El comité central del EEK de Grecia les envía sus más cálidos y fraternales saludos internacionales, deseando el más grande éxito a su Conferencia Latinoamericana, un evento que será crucial no solo para la vanguardia revolucionaria de la clase trabajadora en su continente sino también para Europa y el mundo.
El remolino (o vórtice) de la bancarrota capitalista mundial, ahora en su noveno año, nunca resuelto sino agudamente exacerbado en el último año, ha hecho temblar al “norte global” y al “sur global”, el centro metropolitano imperialista y la periferia. Los conflictos y destinos de todas las masas explotadas, oprimidas y empobrecidas del mundo entero, desde Europa hasta las Américas, África, Medio Oriente y Asia se están uniendo en contra de la barbarie de un sistema capitalista mundial en declive que propaga hambre, desempleo, destrucción, represión y guerra. El tsunami de emigrantes desesperados que intentan sobrevivir yendo a una hostil “fortaleza europea” marca la hora de la verdad para la vieja Europa imperialista misma, uniendo el caos del Medio Oriente producido por los mismos imperialistas con la aguda crisis europea sin resolver.
En la víspera del cataclismo mundial de 2007, el programa del Comité de Coordinación para la Refundación de la Cuarta Internacional, en su Congreso fundador en Buenos Aires, habló acerca del prospecto de la “latinoamericanización de Europa”. Algunos escépticos criticaron esa declaración por “catastrofista”. Mirando hacia atrás, después de una década, podemos ver que fue en realidad una subestimación. Todo el proyecto de la unificación de la Europa continental sobre bases capitalistas, bajo el mando de una Unión Europea que se extendiera hacia el este, después del colapso de la Unión Soviética y la absorción de los ex Estados soviéticos, ha fracasado miserablemente.
La bancarrota de Grecia en 2010 y los conflictos que le siguieron fueron solamente el preludio. Nosotros, en la EEK, hemos caracterizado a Grecia no solo como el eslabón más débil sino, principalmente, como el eslabón roto de la cadena UE/Eurozona. Nosotros insistimos, siguiendo la metáfora de Lenin en el caso de Rusia, que lo más importante fue el hecho de que la cadena en sí ha sido rota, no solo un eslabón. Seis años después este hecho ha sido probado: después de una serie de explosiones financieras, económicas y socio-políticas en Europa del sur, la crisis pega en el centro mismo con el Brexit dando el golpe mortal a este proyecto.
La Unión Europea se cae a pedazos. Tanto las causas como las implicaciones del proceso de desintegración de la UE son internacionales en su naturaleza. No es de Europa sino global la crisis sistémica y estructural del capitalismo en declive que alimenta las fuerzas centrífugas que destruyen la UE, produce polarización política y social, crisis de régimen, radicalización de los trabajadores, la juventud y los nuevos pobres, no solo en la periferia sino también en el centro mismo de Europa continental, en Francia. Simultáneamente esta misma fuente está detrás del peligroso levantamiento de las fuerzas nacionalistas, xenofóbicas, racistas y de extrema derecha, fascistas, de este a oeste, desde Sector Derecho en Ucrania, Jobbik en Hungría y Amanecer Dorado, nazi, en Grecia. También Alternativa para Alemania, el FPÖ en Austria, UKIP en Gran Bretaña o el Frente Nacional en Francia.
La actual convulsión francesa es un caso que necesita de especial estudio. Los últimos años e incluso meses, la agenda fue monopolizada por la política antiobrera del presidente “socialista” Hollande, el “irresistible” ascenso hacia el poder de la ultraderechista Marine Le Pen, del Frente Nacional, junto con el terrorismo jihadista y las “medidas de seguridad” draconianas de la policía. Pero desde marzo del 2016 hacia delante, inesperadamente para todos los escépticos y pesismistas en la izquierda “radical”, la clase trabajadora irrumpió en masa en la arena de la lucha de clases contra la ley anti-trabajo. Es el más importante movimiento proletario en un país imperialista en décadas, apoyado también por un movimiento masivo de jóvenes, que reviven las mejores tradiciones revolucionarias de Mayo de 1968.
El poder de la mafia bonapartista de Hollande, el primer ministro Valls y el ministro de Economía, Macron, asistidos directa o indirectamente por la derecha, los fascistas del FN, podrían hacer aprobar la ley antitrabajo extra parlamentariamente, con un gran costo político. Pero la guerra de clases no ha terminado: como los trabajadores franceses dicen en eslóganes y carteles en demostraciones masivas: “lo que el Estado de Poder impone, la batalla en las calles puede derrotar”. La clase trabajadora en Francia, como antes en Grecia o España, ha demostrado su capacidad de lucha, negada por el ambiente de derrota prevaleciente en Francia, Grecia, España o la izquierda europea como un todo. Pero la militancia no es suficiente. Lo que falta es una organización revolucionaria marxista, vinculada con las masas y armada con una estrategia y tácticas adecuadas, y un programa para intervenir en una emergente situación europea pre-revolucionaria.
El problema es que el prospecto de una revolución europea para acabar con la opresión imperialista de la UE está más viva en las pesadillas de las clases dominantes que en sus paralizados oponentes. No es solo reformismo, el cual está miserablemente corrupto con Syriza, y podemos añadir su cadáver a las ruinas de la socialdemocracia y el estalinismo. Es la tan llamada “extrema izquierda” también, la cual ha abandonado cualquier proyecto revolucionario, o sus auto proclamas como la secta milagrosa que salvará el mundo de los pecados, aunque es incapaz de proveer alguna alternativa real.
Creemos que todo esto no es una peculiaridad europea sino expresiones similares de las mismas tendencias manifestadas también en Latinoamérica, como las experiencias nacionalistas y centroizquierdistas agotadas, y la derecha intenta un regreso sin tener los medios económicos y políticos para derrotar a las masas. El golpe en Brasil, por ejemplo, es un ejemplo de primera importancia para los revolucionarios de todas partes. Muchos sectores de la izquierda o bien ignoraron el golpe del imperialismo yanqui en el nombre de la bancarrota moral y política del PT, o continúan siguiendo a la izquierda y al centroizquierda nacionalistas, quizás en nuevas formas, a pesar de su obvia bancarrota histórica. La división de un partido como el PSTU en Brasil no resulta una sorpresa sino más bien un caso de ejemplo de tal impasse autodestructivo.
Todas estas experiencias en Latinoamérica, incluyendo nuestra experiencia de la desastrosa capitulación de Syriza ante la UE, el FMI y el capitalismo griego deben ser tratados, para usar las palabras de Trotsky, como “experiencias estratégicas” para esbozar lecciones para una lucha por el poder de los trabajadores y el socialismo en las condiciones históricas del mundo de hoy. Una de las lecciones más importantes es la necesidad de independencia política de la clase trabajadora de todas las formas de política burguesa, gobiernos y Estado burgués.
Ahora, en Grecia, el EEK hace campaña por una Conferencia Nacional independiente de todas las organizaciones, colectividades y partidos de la clase trabajadora y movimiento popular para discutir, elaborar y promover una alternativa, un camino socialista para salir de la crisis y un plan de acción. La responsabilidad cae no solo en los miembros de nuestro partido sino también en toda la izquierda revolucionaria, contra toda tentación fatídica de autoproclamación, de revivir Syriza o un sustituto nacionalista izquierdista del mismo.
Nuestro único camino hacia delante es la lucha internacional por el poder de los trabajadores y la unificación socialista de Europa, desde Lisboa hasta Vladivostok. Y sabemos muy bien que no hay camino nacional hacia el socialismo, como proclaman los burócratas y nacionalistas de toda clase. Necesitamos una revolución socialista internacional, y por ende, una real y combativa Internacional revolucionaria de los trabajadores. la cual no puede ser el resultado de ninguna autoproclamación sectaria o combinación de sectas o remanentes de ellas.
Las fuerzas y movimientos revolucionarios se elevan en formas varias y a menudo muy contradictorias, llevadas por la crisis capitalista mundial; debemos tener una fuerte, clara orientación hacia ellas, un diálogo constante, paciente y fraternal, un diálogo de principios para constituir frentes únicos de acción para enfrentar los problemas clave de la lucha social, nacionales e internacionales, para elaborar la alternativa revolucionaria necesaria. Con ese espíritu la EEK con sus camaradas internacionaistas ha organizado hasta ahora tres conferencias euro-mediterráneas en Atenas (2013, 2014 y 2015) y ha tenido un papel vital en la conferencia centro-este-europea en Wroclaw, Polonia.
Estamos seguros de que su conferencia latinoamericana en Montevideo será un paso más hacia esa dirección.
Larga vida al proletariado internacional!
Hasta la victoria siempre!