El decreto de esencialidad contra los trabajadores de ANCAP viene a confirmar, por si había dudas, de qué lado del mostrador se coloca el gobierno. Vázquez salió a trancar con las dos piernas, no ante una “huelga salvaje”, sino ante un conflicto de baja graduación, como el propio FANCAP sostiene (no realización de horas extras).
Es ilustrativo el “argumento” esgrimido por Murro y Cosse, un inexistente desabastecimiento de combustible, sobre todo en las zonas inundadas del norte del país. Fancap salió raudo a denunciarlo como un infundio, secundado por el vocero del sindicato del Gas, que cifró en 50 mil las garrafas cargadas, lo que significa la producción de un stock por encima del promedio normal en estas fechas. El objetivo de enfrentar a la “población”, “al vecino”, “Ciudadano” o el “usuario”, cuando un sector de trabajadores organizados toman medidas, es un recurso del que se ha servido el gobierno de forma constante para vilipendiar a los trabajadores y deslegitimar cualquier reivindicación. De esa forma construye un antagonismo aparente entre los trabajadores que emprenden esas luchas y los “ciudadanos” que son despojados de su condición de clase y que son “perjudicados” por la “corporación” sindical.
-Esencialidad al palo-
El decreto último es un golpe a varias bandas que se carga cuatro sindicatos juntos y persigue múltiples objetivos: liquidar el servicio médico de los trabajadores de la refinería, darle el empujón final a la reestructura. “En vigilancia trabajan 70 personas para las tres plantas. No hay otra alternativa que tener mucha austeridad” (Marta Jara 23/4 el país) en cristiano: DESPIDOS. El motivo de fondo es dar un mensaje al conjunto de los trabajadores, se tiene que pagar la deuda, mantener e incrementar los subsidios al capital, congelar el presupuesto para el gasto social o, a lo sumo, contentarse con una migaja.
Cuando un gobierno recurre a este tipo de medidas, incluso contando con experiencias negativas, como cuando buscó desbaratar la huelga docente hace dos años y no hizo más que sublevar a una porción considerable de su propia “base social”, despojado de todo el palabrerío en torno a garantizar el socorro o los servicios a la población, un decreto es una advertencia, no una figura para proteger derechos.
-“Medidas pachequistas”-
La dirigencia del PIT-CNT, por boca de su Secretario General, le solicita a “las partes” bajar “los decibeles” y suplanta la acción callejera con medidas legales, rezongando al gobierno con recurrir a la OIT por lo “desmedido” de la respuesta ante un conflicto en que se cumplía todo lo que se le había pedido.
“El Secretario General del PIT-CNT afirmó que el Poder Ejecutivo “está aplicando una herramienta de dudosa procedencia. Se tiene que saber que este decreto viene de la época del pachequismo y el mismo hace referencias a normas de dudosa legitimidad.” (portal Pit-Cnt). Zitarrosa, cantaba, en un contrapunto con un pachequista: “Para mí la principal/ es la ley del que trabaja/ mientras al pobre “lo atajan”/ para que no se amontone/ a los que tienen millones/ estancias, bancos y diarios/ aunque sean “adversarios”/ los tratan como “pichones”. Y agregaba: “Si me debo a mis hermanos/ también me debo a mí mismo/ y pienso que no es lo mismo/ la duda que la paciencia: si me duele la violencia, más me duele el “pachequismo”.
Lejos de andar cabildeando con las definiciones y haciendo malabares “dialecticos”, Zitarrosa defendía de que lado se colocaba “para mi la principal es la ley del que trabaja”. Abdala, lo mismo que el PCU, se arruina el hígado defendiendo el gobierno de la esencialidad, tiene a Zitarrosa para los días de homenaje, pues toda la orientación es simular el repudio a los decretos rescatados por el FA del Pachecato, mientras levanta las medidas, entrega el derecho de huelga, desmoraliza a los compañeros y galvaniza al gobierno para nuevos atropellos.
-Orientación-
El gobierno presenta las conquistas históricas de los trabajadores como “privilegios” en un desbarranque reaccionario en toda la línea y, como si al guisado le faltara condimento, lo remata con decretos paridos por el pachecato. Las dilaciones de los Abdala y Pereyra refuerzan el ajuste del gobierno y solivianta a las patronales que se la llevan en pala y son beneficiadas con exoneraciones impositivas de todo color.
La salida no es mendigar una tregua al gobierno sino convocar a un inmediato paro general en repudio al decreto de esencialidad, contra la privatización de la salud, contra las sanciones a los trabajadores de la planta de la Tablada. Es necesario dar vuelta por completo la taba del gobierno, que pretende enfrentar a los trabajadores entre sí.
Resulta imperioso, la convocatoria a un paro general de 24 horas, como parte de un plan de lucha, por la recuperación de los sindicatos para los trabajadores, por la independencia política del PIT-CNT y la derrota de la burocracia sindical subordinada al gobierno.
QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS CAPITALISTAS.