Luego de un sinfín de amenazas de abandonar el gobierno, ayer por la noche Cabildo Abierto anunció en conferencia de prensa que se mantenían dentro de la coalición y que ocuparan todos los cargos que le corresponden por el acuerdo original. Muchos observadores evaluaron que una posibilidad intermedia era que Cabildo dejara vacante la cartera de Vivienda en señal de protesta, aunque sin retirarse de otros lugares de jerarquía que ocupa en la administración. La especulación duró poco. Manini Ríos confirmó en la jornada de hoy que el puesto será ocupado por Raul Lozano, quien se desempeñaba como senador suplantando precisamente a Irene Moreira, la ministra cesada.
Según la información disponible de los 16 miembros que tiene la mesa política de CA solo dos manifestaron que había que abandonar el gobierno: el senador Domenech y el diputado Rodrigo Albernaz. La mesa política cumple a todos los efectos, un rol de dirección. El cien por ciento de sus miembros están allí por ocupar algún cargo en el poder ejecutivo o legislativo, lo que demuestra que es una formación política netamente integrada al estado. Los cálculos durante el fin de semana giraban entorno a retirarse y perder el financiamiento que ingresa de esos puestos y sus asesores o quedarse después de alimentar la idea de que no tolerarían que el presidente cesara a Irene Moreira. Como decíamos en otro análisis, aceptar la salida de Moreira y nombrar un reemplazante significaba admitir que la adjudicación directa de viviendas a militantes de Cabildo Abierto constituía una irregularidad. En este caso se iba buena parte de la credibilidad de este partido que pretende presentarse como distinto a todos los demás, en especial en sus prácticas y su “honestidad”. Esta crisis da con tierra con ese alarde y lo desnuda como una capilla que pone por encima de todo la supervivencia de su aparato: “Uno de los presentes [en la conferencia] dijo que el hecho de salir del grupo de Gobierno (…) implicaba dejar a “mucha gente sin trabajo” (Montevideo Portal 9/5).
Domenech, uno de los que votó por abandonar el gobierno manifestó “yo entiendo que es bueno en este momento que CA tenga una actitud distinta a la de los otros partidos que componen la coalición porque es evidente que somos un partido diferente, con un objetivo diferente” Domenech ofende la inteligencia, pero entre tanta impostura dice algo serio: “Diría que mientras los restantes partidos tienen una enorme confianza en estas teorías del derrame, el malla oro, una gran confianza en que van a venir inversores del extranjero y que las inversiones van a generar trabajo y prosperidad, nosotros vemos que esta teoría y práctica que se viene llegando no ha dado los resultados esperados”. (Idem anterior) El planteo tiene una inadvertida caracterización política, que Domenech y Cabildo Abierto no puedan ofrecer una alternativa al callejón sin salida de Blancos y colorados queda demostrado por que fueron incapaces de proceder a una ruptura con ese callejón.
Cabildo Abierto no le ha arrancado a blancos y colorados ni una sola de sus demandas, como la de un ámbito de negociación que funcione de contrapeso al método bonapartista de gobierno implementado por Lacalle Pou. Tampoco existe un compromiso en el parlamento para aprobar alguno de sus proyectos de ley, al grado de que uno de los puntos de la resolución leída por Manini Rios ayer amenaza (otra vez) con lanzar una campaña de recolección de firmas que aborde el problema de los deudores irrecuperables y las personas en el clearing antes de que culmine mayo. Pasando raya, CA abandonó todas sus posiciones sin cosechar ningún objetivo político a cambio. O más coloquialmente, se fue al mazo. Quedó muy mal parado ante su base y con lo que todo indica es el comienzo de una incipiente crisis interna. Como lanzó el ministro de trabajo Pablo Mieres la noticia es que CA “acató el pedido de renuncia del presidente” (el Observador). Recula después de prácticamente prometer el escarmiento exclusivamente para mantener la caja, lo que nos lleva al punto de partida.
El comportamiento inconsistente y sinuoso de Manini, como era previsible, alborotó el avispero. El director de Ancap por ese partido José Luis Alonso desafió a sus propios camaradas y dijo que no iba a retirarse de su lugar en el ente. Antes había criticado a la ministra por no acatar el pedido de renuncia que se le exigía desde presidencia. Otras figuras también buscan tomar distancia de Moreira. El diputado Sebastian Cal dijo no compartir el procedimiento utilizado para adjudicar casas, y agregó que configuraba una injusticia para con otras familias.
El anuncio de una campaña para “salvar” a los deudores que se encuentran en el clearing incluso por medio de un plebiscito si su propuesta naufragara en el parlamento es puro engaño.
Manini Rios y su tropa son un fraude, estamos en presencia de arribistas a tiempo completo. Es la misma gente que acaba de votar la estafa jubilatoria, que obliga a trabajar más años para ganar menos. No constituye ninguna salida, por eso lo que aparecía como un acto de ruptura y rebeldía política se volvió uno de acomodo, pero con una variación, la fragmentación política es inédita.
El Frente Amplio se ha pronunciado por la “gobernabilidad”. Fernando Pereira se ha limitado a responder que en el caso de Moreira “se ha violentado la ley”. Como medida más osada la bancada del FA baraja una posible denuncia penal contra Moreira por abuso innominado de funciones. Esto es aire para el gobierno bajo un ropaje pseudo opositor.
La tormenta desatada aún promete nuevos capítulos. La crisis capitalista expone y multiplica las contradicciones interburguesas, en un período en que la desesperación y la furia de los explotados tiende a expresarse en grandes movilizaciones no solo sin la participación de las direcciones oficiales del movimiento obrero sino también contra ella. La tarea urgente es la de poner en pie una alternativa política de los trabajadores, que explote todas estas crisis que seguirán explotando periódicamente.
