Se han cumplido seis meses de agresión por parte de Israel sobre la Franja de Gaza. Los muertos palestinos superan largo los 30 mil. Israel sostiene que no podrá fin a la ofensiva hasta que queden libres todos los rehenes que Hamas tomó en el ataque relámpago del 7 de octubre. De las 133 personas que Israel sostiene que el grupo armado mantiene retenidas, se habla de que unas 40 serían liberadas en el marco de las negociaciones que se llevan a cabo con la mediación de Egipto y Qatar: “Hamas quiere que cualquier acuerdo asegure el fin de la ofensiva militar israelí, la retirada de las fuerzas israelíes de Gaza y permita a los desplazados regresar a sus hogares en este pequeño y densamente poblado enclave.” (Reuters 9/4) Aunque este domingo Israel ha retirado tropas “inesperadamente” de la ciudad de Khan Younis, ciudad vecina con Rafah en el sur de Gaza, un fin de las operaciones aparece como una posibilidad remota. “Con alrededor del 55% de los edificios de la ciudad destruidos o dañados, para muchos que regresaban a sus barrios en la segunda ciudad más grande de Gaza la experiencia fue emocionalmente demoledora” (The Guardian).
“Esperábamos encontrar la casa o sus restos o sacar algo de ella para cubrirnos”, dijo a la AFP Qandil, de 46 años, uno de los que habían regresado a Jan Yunis. “No encontramos la casa.”.
Este repliegue del ejército dejó perplejos a los observadores, toda vez que la presencia allí tenía por objetivo presionar con una inminente invasión terrestre de Rafah, señalado como el “último” bastión de Hamas, donde se apiña más de la mitad de la población gazatí. El ala más derechista del gabinete de Netanyahu, encabezada por Itamar Ben-Gvir, ha protestado por esta retirada y reclamado que se avance sobre Rafah: “Netanyahu pareció apaciguar esos sentimientos el lunes, diciendo que se había fijado una fecha para la invasión pero no dio más detalles.” (The Guardian).
“Los críticos del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirman que está contento con continuar la guerra a una intensidad y un ritmo mucho menores para prolongar el conflicto y su propia supervivencia política.” (ídem). Mientras tanto desde El Cairo donde se llevan a cabo las negociaciones las noticias son contradictorias. Desde que se han logrado avances hasta que las conversaciones se encuentran estancadas: “No hay ningún cambio en la posición de la ocupación y, por lo tanto, no hay nada nuevo en las conversaciones de El Cairo”, dijo a Reuters el funcionario de Hamas.
Del hambre a la Inteligencia Artificial
Esta semana se conoció la existencia y utilización por parte de Israel de un programa llamado “Lavender” (Lavanda), el cual utiliza inteligencia artificial para identificar objetivos en Gaza. La investigación, publicada por +972 Magazine y Local Call afirma que en los primeros días de ataque el ejército israelí dependió casi por completo de Lavender “Este algorítmico “determinó 37,000 palestinos como presuntos milicianos de Hamas, convirtiéndoles tanto a ellos como a sus residencias en objetivos militares” (Newsweek).
El diario israelí Sicha Mekomit (llamado en su versión en inglés +972) se basó en fuentes de inteligencia para su investigación. Señala que “los soldados adoptaron sin cuestionarse las ‘listas de matar’ recomendadas por el sistema de inteligencia artificial. Una vez los nombres eran sugeridos, el personal humano dedicaba unos ’20 segundos’ a cada objetivo antes de autorizar un bombardeo.
El algoritmo conlleva un margen de error en aproximadamente 10 por ciento de los casos. Ello significa que ocasionalmente puede incriminar “a personas que tienen simplemente una conexión vaga con grupos militantes, o ninguna conexión en absoluto” (ídem).
En las primeras semanas de guerra, según dos fuentes citadas en anonimato por la investigación, “el ejército decidió que el ataque contra cualquier joven agente de Hamas señalado por “Lavender” podría ocasionar la muerte de entre 15 o 20 civiles, un ratio de no combatiente sin precedentes”.
Otra arma de guerra utilizada a fondo por el sionismo es el hambre. El ataque perpetrado contra la ONG World Central Kitchen que asesinó a siete cooperantes luego de bombardear la zona donde estos voluntarios descargaban alimento para la población palestina no puede entenderse como un error de cálculo. La ONG anunció la suspensión de sus actividades por no contar con garantías para sus trabajadores y tras ella otras que cumplen la misma función. Esto en un marco en donde la ayuda llega con cuentagotas debido a las restricciones severísimas que pone Israel. “Según un comunicado de la ONU del 20 de marzo, en las dos primeras semanas del mes pasado, Israel solo dio permiso para entrar en el norte de la Franja a 11 de los 24 convoyes con alimentos que las organizaciones internacionales trataron de introducir en esa región. El resto “fueron denegados o aplazados”. Entre los vehículos que obtuvieron esa autorización, varios pertenecían a WCK.” (El País de Madrid, 5/4).
Naciones Unidas calcula que en el norte de Gaza subsisten a duras penas 300.000 personas, de las que al menos 210.000 están a punto de sufrir una hambruna o la sufren ya. Vídeos divulgados en redes sociales y periodistas palestinos han mostrado a sus habitantes preparando sopas con hierba o fabricando pan con pienso para animales, que, en algunos casos, es tóxico para los seres humanos.
El 25 de marzo, las autoridades israelíes vetaron la entrada de los camiones de la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA). Afectando especialmente a quienes viven más arriba del río Gaza, que parte la Franja en dos, que se vieron privados del reparto de harina de la agencia, del que se beneficiaban más de 1.800.000 gazatíes. Los alimentos distribuidos por UNRWA representaban el 50% de toda la comida que llegaba al norte, según la ONU.
Con la agencia sin posibilidad de acceder a la mitad de Gaza, el papel asumido por organizaciones que reparten alimentos como WCK había ido adquiriendo un peso crucial. En Gaza quedan aún una veintena de ONGs internacionales, pero la ayuda alimentaria de WCK, y de la UNRWA son difícilmente reemplazables, aseguran observadores sobre el terreno.
La semana pasada, el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU dictó nuevas medidas cautelares contra Israel, instándole a permitir “sin demora” la entrada de ayuda humanitaria a Gaza, incluyendo la comida. “Acatar esa orden en lo material sería fácil, si no fuera porque Israel sigue haciendo caso omiso de peticiones de ese tipo, que las organizaciones internacionales no dejan de reclamarle” (Idem).
La agencia de la ONU Programa Mundial de Alimentos, ha reiterado en varias ocasiones que dispone de reservas suficientes para dar de comer sin problemas a los más de dos millones de gazatíes, una vez que Israel abra las puertas del enclave palestino ocupado. No se trata de un problema de recursos, sino de una política deliberada para someter a un pueblo entero al hambre, mientras se lo sitia y asesina con tecnología de punta.
Netanyahu
Israel bombardeó el pasado primero de abril la embajada de Irán en Siria, en lo que fue leído como una abierta provocación contra Teherán. El bombardeo asesinó a un alto comandante de la Fuerza Quds, el brazo de Operaciones en el extranjero de la Guardia Revolucionaria Iraní. “No hacemos comentarios sobre noticias publicadas en la prensa extranjera”, dijo un portavoz militar (Deutsche Welle). Israel acude a una estrategia de ambigüedad donde no se adjudica el ataque, pero tampoco lo niega. Tel Aviv se encuentra en una crisis severa, golpeado internacionalmente por la brutalidad de sus ataques contra Gaza y chocando públicamente con su socio más cercano, nada menos que Estado Unidos. En este escenario, no es arriesgada la hipótesis de que Netanyahu aspira a una escalada regional del conflicto como forma de sobrevivir políticamente.
“Creo que lo que está haciendo es un error. No estoy de acuerdo con su enfoque”, dijo en una entrevista Biden refiriéndose a Netanyahu. “La semana pasada advirtió que el apoyo continuo de Estados Unidos a la guerra dependía de que Israel permitiera la entrada de más alimentos y medicinas.” (BBC 10/4).
En vísperas de un nuevo día internacional de los trabajadores, movilicemonos en todo el mundo contra el genocidio sionista y en apoyo al pueblo palestino. Enterremos el sanguinario régimen del capital.