En la mañana de hoy fue encontrado muerto un joven de 31 años en situación de calle. Había pedido ingreso en un refugio durante la noche del miércoles, particularmente gélida y ventosa. “Un hombre fue a un refugio, no había lugar y murió en la calle” dice el Observador. A las 21 horas habría pedido ingresar a uno ubicado en el centro. Lo siguiente fue que se lo llevo la policía, quien lo habría liberado en la calle sobre las 23 horas. El nombre no aparece en ninguno de los principales portales de noticias.
Dicen si, que los refugios estaban hasta las manos por la alerta naranja, lo cual retrata un panorama que los jerarcas de gobierno intentan minimizar cuando no ocultar directamente en sus incursiones mediáticas. La directora de Vulnerabilidad del Mides Fernanda Auersperg dijo “En este caso llegamos tarde. No pudimos darle la respuesta”. Mentira, se la dieron, le mandaron la policía, esa fue la solución del Estado. Sobre todo, deja en evidencia la incapacidad para articular no ya una política sino al menos un relato. El latiguillo sobre las personas en situación de calle es que “no quieren ir a los refugios”, pero cuando estos solicitan ingresar “no hay cupos”. Las ráfagas de viento vinieron para tirar abajo esta impostura.
Mientras tanto la bancada de legisladores del FA hizo un pedido de informes: “Los legisladores frenteamplistas quieren saber si el Mides dispuso una investigación administrativa “o algún otro procedimiento disciplinario” por este hecho y cuáles son “las medidas adoptadas cuando un individuo no acepta ir a un refugio”. Pero justamente, el hombre no se negaba a ir a un refugio, estaba intentando encontrar uno ante la crudeza climática, la respuesta fue que se lo llevara la policía y lo dejara en la calle a una hora aun mas inadecuada.
El invierno, que apenas comenzó, desnudó la ficción de toda la verborrea inconducente de Bartol, el ministro de desarrollo social, una suerte de gurú religioso de la autoayuda. También de otra ficción, la de la oposición trucha, que eleva cuestionarios preguntando cuantas plazas hay en los refugios pero que fue incapaz luego de gobernar 15 años de superar los “planes de invierno” que no pasaban de darle una taza de sopa y una frazada.
Aunque la autopsia diga que fue hipotermia, en verdad lo ha asesinado una organización social que no puede colocar al pueblo a salvo de la intemperie, del frío y de la muerte.
Para defender la vida hay que terminar con el capitalismo en decadencia.