Publicado el jueves 17 de marzo en el semanario Voces
Mientras estas líneas se redactan, el gobierno anuncia un incremento del precio de la leche por medio de un decreto. Al aumento de combustibles se sumó el de las legumbres y hortalizas (20%) la carne acumula desde enero un alza del 25%, al que hay que agregar los gastos en enseñanza con el inicio de cursos. Este combo volvió a disparar la inflación en febrero que ya venía en ascenso en el mes de enero, cerrando en 8,85%. “El Índice de Precios al Consumo tuvo otro avance en el segundo mes del año y quedó lejos del rango meta del Banco Central” (Bloomberg 4/3)
Los medios informan que desde la cabeza del gobierno ya se analizan “mecanismos” para contener los aumentos, aunque se descarta el control de los precios. Hace tan sólo una semana el presidente afirmaba en el parlamento, en su discurso de rendición de cuentas del 2021, que este año estaría pautado por la “recuperación” de la economía y el empleo. Este curioso tono triunfalista duró un suspiro. Las organizaciones de jubilados denuncian que dos meses vastaron para evaporar el 50% del ajuste a sus pasividades. “Uruguay tiene chance de abrirse al mundo y que le vaya bien”, resaltó el presidente sobre el final de su discurso. Los avatares políticos y económicos mandaron estos buenos deseos al demonio. En contrapartida Lacalle se ve en la obligación de atajar la suba de los alimentos de la canasta básica y de disipar temores sobre un hipotético control de precios. Los industriales reclaman por el aumento de los costos fijos (energía) y pretenden la exoneración de aportes patronales por un año, para evitar “trasladar” a precios. Fue el planteo de la Cámara Industrial de Alimentos Envasados que se reunió esta semana con autoridades del ministerio de economía y finanzas. En realidad, es una extorción y una amenaza ya consumada, porque el traslado ya se produjo a inicios de marzo.
La guerra en Ucrania ha producido un aumento extraordinario del precio del trigo, que trepó casi un 50% en dos semanas, alcanzando los 475 dólares la tonelada en el mercado de referencia de Chicago. Panaderos prevén un aumento de 20% para los próximos días. Un incremento en carambola de precios no es un asunto menor, mucho menos si en la ecuación figuran el pan y la leche. Aludir a la guerra para justificarlos, en boca del presidente y ministros es un arma de doble filo. Sucede que para los países productores de alimentos de América Latina el conflicto que resumiremos como Ruso-Ucraniano supone también la perspectiva de nuevos beneficios. Un alza de los precios de las materias primas en los mercados internacionales favorecería a los exportadores, sobre todo a los de carne y soja.
El aumento desbocado de precios y la creciente inflación están horadando la capacidad del gobierno para satisfacer, no ya a quienes viven de un salario, sino incluso a su propia base social. La Confederación de Cámaras Empresariales, la estructura donde confluyen, con excepción de la Cámara de Comercio, todas las gremiales empresariales de peso emplazó esta semana al gobierno a salir del letargo. El Observador titula sin rodeos “Empresarios dicen que el país “está paralizado” por el referéndum y reclaman que el gobierno “acelere a fondo” en reformas” (14/03). El empantanamiento exaspera a todas las clases.
Los analistas privados califican la inflación proyectada por el BCU de entre 3% y 6% al cierre de 2022, de “dificultoso” a “imposible”. No se han reafirmado esas metas de inflación por parte del oficialismo, mientras los analistas ya establecieron que estará por encima del 8%. El silencio del gobierno recalca el impasse de las fuerzas gobernantes.
A todo lo antes señalado hay que incorporar la recta final de la campaña, que ha producido choques encendidos entre el oficialismo y el FA. Esta virulencia in crescendo refleja distorsionadamente la polarización social real que cobra mayor cuerpo por abajo. El triunfo del SI extendería un certificado prematuro de muerte al gobierno. La elección del 27 se encuentra cruzada, a su vez, por la crisis alimentaria que es una crisis internacional con diagnostico de malo a grave.
La consigna es: salario que cubra el costo de la canasta familiar, indexado mensualmente, para ello, votar SI y preparar la huelga general.