Después de las internas

No pasaron ni 48 horas desde que se conocieran los resultados de las internas para que se desplegara en el oficialismo una verdadera guerra fría por el cargo a la vicepresidencia.

Con poco mas de 250 mil votos, muy por debajo de los 490 mil de las internas de hace diez años y casi cincuenta mil menos que en las de 2014 cuando Vázquez derrotó a Constanza Moreira en una competencia entre dos. La elección para el Frente Amplio puede ser calificada como derrota sin mediatintas. El retroceso en términos absolutos de votos se produce en una competencia con cuatro candidatos que buscaba hacer más atractiva la elección. Si a ello sumamos el desempeño de los principales partidos opositores: Los colorados aumentaron 50% sus votos respecto a 2014 y los blancos un 18%.

Con una participación que araña el 40% del padrón electoral es la interna con más participación desde que se realizan. El dato no hace más que agravar la debacle de la fuerza de gobierno que retrocedió en todas partes en especial en la capital, único departamento en que se impuso a los blancos, pero apenas por doce mil votos.

La victoria de Martínez aún debe romper la resistencia del MPP y el PCU que se presentaron divididos pero que juntos cosecharon mas votos que el intendente. Las listas del MPP y la 1001 del PCU fueron las más votadas, pero Martínez se benefició de un verdadero festival de listas colectoras que duplicaron en número a las de sus adversarios. Es por eso que si bien la lista 90 del partido socialista fue tercera quedó hasta cierto punto disimulado por la cifra que sumaron las más de doscientas ochenta listas que apoyaron la candidatura de Martínez a nivel nacional.

Varios observadores, incluidos los del campo oficialista, habían advertido que el “exceso de unitarismo” llevaba a una situación en la que hubiera sido lo mismo tener un solo candidato. Este espejismo se hizo añicos con el canibalismo que se viene desenvolviendo entre los sectores por el segundo lugar de la formula. El hecho de que todos hagan hincapié en que debe ser una mujer quien se quede con la candidatura a la vicepresidencia es esclarecedor. Señalan que la paridad en la formula la “decidió el congreso” pero ya antes hemos visto como se malversaban o incumplían resoluciones de esa instancia, en el fondo es la necesidad de competir con Lacalle que con un golpe de mano nombró a Beatriz Argimón como vice la misma noche de las internas.

El problema del oficialismo, sin embargo, no es de timing sino político. Sucede que la interna del FA no dejó a un ganador tan claro como en la del Partido Nacional. Las diferentes camarillas hicieron una campaña de “guante blanco” pero ahora se sacan los ojos por las diferentes cajas.

Oposición de derecha

El Partido Nacional fue el gran triunfador. Lacalle Pou al que ninguna encuesta ponía en duda reunió 240 mil votos (apenas diez mil menos que todo el frente amplio). Esto se debe a dos grandes razones: una de ellas producto de lo que los medios denominaban “efecto Sartori”, un candidato desconocido que a fuerza de puñados de dólares, apariciones mediáticas con fuertes dosis de demagogia y una estructura clientelar pescada (comprada) del propio partido nacional (Verónica Alonso) como de otras fuerzas de derecha; colorados pero sobre todo de Novick, que también había armado su partido de la Gente a golpe de talonario, partido que en gran parte fue desbaratado por el multimillonario de pasado oscuro y negocios aún mas dudosos.

La otra razón que explica la elección de los blancos es la necesidad que tiene de transformar las internas en un turno adelantado de la elección de octubre. Estos números los necesita para instalar un clima triunfal, montar un escenario donde arrolla al oficialismo en las urnas y proyectar esa imagen hacia las generales en tres meses. El resucitado partido colorado también viene a abonar en este terreno pues tanto Sanguinetti como Talvi hablan de un futuro gobierno de coalición, en el que el fiel de la balanza es él mismo partido colorado.

Una mención aparte merece el desempeño de Cabildo Abierto. La formación encabezada por Manini Ríos, ex comandante en jefe del ejército obtuvo casi 50 mil votos. Lo mas llamativo es que este partido no tenía competencia interna, no tiene estructura (al menos la tradicional) y tampoco lideres reconocidos más allá del propio Manini. Según Botinelli “No era una figura que estuviera en el espectro político aunque tenía una exposición mediática importante”, la exposición mediática a la que hacer referencia el analista no es otra que la que le dio el propio gobierno, que lo transformo en un catalizador de los elementos retrógrados que anidaban en la oposición tradicional e incluso en el propio oficialismo: “El excomandante en jefe pescó otros votos en la pecera en la que antes estaba Edgardo Novick, del Partido de la Gente, y, en menor medida, le restó votos al Espacio 609, en el Frente Amplio..” (Ecos)

Las exhortaciones de los espadachines del gobierno advirtiendo sobre la proyección del bolsonarismo que significaría la irrupción de Cabildo Abierto deja por el camino que Manini no podría existir sin la política llevada adelante por una década y media de gobierno del FA. La cobardía y las componendas con los violadores de los derechos humanos, el boicot a la investigación de los crímenes, la protección de los torturadores, el sabotaje a la papeleta rosada, en fin, el pacto de impunidad con los milicos son los que beneficiaron el clima para el surgimiento de los Manini. Los que convocan a cerrar filas junto a los que pusieron a Huidobro de ministro de defensa no tienen autoridad ni política ni moral para indicarle a nadie como combatir a la derecha, derecha a la que ellos refuerzan permanentemente.

Izquierda

El Partido de los trabajadores superó el piso proscriptivo de 500 votos en el último minuto con más del 90% de las mesas escrutadas. La campaña que desarrollamos tuvo serias limitaciones incluso comparada con nosotros mismo. Pudimos presentar hoja de votación en 12 de los 19 departamentos, pero por problemas organizativos que no pudimos sortear sólo llegamos efectivamente a votantes de 10 departamentos, es decir, la mitad del territorio.

A pesar de que asistimos a un paro general de 24 horas sólo cinco días antes de la interna, el mismo pasó sin pena ni gloria. Existe en este país una burocracia sindical especialmente pérfida, con una aguada consciencia de la situación de las clases y sus diferentes capas.  Resulta muy claro que la dirigencia adicta al gobierno prepara el terreno para un llamado a votar al Frente Amplio, pero tomando precauciones por adelantado para aparecer como “independiente” mas no “indiferente”. La burocracia no anunció medidas contra el desmantelamiento de Montevideo gas ni contra los 300 despidos de la Curtiembre Zenda, es decir, que fue una pirueta. Las burocracias muchas veces se ven obligadas a emprender acciones que no desean, para mostrarse “vivas”. Lo hacen a su manera, en este caso con un paro inocuo, sin movilización, sin plataforma, sin continuidad.

En este clima de despidos e incertidumbre en el movimiento obrero nos debimos mover quienes entendemos la participación de la izquierda revolucionaria en las elecciones.

Por otro lado, la atomización política fue la más alta en décadas, con 15 lemas electorales y 28 precandidatos a presidente.

La Unidad Popular, en la que intervienen 4 grupos y que se presenta como alternativa por fuera del FA obtuvo poco más de cuatro mil votos, perdiendo unos mil respecto a las elecciones de hace 5 años. La principal fuerza de esta mini-coalición es chavista, y la característica que los une es el planteo de reformas puntuales vehiculizadas a través de negociaciones parlamentarias.  Otras fuerzas con una impronta mas ecologista que también podrían ser consideradas dentro de una izquierda más liquida (en realidad es una pequeño burguesía fantasiosa lanzada a la política) obtuvieron votaciones similares, aunque gozaron de las preferencias mediáticas que el PT no tuvo ni por cerca.

El PT busca ser parte de la reflexión política de los explotados. No disimula sus carencias, defendemos lo obtenido a brazo partido en un marco extremadamente complejo, sin un aparato político, sin caja, con un cerrojo mediático que aún no hemos logrado romper y que debemos perforar de aquí a las generales de octubre, donde nos ganamos el derecho a estar en base a una agitación política de delimitación con la izquierda pasada completamente al estado burgués, proimperialista y anti obrera. Así como también de la izquierda lanzada a una carrera desenfrenada con eslóganes propios de su carácter de maquinaria electoral, con sus veleidades de justicia social y su moralina anti corrupción que delatan al arribista político.

A pesar de la modestia de nuestros números el hecho de superar el piso proscriptivo indica que un sector de trabajadores logró sortear toda una serie de maniobras y obstáculos que fueron colocándose en su camino.

Vamos a octubre, donde tendremos presencia en los 19 departamentos, llamando a los trabajadores a organizarse en oposición a todas las variantes capitalistas. Todas las consignas, todas las luchas, todos los eslóganes deben plantear imperiosamente la organización política autónoma de los trabajadores.

El eje de nuestra campaña es POR UNA ALTERNATIVA POLÍTICA DE LA CLASE OBRERA.

¡Adelante compañeros!

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Author: Camilo Marquez