La presentación de la Ley de Urgente Consideración (LUC) se explica, antes que nada, como el mayor intento hasta ahora de establecer la agenda política de corto y mediano plazo por parte de Lacalle Pou. El presidente electo estaba obligado por las circunstancias a adelantarse y mostrar las cartas, es que el amontonamiento con la formación de un gabinete mixto en el que logró incluso comprometer a la díscola formación de Manini Rios, en verdad carece de cohesión. La improvisación es notoria, el propio Lacalle aseguro que:
“Tendremos un mecanismo de discusión y propuestas y pueden terminar en 600 o 200 artículos.”
En otras palabras, no hay nadie al volante. La afirmación dice más de lo que el electo presidente quisiera. La necesidad de avanzar en una reforma de la educación, el achique de la plantilla de funcionarios por medio del no llenado de vacantes, el amplio abanico de licencias para la acción policial, tarifazos, ataque a los derechos de huelga y “orden” en las calles son el programa “máximo”. El combinado que se impuso en las elecciones tiene como meta recobrar el control completo del proceso social, pero no está segura de contar con los medios para lograrlo. Es que la fracción mayoritaria del gobierno electo, estrictamente recogió menos del 30% de los votos válidos, y entre ambas cámaras reúne apenas 40 sobre 130 legisladores. Es una base estrecha para cualquier régimen. Y con aliados que tienen todo el tiempo la puerta de salida a la vista.
Lo que refleja es que la clase gobernante, que tiene a su disposición todos los recursos para mejor apreciar la situación no puede garantizar una línea de acción a priori. Entra al ruedo y se orienta progresivamente, tantea, analiza, medita una y otra vez y sólo luego da el paso. Esto incluso luego de que “bajar el déficit” se transformó en patrimonio de la “humanidad”, o al menos de oficialismo y oposición, incluso cuando estos truequen sus papeles en veinte días.
El FA lejos de los que sus bases expresan en muros y redes, se mostró colaborativo. No se había secado la tinta de la LUC cuando Vázquez anunció dos agregados, uno referido a los medicamentos de alto costo y otro en relación a la calidad del agua. Sin entrar en detalles, el sólo hecho de presentar insumos ya coloca a la cabeza del Frente Amplio pactando con el Cuquito. Mientras los militantes denuncian la arremetida “restauradora” y hasta “fascista” de los multicolores, las facciones que se disputan la intendencia capitalina hacen la vista gorda ante este colaboracionismo descarado.
Sería una verdadera sorpresa que el FA perdiera en la capital, pero en el reñidero hacia las municipales ha primado una feroz disputa ausente de contenido, que dio a luz un tridente electoral que ya hundió al aparato del Partido Socialista en una crisis sin atenuantes.
El conjunto de la burguesía plantea un giro para modificar a fondo las relaciones con el movimiento obrero —que debe ser disciplinado para que no desarticule el mazazo que se viene. Esta línea ya se viene aplicando, como muestra, el decreto anti-piquetes, pero antes las medidas anti-huegas (contra los municipales y los docentes, sobre todo).
Las elecciones de octubre pasado no determinaron – como lo advertimos- ninguna salida a los problemas de las masas. Menos lo harán estas elecciones departamentales, dominada por la pelea de camarillas y la conspiración. Cualquier intento de buscar protección en la fuerza política que durante tres periodos garantizo las ganancias abultadas de los capitalistas, así como la impunidad a los genocidas y torturadores y que mantuvo a punto la maquinaria represiva, culminará en un desastre.
El Partido de los Trabajadores es consciente de sus limitadas posibilidades para llamar la atención de los explotados y más en general del electorado, pero lo fundamental es desarrollar una campaña política de preparación de fuerzas para las crisis y conflictos que no dejarán de emerger en el período subsiguiente.
El PT se dirige a la clase obrera y la juventud, la tarea número uno es concentrar los esfuerzos hacia la conformación de un reagrupamiento político autónomo sobre bases socialistas. Impulsar el reclutamiento de fuerzas y organizar un trabajo político sistemático. En oposición a quienes procuran ‘sobrevivir’ en los procesos electorales sobre la base de combinaciones sin principios, denunciamos el impasse del régimen político y llamamos a constituirnos en un partido político independiente que luche por el gobierno de los trabajadores.