Movilización mundial contra la bestia sionista
Israel lleva asesinados más de 28 mil palestinos según el ministerio de salud de Gaza, la enorme mayoría mujeres y niños. El objetivo repetido una y otra vez por Netanyahu el primer ministro de Israel es el de exterminar a Hamas, el grupo armado que lidera la resistencia palestina en los territorios ocupados, y que gobernaba en Gaza, arrasada por la maquinaria de guerra sionista que se ha visto reducida a escombros. Al momento de redactar esta nota 1.7 millones de palestinos se encuentran concentrados en Rafah, al sur de la Franja. El hacinamiento ha producido brotes de cólera y hepatitis, el agua y la comida escasea. Con este panorama Israel ha anunciado una operación de gran escala sobre Rafah, algo que no cuenta con apoyo internacional ni siquiera de sus aliados más cercanos. Biden ha declarado que no va a respaldar: “La Casa Blanca está desconcertada. Quiere que Israel lleve a cabo sólo operaciones selectivas”. Es una expresión de la crisis que ha desatado el genocidio sionista, que se suma a las condenas y los llamados a númerosos alto al fuego que naufragan en el consejo de seguridad de la ONU por el veto que le impone el propio imperialismo yanqui.
Crece la oposición a Netanyahu
Hamas y sus combatientes aliados tomaron como rehenes a más de 250 personas el 7 de octubre pasado. Más de 100 fueron liberados a cambio de unos 200 palestinos detenidos durante una pausa en los combates en noviembre. Las autoridades israelíes creen que más de 100 rehenes permanecen en Gaza. Se venían entablando negociaciones para la liberación de los restantes detenidos, pero esta semana el primer ministro dio la orden de interrumpir las conversaciones provocando “la furia de los familiares”, informa The Washington Post el 17/2: “Netanyahu sacó al equipo de Israel de las negociaciones de alto el fuego en El Cairo el miércoles” (Ídem)
“Miles de personas salieron a pesar de las fuertes lluvias y los vientos fríos durante el fin de semana. Netanyahu ha visto caer su apoyo a mínimos históricos a medida que los ciudadanos lo responsabilizan cada vez más de las políticas que permitieron a Hamas prosperar y del colapso de la inteligencia y la seguridad que permitió a los militantes liderar el ataque del 7 de octubre.” (ídem)
Detengamos el genocidio
Egipto ha fortificado su frontera con Rafah y bloquea el paso de palestinos a su territorio. Las condiciones de los desplazados es deplorable: “Lucharemos hasta la victoria completa, y eso incluye una acción poderosa también en Rafah (…) La victoria total contra Hamas”.
Dentro de propio gabinete de guerra sionista desafían estas ambiciones “Creen que Israel nunca podrá erradicar por completo a Hamas. Pero está infligiendo daños incalculables a los civiles y ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes en su escala y velocidad combinadas” (The Washington Post).
Israel es antes que nada, un enclave militar del imperialismo yanqui. Que Estados Unidos circunstancialmente exhiba esta o aquella discrepancia no lo exonera de nada, peleas hay en todas las familias.
Ahora la amenaza contra la población civil en Rafah debe ser un poderoso factor de movilización mundial: “si para el Ramadán nuestros rehenes no están en casa, los combates continuarán en todas partes, incluida la zona de Rafah” dice el gobierno israelí (Deutsche Welle). Se trata del mes sagrado musulmán que deberá comenzar el 10 de marzo. El sionismo le ha puesto fecha a su próxima carnicería.
En todo el mundo se masifican las demostraciones contra la masacre en Gaza. En Uruguay el gobierno se ha alineado completamente con los yanquis y ha votado en dos ocasiones en la ONU en oposición a un alto al fuego humanitario. La oposición frenteamplista ni siquiera ha citado al parlamento al canciller para denunciar esta complicidad con los genocidas. Orsi viajó a Israel en setiembre pasado y volvió diciendo maravillas de aquel país. Cosse se reunió con la embajadora israelí (y también con la jefa del Comando Sur de los EEUU). No es casual que no hayan marchado una sola vez en solidaridad con Palestina.
El jueves 29/2 tomemos las calles y seamos miles contra el genocidio sionista. El PIT-CNT se ha sumado a esta movilización, es necesario organizar desde los sindicatos la efectiva participación de los trabajadores, ya que las direcciones burocráticas no garantizarán una movilización masiva.