Con la excusa de la pandemia, las patronales han enviado 170 mil trabajadores al seguro de paro. La OIT, antes que estallara las crisis a nivel global por el coronavirus, advertía sobre el desempleo alarmante que sufrimos los jóvenes en América Latina y, que quienes conseguían trabajo, quedaban sometidos a la precariedad y flexibilización más cruda. Esta situación tiende a empeorar, y la cifra se eleva en la medida que vencen los seguros de paro especiales.
A la vez que el gobierno se vuelve el campeón mundial del achique y el recorte del gasto, como ya lo hace con la Udelar, Ciencia y Tecnología y hasta la salud pública, que deberá absorber a una masa cada vez mayor de usuarios expulsados del sistema privado. Al mismo tiempo, se prepara un presupuesto en que se refuerzan las partidas para el ministerio del Interior y las Fuerzas Armadas.
Mientras la derecha se envalentona y marca la agenda, como la campaña de Manini Rios para imponer el punto final en relación a los crímenes de lesa humanidad, el FA subordina todo a las elecciones departamentales (que no van a resolver nada) y su acción parlamentaria, donde, por otro lado, no ha parado de hacerle la segunda a los multi-derechistas: aprobación de media LUC, venias a los directores de los entes (incluidos los de Cabildo Abierto). El gobierno mantiene la iniciativa no por sus fortalezas sino por la postración de la oposición constructiva que solo propone como “salida” votarlos a ellos dentro de cuatro años y mientras tanta, esperar y aguantar.
El contexto en que se da este 14 de agosto es el de una crisis sanitaria a nivel mundial que se sumó a una crisis precedente en nuestro continente, en la que se destaca la rebelión del pueblo chileno, en especial su juventud, contra la herencia pinochetista y el régimen de privatizaciones, y la del pueblo negro en el nido mismo del imperialismo yanqui, sublevados contra la brutalidad policial y estimulados por un desborde de la pandemia que tiene a EEUU en el tope del ranking de contagios y muertes. Ni el gobierno ni las fuerzas que se asocian de una u otra forma a él pueden ofrecer una salida a la crisis, ni van a traer soluciones, sino a agravar las condiciones de vida populares.
Luego del fracaso de los gobiernos mal llamados progresistas, la derecha volvió al gobierno en varios países y mostró su rostro reaccionario y su incapacidad para abrir una salida. Los ejemplos más claros son la Argentina de Macri y el Brasil de Bolsonaro. Lacalle va camino a ser un nuevo Macri.
Llamamos a impulsar la movilización popular, como se ha venido haciendo, sin esperar el llamado de los dirigentes que firman la rebaja salarial y pactan con el gobierno. Para que la crisis no la paguen los trabajadores sino los capitalistas, es necesario organizar la respuesta de la clase obrera, la juventud activista de los gremios estudiantiles y el pueblo que se nuclea en las ollas populares, con total independencia de clase frente a las distintas variantes burguesas y fondomonetaristas.
La crisis capitalista expone y multiplica las contradicciones interburguesas, en un período en que la desesperación y la furia de los explotados tiende a expresarse en explosiones y levantamientos, que preparan un período de perspectivas revolucionarias.
Como la juventud chilena, necesitamos una primera línea para hacer frente a la guerra de clases que nos declaran los alcahuetes de Trump.
Otro 14 de agosto, recordamos a los mártires estudiantiles quienes fueron asesinados por defender sus reivindicaciones y las de la clase trabajadora en las calles. Creían en transformar la realidad, en acabar con las injusticias del régimen capitalista y en la importancia de su participación para transformar la realidad. Los recordamos levantando sus banderas y manteniendo vivos sus ideales.
Presupuesto para la educación pública. 6% del PBI.
Abajo la LUC y el gatillo fácil.
No a la precarización laboral. Trabajo genuino para la juventud.
14 de agosto, 2020
PARTIDO DE LOS TRABAJADORES