fue ignorar y hasta ridiculizar el problema como algo que se queda en China, llegando hasta el punto de que los círculos más altos de la administración Trump celebrarán los efectos del coronavirus en la economía rival. De esta forma el virus se expandió a todo el planeta, con miles de muertos. El ordenamiento imperialista del mundo es responsable de la pandemia.
En segundo lugar, la enorme crisis de los sistemas sanitarios de los distintos países, es exclusiva responsabilidad de la política de privatización y desmantelamiento de la salud pública en todo el mundo. Cuando en el 2008 los regímenes capitalistas “resolvían” la crisis recortando enormes montos de presupuesto a la salud pública europea, firmaron la sentencia de muerte de los miles de infectados que hoy no pueden acceder a una cama, a un respirador, o a la más simple atención médica. En todo el mundo asistimos al desmantelamiento de las condiciones sanitarias de la población, donde el enfoque predominante ha insistido en la eliminación de la prevención como factor sanitario, dada su escasa rentabilidad. La salud solo es rentable si las personas se enferman. Esta comprensión de la salud por parte de los capitalistas ha llevado por un lado, a la expansión de la salud privada (subsidiada por el estado), y a la asociación público privada por el otro. Las acciones tomadas por Trump de recorte de presupuesto para el Centro para el Control de Enfermedades y la disolución del grupo de trabajo sobre pandemias en el Consejo de Seguridad Nacional, son claros ejemplos. Lo mismo se aplica para el caso más extremo de Italia. Según los datos de la OCDE, el gasto medio en sanidad de Italia es un 15% inferior a la media Europea, y en la última década de los 600.000 trabajadores que integran el sistema sanitario Italiano 46.000 puestos de trabajo se han perdido, así es que hoy se habla de la ausencia de personal médico en Italia. Cuando lo que importa es la ganancia, las vidas humanas son de segunda mano.Cuando una clase social se arroga para si la capacidad de conducir a la sociedad, debe hacerlo sobre la base de que su conducción es la garante del mayor bienestar humano (en todas las dimensiones), cuando la conducción de esta se vuelve un obstáculo para el bienestar y hasta para la supervivencia de la vida humana estamos ante la señal histórica más clara de que el poder debe estar en otras manos.
Uruguay
Apenas se comenzó a entender las dimensiones de la pandemia, el recién electo gobierno se apresuró a anunciar algunas medidas que disimulen la incapacidad de hacerle frente a esta crisis. Los primeros anuncios fueron subsidios y recursos para las patronales, junto con la decisión de mantener el aumento de tarifas públicas previsto que golpeará brutalmente los castigados hogares de los trabajadores, cuando se avecina el invierno. Se procederá a corte de servicios básicos como agua y energía eléctrica a quienes adeuden las tarifas, con el riesgo sanitario que implica, no solo para los directamente afectados sino para toda la población? Es una política criminal.
En lo que va de la declaración de emergencia, los subsidios por desempleo crecieron a más de 50.000, llevando rápidamente al desfinanciamiento de las cuentas del estado, y concomitantemente a la falta de recursos para las políticas públicas que requiere la situación. Sin aplicar impuestos a las grandes fortunas, sin suspender el pago de la deuda externa, la familia trabajadora cargará sobre sus espaldas todo el peso de la crisis, ya sea con desocupación o con ingresos cada vez más disminuidos producto de la carestía y el tarifazo.
El llamado a la cuarentena vino acompañado de las potestades a la policía de disolver cualquier aglomeración de personas, pero no aseguran las mínimas condiciones para que los trabajadores puedan cumplirla. Desde varios puntos del país llegan las noticias de los despidos, envíos a seguro de paro, y la situación crítica de monotributistas, empresas unipersonales, trabajadores informales y en negro. En un país donde 400.000 trabajadores están precarizados, se desarrollan ollas populares y redes de solidaridad entre obreros, que buscan enfrentar la crisis en curso pero que resultarán insuficientes conforme vaya pasando el tiempo, dada la magnitud de la misma.
Desde el Partido de los Trabajadores convocamos y militamos para que la clase obrera intervenga activamente en esta crisis. De otra forma, sus derechos y condiciones de vida serán vulnerados aprovechando el contexto de la pandemia. El planteo de los sindicatos de la educación por la suspensión de los cursos y cierre de las instituciones educativas, la lucha de los compañeros del SUNCA por la licencia paga, o la decisión de los trabajadores de Adeom y organismos públicos de rebelarse y exigir en los hechos que los trabajadores permanecieran en sus casas manteniendo solo los servicios de emergencia, demuestra que son los trabajadores quienes tienen el interés de mantener la cuarentena y quienes pueden asegurar que esta sea cumplida sin perjuicios para nuestra clase. También lo demuestran las decenas de ollas populares surgidas en los barrios obreros y las brigadas solidarias levantadas por los sindicatos. Por otro lado tenemos los planteos realizados por la Intersocial, los cuales si bien pueden ser una ayuda a los trabajadores tienen grandes limitaciones, ya que pretenden ser planteados “en contra de nadie”, ocultando que la lucha por quien paga los platos rotos de la pandemia es una lucha de clases, cuando la patronal despide no lo hace “en contra de nadie” sino atacando abiertamente a la clase obrera. Este enfoque conciliador limita las reivindicaciones levantadas porque no explícita de donde se sacará el financiamiento para estas, cayendo en el riesgo de que sean los mismos trabajadores quienes las financien. Para evitar esto debemos reivindicar que las condiciones imprescindibles para que los trabajadores realicen la cuarentena sean financiadas mediante impuestos al capital.
La cuestión es clara, si la cuarentena, e incluso la cuarentena general no va acompañada de medidas para que los trabajadores puedan cumplirla efectivamente, es un toque de queda. Cuando esta pandemia pase o se alivie continuaran los conflictos sociales agudizados. La Ley de Urgente Consideración, la reforma de la seguridad social, la profundización de las privatizaciones en todos los ámbitos, UPM, la lucha salarial, etc. Frente al peligro de que en el marco de esta pandemia el gobierno consolide los mecanismos de represión contra las luchas populares que inevitablemente se sucederán, es preciso organizar nuestras propias fuerzas.
La clase obrera debe levantar su propio programa frente a la pandemia, y la izquierda revolucionaria debe apoyar esta tarea con campañas de difusión de los reclamos obreros y la organización en todos los frentes.
Estamos frente a un gobierno que no duda en aplicar un tarifazo en medio de una crisis sanitaria sin precedentes. La salud también sufre las consecuencias del ahogo presupuestal. La ausencia de camas, habitaciones y respiradores es el reflejo de un país cuya dependencia estructural (expresada en la absorción de decenas de miles de millones de dólares para el pago de la deuda externa) le impide afrontar eficientemente una crisis, cuyo principal riesgo no es solo la mortalidad en si del virus sino el colapso de los sistemas sanitarios privatizados y precarizados.
El Partido de los Trabajadores propone impulsar y defender un plan de lucha por el siguiente programa de reivindicaciones mínimas para hacer frente a la pandemia y sus consecuencias:
– Renta general para el conjunto del pueblo trabajador igual a media canasta familiar. Financiación de los gastos que sean necesarios mediantes impuestos al Capital.
-Solidaridad con todas las iniciativas obreras y populares para paliar la crisis, ya sean ollas populares, brigadas sindicales, etc.
– Suspensión del aumento de tarifas. Mantenimiento de los servicios básicos para toda la población.
– Control de precios a los productos básicos para la subsistencia y el cuidado sanitario.
– Estatización bajo control obrero de la salud pública, incremento del presupuesto en función a más necesidades. Solo una salud controlada por el pueblo trabajador puede garantizar el tratamiento efectivo de una pandemia.
– No al pago de la deuda externa. Todos los recursos a la salud.
– No a los estados de sitio y la represión policial. La cuarentena la garantizamos los trabajadores. Formación de comités de higiene y salud por empresa, para deliberar medidas a tomar, incluso el paro general, frente al ataque que constituyen las medidas del gobierno y las patronales
– El gobierno de los capitalistas expone la vida del pueblo. ¡Que gobiernen los trabajadores!.
Tamos a años luz de lograr alguno de esos objetivos propuestos. Básicamente el uruguayo se divide entre focas y focas blancas, tenemos acciones lamentables de la burocracia sindical, que son aprovechadas por los reaccionarios para poner a todo el mundo en contra de los sindicatos. A el Fa, preocupados por los puestos en las empresas públicas y aplaudiendo desde Astori Vázquez, cuanta medida propone el gobierno. Enfrente quien hay? El PT, pasó meses sin aparecer, ni siquiera con sus votantes, no se ve en las redes, no tiene ni un grupo wassap de 260 miembros que es el máximo. Como pretendemos tener la más mínima posibilidad de lograr tan ambiciosos objetivos?
Análisis muy completo de la situación y soluciones reales que no perjudican a clase trabajadora ni a la capitalista ya que ésta es fuerte y se solventa por si sola.
Excelente!!
Totalmente de acuerdo!!!!!