El gobierno ha lanzado una campaña de mentiras sobre el plebiscito del PIT-CNT. Se busca atemorizar al pueblo con supuestas catástrofes económicas que surgirían de eliminar las AFAP, restablecer la edad de retiro en 60 años y aumentar las jubilaciones más bajas.
El nerviosismo del gobierno y la derecha es revelador: saben que las firmas se van a alcanzar y ya no pueden permitirse ningunear esta campaña de la clase obrera en defensa de sus derechos. Una reciente encuesta de Factum estableció que el 61% de la población está decidida o considerando seriamente firmar, mientras que otra parte aún tiene dudas. El pueblo sabe que obligar a trabajar 5 años más, para cobrar menos, es una estafa. La reforma jubilatoria del gobierno además obliga a todo trabajador a aportar a una AFAP, aumentando el negociado de los banqueros con el ahorro obligatorio del obrero. Si las AFAP fueran tan buenas, no habría necesidad de forzar al trabajador a aportar a ellas. Sucede que apenas ingresa un aporte obrero a la AFAP, esta descuenta más de un 20% por concepto de comisiones y seguros, y luego invierte la parte restante en la especulación financiera, muchas veces con resultados negativos. Al retirarse, el trabajador recibe migajas desde las AFAP.
La realidad es que la seguridad social ha sido vaciada por los sucesivos gobiernos, tanto blanqui-colorados como frenteamplistas. El aporte patronal ha sido sistemáticamente rebajado, la última vez en 2008 cuando se llevó del 12% al 7,5%. A esto agreguemos que los gobiernos votan exoneraciones de aportes a grandes empresas y multinacionales, que alcanzan a un 26% de los aportes patronales. Mientras el obrero paga un 15%, las patronales en su conjunto aportan en promedio menos de un 6%. Uruguay es casi el único país en el que el aporte patronal es menor al aporte del trabajador. Los gobiernos dicen que para atraer “inversores extranjeros” hay que perdonarles impuestos y aportes a la seguridad social, por lo que les autorizan una zona franca y les dan todo tipo de beneficios, y hasta les construyen un tren con miles de millones de dólares puestos por el Estado, como sucedió con UPM.
Cuando nos dicen que “no hay plata”, quieren decir que no hay plata para los trabajadores, para el salario y las jubilaciones, para la educación y la salud públicas, para generar empleos genuinos, pero sí hay millonadas para los grandes capitalistas y banqueros.
Los mismos que les perdonan aportes e impuestos a las grandes empresas, luego le dicen al pueblo que el sistema jubilatorio está desfinanciado, y que el trabajador debe trabajar más años y cobrar menos al jubilarse.
Esta estafa contra el pueblo tiene que caer, por eso necesitamos juntar cientos de miles de firmas y convocar a la movilización popular por el triunfo del plebiscito. Llamamos a instalar más mesas de recolección de firmas, a recorrer puerta a puerta para hablar con los vecinos, y a realizar marchas y actos agitando la importancia de esta campaña obrera contra los gobiernos sometidos al Fondo Monetario Internacional.
Los que nos dicen que esperemos a las elecciones, que confiemos en ellos, por más que se digan “progresistas” u “opositores”, preparan una traición contra los derechos de los trabajadores. Quieren quedar bien con el FMI y los banqueros, con los grandes empresarios, con el imperialismo, y le dan la espalda a una lucha estratégica del pueblo explotado.
Los trabajadores no deben confiar más que en sí mismos y en sus propias fuerzas, convocando a la acción a todos los sectores populares que sufren las consecuencias de los ajustazos y la carestía. Esta es una lucha que debemos conducir con independencia política frente a las distintas variantes burguesas que pretenden polarizar el panorama electoral, por más que en lo sustancial responden al mismo amo. Más que nunca: ¡la emancipación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores!
