El acuerdo entre Unidad Popular, Frente de Trabajadores en Lucha y Partido de los Trabajadores, firmado el año pasado, caracterizó que “en la campaña electoral se pretende instalar una falsa polarización, que no refleja las contradicciones entre las clases. Las grandes coaliciones -una proclamada ‘republicana’ y la otra ‘progresista’- van a mantener los acuerdos con el FMI, el pago puntual de la deuda externa, las exoneraciones fiscales a las grandes empresas, la continuidad de las AFAP, los beneficios a UPM y otras empresas instaladas en zonas francas, por lo que una vez más postergarán las necesidades populares en función de beneficiar al gran capital”. Este acuerdo electoral de “la izquierda que lucha” se planteaba con el objetivo de “unir nuestras fuerzas para combatir esa falsa polarización y contribuir al reagrupamiento de organizaciones y militantes que impulsan una salida anti-imperialista, anti-capitalista”.
Contradictoriamente con este planteamiento, el pasado 2 de noviembre leímos un comunicado del Partido Comunista Revolucionario (PCR) -que integra la “Unidad Popular”- donde anuncia su posición para la segunda vuelta electoral, en los siguientes términos: “VOTAREMOS AL FA PARA SACAR A LA DERECHA Y ULTRADERECHA DEL GOBIERNO” (en mayúscula y negrita en el original).
Este llamamiento coloca el voto “al Frente Amplio” como una vía para luchar contra la derecha, algo que no plantea siquiera la fórmula del FA, que ha colocado a un notorio representante del capital financiero como futuro ministro de Economía, y que todo el tiempo dice que buscará la “unidad nacional” con la derecha. Incluso Orsi y el MPP (que tiene el total control de la bancada parlamentaria frenteamplista) han coqueteado ya en el pasado con el general Manini Ríos, al que catalogaron de artiguista, nacionalista y latinoamericanista. Orsi incluso declaró ya en 2019 que Manini “puede ser aliado en algunos temas”. Los contactos entre “cabildantes” y “emepistas” no arrancaron recién en los últimos días.
Orsi ha ratificado el mantenimiento de la estafa de las AFAP y preanuncia un enfrentamiento con el movimiento obrero cuando nombra a un ministro que plantea eliminar el ajuste de salarios según inflación o flexibilizar los convenios colectivos, entre otros temas. El candidato frenteamplista ha sido uno de los principales responsables en la derrota del plebiscito jubilatorio. Bastante extraño es ahora “premiar” ese comportamiento en nombre de enfrentar a la derecha o al capital financiero.
Incluso más llamativo es que el comunicado del PCR no se limite a plantear que votan contra la derecha, sino que -eligiendo las palabras- llaman a “votar al Frente Amplio”, en una segunda vuelta donde los lemas no participan sino apenas sus fórmulas. No estamos ante un desliz en la redacción. El argumento que sostienen en su primer comunicado es que “De ganar el FA, nuestro pueblo hará una experiencia imprescindible (sic) para tomar consciencia de la naturaleza oportunista de la mayoría (sic) de sus dirigentes y muchos (sic) de los partidos que lo integran”.
¿Acaso las masas solamente hacen una “experiencia” con los partidos que gobiernan? Durante los últimos cinco años, estando el Frente Amplio en la oposición, las masas -y sobre todo la vanguardia obrera y de izquierda- vieron como el FA no “luchó contra la derecha y ultraderecha”, sino que votó gran parte de la LUC, se integró a la “comisión de expertos” con Rodolfo Saldain y frenó cualquier lucha para enterrar esa reforma jubilatoria reaccionaria. Esta “experiencia” sería, según parece, “prescindible”. Si ganara Delgado el balotaje, y el FA lleva adelante un cogobierno con la derecha desde su lugar en el parlamento, ¿no se recorrería una experiencia política también?
Ya tuvimos quince años de experiencia “imprescindible” con el Frente Amplio en el gobierno, durante los cuales prepararon varias normas luego utilizadas y en algunos casos empeoradas por la derecha (LUC), como los “servicios esenciales” (prohibición de las huelgas), represión en el CODICEN, prohibición de ocupación de empresas públicas por sus trabajadores, ataque a los sindicatos de la enseñanza, decreto anti-piquetes. Toda esa experiencia es echada por tierra cuando se llama a enfrentar a la derecha… a través del voto a quien le dio armas y pavimentó ese ascenso derechista con su política.
Por otra parte, según la declaración del PCR dentro del FA habría un ala oportunista y otra que no tendría naturaleza “oportunista”: “dirigentes” y “partidos”. Con ese mismo pretexto de dar una “lucha” contra los “sectores oportunistas” se justifican muchos de esos partidos y dirigentes, que el PCR ahora distingue, para formar parte del Frente Amplio y presentar listas en su seno. Es decir, arrastrar votos a favor de Orsi y Oddone.
El PCR recurre a la categoría del “oportunismo”, en lugar de caracterizar el carácter de clase del FA. El “oportunismo” es una desviación política e ideológica de fracciones del movimiento obrero, mientras que el Frente Amplio no es parte del movimiento obrero: es un frente “policlasista” en el que la clase obrera -a través de la burocracia sindical y los partidos de izquierda- está sometida a la burguesía. Es decir, el FA no es siquiera un partido obrero “reformista” sino un frente que estrangula la independencia política de los trabajadores.
Es indudable que una gran parte de los explotados votará a Orsi con el deseo de enfrentar a la derecha, pero nuestra tarea como socialistas es decirles que se engañan y ayudarlos a prepararse para la experiencia que van a vivir. En esta situación concreta es fundamental clarificar que no van a ninguna “lucha con la derecha” sino que van de cabeza a alguna forma de cogobierno o cohabitación -gane quien gane el balotaje. Es imprescindible reforzar a los sectores que no se doblegan a la presión “frenteamplista” en defensa de la de independencia de clase y de una perspectiva de lucha.
Juego a la derecha
En una segunda declaración publicada el miércoles 13/11, los compañeros del PCR redoblan la apuesta y van a fondo: “En estas condiciones, el voto anulado o en blanco de sectores de la clase obrera y el pueblo humilde, si bien puede expresar repudio o desinterés, favorece objetivamente, y más allá de las intenciones, al bloque de la derecha, ya que impide que el FA (sic sic) pueda descontar la ventaja surgida en la primera vuelta de más de 90.000 votos”. Por las dudas subrayan, “Objetivamente, se favorece electoralmente a la derecha de Delgado y Ripoll junto a la ultraderecha, Bordaberry, Manini, Zubía, etc.”
Como sabemos, hay más de 100.000 votos a la papeleta blanca del SÍ a la seguridad social de “sectores de la clase obrera y el pueblo humilde” que no fueron al Frente Amplio ni a la coalición de derecha, sino a otras opciones. Algunos votaron a UP-FT, otros en blanco, y algunos a otros partidos. A todos estos que se negaron a votar a Orsi en primera vuelta, y en especial a aquellos que votaron a la UP-FT, el PCR no solamente los llama a votar por el Frente Amplio en noviembre sino que además los presiona con el conocido argumento de “hacer el juego a la derecha”. La nueva declaración del PCR ataca en los hechos al Movimiento 26 de Marzo, al Frente de Trabajadores en Lucha y al Partido de los Trabajadores; todas estas organizaciones llamamos a votar en blanco o anulado en el balotaje. De esta forma reproducen la presión y el chantaje que realizan los dirigentes del FA contra la izquierda, por el cual no darle el voto a sus candidatos implica favorecer a la derecha -con la cual ellos mismos se preparan para cogobernar!
El planteo de que votar en blanco o anulado “impide” que el FA “descuente” los votos que perdió antes, expresa una orientación de seguidismo a los “dirigentes y partidos oportunistas”. Si siguiéramos la recomendación del PCR, la UP-FT se convertiría en una colectora de votos externa para el Frente Amplio.
De pasada entierra uno de los planteamientos más vigorosos de la campaña de la UP – Frente de Trabajadores, que fue la denuncia de que la pelea entre los dos grandes bloques era una falsa polarización, porque en lo fundamental (y esto es lo que realmente importa), están de acuerdo. Nuestra fórmula presidencial se empeñó en desenvolver pedagógicamente este planteo, llamando a “romper” esa oposición aparente. El PCR ahora nos dice que esa polarización no solamente que es real sino que incluso sería decisiva porque querer romperla sería… hacerle el juego a la reacción. Si esta posición se defendiera en forma consecuente, llevaría a que los compañeros se reintegren formalmente al FA, ya que quitarle votos en primera vuelta afectó la mayoría parlamentaria y “favorece a la derecha”.
Estamos ante una adaptación a la política de alianza con la burguesía “progresista”. El llamado a respaldar nada menos que al candidato que ha defendido las AFAP a capa y espada, y para peor sin reparos ni críticas al FA, condena los esfuerzos por poner en pie una alternativa política a la irrelevancia y eventualmente a la disolución. Yamandú Orsi es un cruzado del sionismo, que no ha tenido una palabra contra el genocidio cometido por Israel contra la población de Gaza mientras participa de todas las festividades y actos del Comité Central Israelita. El PCR ha renunciado a discutir con los trabajadores el rechazo político a las candidaturas de la gran patronal y el imperialismo, y en cambio promueve una orientación que en perspectiva plantea un retorno al Frente Amplio.
Por una alternativa obrera y socialista
La cuestión del voto en la segunda vuelta es esencial, ya que se desprende de la caracterización del futuro gobierno como capitalista y proimperialista. Llamar a votarlo implica generar la ilusión de que el mismo sea un campo de disputa o pueda ser presionado a cumplir con las expectativas populares. Por el contrario, un llamado a anular el voto plantea dar continuidad a la lucha por la cuestión jubilatoria y además contribuye a denunciar el carácter de un eventual gobierno del FA, que ha tomado más distancia del movimiento obrero que sus antecesores. Se trata de reforzar la decisión de los sectores obreros y de izquierda que niegan su apoyo a Orsi y el FA, en lugar de presionarlos para que cedan al chantaje frenteamplista.
Preparemos las luchas que se avecinan.