Publicado en el Semanario Voces el 25 de abril
Después que Mario Bergara, el candidato del “espacio seregnista” dentro del Frente Amplio, desistiera de competir en las internas por la candidatura presidencial, es esperable que se potencie la campaña que viene fomentando el oficialismo de un supuesto “FA radical” disputado entre comunistas y tupamaros. Lo primero que habría que señalar es que si tomamos por buena esta caracterización, hay que concluir que ser “radical” rinde en las urnas, porque entre los candidatos a los que se les cuelga el mote reúnen el 95% de las preferencias de quienes sienten simpatía por el FA.
La dicotomía bolcheviques o guerrilleros, es la forma que ha elegido la derecha criolla haciéndose eco de la prédica del momento de todos los fascismos en grado de tentativa que pululan; en Argentina Milei grita “zurdos” contra todo adversario circunstancial, reciclando el lenguaje de los grupos de tareas, mientras el bolsonarismo en Brasil utiliza el “marxismo” para señalar al blanco de sus diatribas. El senador Sebastian Da Silva, confeso admirador de los fachos de uno y otro lado, a falta de otras, es quien más ha insistido con esta idea de escaso vuelo.
Naturalmente estamos ante un dislate. La retirada de Mario Bergara ha dejado al desnudo, antes que nada, el vacío de construcción política del astorismo, otrora un espacio poderoso, en la que su fracción se hizo con el mando de la política económica durante los tres periodos de gobierno del Frente Amplio. Las candidaturas de Orsi y Cosse tienen un carácter conservador. Sobre el problema de los problemas, la cuestión jubilatoria esgrimen como programa una corrección de rumbo, que no cancela la reforma de Lacalle Pou, ni mucho menos. Esto es perfectamente coherente, pues fueron Danilo Astori y José Mujica quienes en 2019 pusieron sobre la mesa el objetivo de aumentar la edad de retiro, mientras la derecha hablaba de cualquier otra cosa. De esta forma han dado la espalda a una reivindicación elemental del movimiento obrero, como lo es resistirse a trabajar más años para jubilarse por menos dinero. Incluso admitiendo que Carolina Cosse firmó por el plebiscito en forma sigilosa, mientras Orsi lo ataca abiertamente, en última instancia el frente amplio “comunista” está sometido al frente amplio “tupamaro” y “astori-bergarista”. En el caso de Orsi, que reclutó buena parte de su personal político de las filas de blancos y colorados del departamento de Canelones el desatino ofende la inteligencia. Finalmente, el MPP y el PCU, siendo estrictos, ya han gobernado directamente. Nos referimos al periodo en que Mujica estuvo a la cabeza del gobierno, Ana Olivera lo estaba en la Intendencia de Montevideo, los dos cargos ejecutivos por excelencia. Ese periodo es recordado por un hecho deshonroso: la declaración de esencialidad contra la huelga de los municipales de Montevideo de 2010, y el envió del ejército a recoger la basura para quebrar el conflicto obrero.
Un nota del diario El País del jueves 18 atiza la interna: “Bergara le marca la cancha a sus nuevos socios”, la condición central para apoyar a Orsi habría sido que en el terreno económico no existan “locuras”. Es lo que se denomina curarse en salud. Los intereses de Orsi son los del capital en sus distintas variantes, por eso defiende las Afap a brazo partido. Para despejar dudas, el propio Orsi hizo referencia esta semana a Astori durante una charla con ejecutivos. Según recoge el semanario Búsqueda: “El precandidato se definió como «pragmático» y «no ortodoxo» en temas económicos y dijo que hay asuntos que «ya en la izquierda no se discuten» como el déficit fiscal o la inflación: «Aprendimos de Astori» (Búsqueda 18/4).
Internacionalmente el Frente Amplio se ha alineado con la OTAN, votando en bloque junto al gobierno la condena a la “invasión” rusa de Ucrania y absteniendose de propiciar cualquier pronunciamiento contra el genocidio sionista en contra el pueblo palestino. La “comunista” Cosse se reunió con la embajadora de Israel en plena masacre en Gaza.
Este discurso de la derecha contra el frente amplio supuestamente “angosto”, delata que no tiene logros para agitar como bandera electoral, ni tampoco promesas. Es un pugilista agotado.
El plebiscito es expresión de la desconfianza de los trabajadores en el FA, por eso el activismo sindical se negó a dejar en manos de un eventual gobierno de Orsi o Cosse la cuestión jubilatoria. La experiencia recorrida con 15 años de gobiernos supuestamente progresistas sustenta esa desconfianza: el FA bajó el aporte patronal del 12% al 7,5% y estableció nuevas exoneraciones a las grandes empresas, agravando el vaciamiento del BPS. También se negó a eliminar las AFAP y el gobierno “tupamaro” de Mujica incluso las autorizó a invertir en el exterior. Miles de trabajadores han instalado mesas por las firmas o han recolectado entre sus familiares y amigos. Cientos de miles están firmando. Son muchos más los firmantes por el plebiscito que los que votan en una interna del Frente Amplio. Llamamos a reflexionar a todo este activismo, que en los hechos ya no cree en el FA, a reagruparse en torno a la UP-FT para construir una izquierda que luche, y a votar por la lista 1917 del PT en el marco de dicho acuerdo.
Hay que recoger el guante. Asistimos a un periodo convulsivo, la guerra imperialista es la manifestación más alta de la reacción política; esa guerra va a engendrar respuestas, revueltas y revoluciones, es necesario prepararse para este escenario.