El sindicato de la construcción se declaró en conflicto como respuesta a la decisión del gobierno de cambiar la forma de cálculo de las licencias y salario vacacional de los trabajadores de este sector de la industria. La movilización, en el marco de un paro de 24 horas que se dirigió a Nuevo Berlín, donde sesionaba este lunes 14 el Consejo de Ministros, agrupó a unos tres mil obreros.
La resolución tomada por el directorio del BPS contó sólo con los votos de los representantes del gobierno, tomando por sorpresa al SUNCA, que viene negociando en comisión, desde finales del año pasado, la forma de resolver la controversia. En febrero, el gobierno frenó la resolución de esta medida, que ya contaba en ese entonces con todos los votos de los representantes del Ejecutivo en el BPS. El SUNCA convocó en esa oportunidad a una concentración frente al BPS y el gobierno decidió dar marcha atrás. Las “inconsistencias” en la fórmula de cálculo, según el gobierno, se complementan con un ataque más amplio que busca abaratar la mano de obra (productividad) y reducir aún más los aportes sociales de la burguesía.
-Caminando por los pretiles-
Por boca de Murro, Ministro de Trabajo, el cambio se justificaría porque trabajadores que no trabajan en todo el año, cobran licencia cuando éstas no les corresponden. La insensatez del personaje no conoce límites. Un trabajador para acceder a los 20 días de licencia debe alcanzar los 216 jornales. A la fecha, de cada 100 sólo 17 llegan a los 20 días. ¿De qué habla el Ministro? Con la nueva fórmula de cálculo solamente el 13% de los trabajadores llegaría a los 20 días, porque se eleva la cantidad de jornales requeridos.
El gobierno voló los puentes con los trabajadores para subsanar un requerimiento de las patronales, que astutamente votó con los representantes de los trabajadores y pasivos para quedar a resguardo. La jugada dejó en falsa encuadra a la burocracia, que se ve obligada a ir directamente contra el gobierno sin posibilidad de denunciar a los “empresaurios” (Abdala dixit)
Mientras se desembolsan 40 millones de dólares al año para cubrir el déficit de la caja militar y mantener jubilaciones principescas a los genocidas, se golpea al trabajador de forma sostenida y sistemática. Lo que sangra las arcas públicas es el pago de la fraudulenta deuda externa, no las ‘chirolas’ que pueda cobrar un albañil en diciembre para ‘parar la olla’.
Estabilidad laboral y construcción son palabras que nunca se asociaron. El personal permanente de las empresas apenas alcanza a un 25% de los 40 mil trabajadores registrados hoy. El resto intercala el trabajo efectivo con las changas y el cuentapropismo.
El manotazo a la licencia no puede ser separado de la incertidumbre y las idas y venidas de la tercera planta de celulosa, que no termina de cuajar, y al fracaso absoluto de las PPP en el terreno de las obras: “ni una carretilla de tierra hemos podido mover con la ley de Participación Público Privada” afirmó Rossi, Ministro de Obras Públicas, a la bancada del FA.
Los capitales exigen más exoneraciones, más beneficios, menos costo en mano de obra, mejores condiciones para exprimir a los explotados, aumento de los ritmos de producción.
Para frenar esto no es posible estar de los dos lados del mostrador: el paro de 24 horas es un buen paso, pero rápidamente se expresó el límite que esta dirección sindical se niega a traspasar: “Tenemos argumentos suficientes para demostrar que no hay necesidad de hacer recorte a licencia y vacacional (…) No somos patoteros ni piqueteros. La intención no era distorsionar esa actividad que el pueblo de Nuevo Berlín esperaba” (Daniel Diverio, presidente del SUNCA 14/8). Diverio expresa de forma muy clara esta dualidad “militante” en muy pocas palabras. La defensa de un derecho no vale ni la “distorsión” de una puesta en escena del “gobierno de cercanía”, y por si las moscas, aclaramos que no tenemos nada que ver con piqueteros. Diverio ni siquiera conoce lo que dice representar, y no lo disimula.
Hay que emprender un plan de lucha consecuente. No con paros aislados, con un programa de movilización que empiece con asambleas en todos los lugares de trabajo, junto a los compañeros de la salud y los del comercio, y hacer un gran piquete para que la crisis la paguen los capitalistas, no los trabajadores.