El miércoles 18 se votó una resolución en la ONU que exige que Israel ponga fin a la presencia ilegal en los territorios ocupados incluido Jerusalén Este. Se trata como en otras ocasiones de una votación no vinculante, pero con implicancias eminentemente políticas. Con 124 votos a favor, 14 en contra y 43 abstenciones entre estas últimas, la del gobierno de Uruguay.
El alineamiento de Lacalle Pou con el sionismo ha sido consistente. Mientras el candidato del Frente Amplio se ha mostrado en sintonía. Durante una actividad organizada por la Bnai Brith y el Comité Central Israelita, Yamandú Orsi falseó:“Lo que uno espera del conflicto es que paren las muertes de cualquier ser humano”. Los asesinatos indiscriminados contra la población gazatí son calificados de “muertes” como si murieran de gripe. El encubrimiento y la complicidad tanto del centroizquierdismo como del gobierno con la masacre sionista es compacta.
Esta votación se produce al mismo tiempo que la zona y el conflicto en medio oriente atraviesa una escalada de característica especialmente aguda.
Terrorismo
La explosión de más de tres mil dispositivos bíper con el que los miembros de la milicia Hezbollah se comunicaban ha llevado la guerra en las sombras que Irán y Líbano mantienen con Israel a otro peldaño.
Los ataques hasta ahora fueron dos; el primero hizo detonar unos tres mil localizadores que dejó un saldo de 12 muertos y 2800 heridos. Un segundo, menos de 24 horas después, incluyó dispositivos de radio (walkie-talkies) con 14 muertos y unos 450 heridos.
Ciertamente no se trata del primer golpe de características cinematográficas que emprende Israel en su historia. La infiltración del Mossad o el Shin Bet (encargado del contraespionaje en Gaza y Cisjordania) dentro del territorio iraní es profunda y viene de más atrás. Los asesinatos selectivos se han vuelto un método extendido en el tiempo. En 2020, Israel asesinó al principal científico nuclear de Irán utilizando un robot asistido por inteligencia artificial controlado de forma remota vía satélite. La incorporación de buscapersonas analógicas, por parte de Hezbollah fue la respuesta a estos golpes ante la evidencia de que Israel estaba utilizando redes de telefonía móvil para localizar a sus agentes.
Según los informes revelados, Hezbollah estaba a punto de descubrir la adulteración que habían sufrido los dispositivos. Momentos antes de que la operación fuera a ser “quemada”, Israel decidió actuar. Estos aparatos, no fueron interceptados por agentes para incorporarles una carga explosiva como se pensó en un primer momento, sino que Israel, al tanto de que la milicia chiíta buscaba convertir sus medios de comunicación puso en marcha un plan para establecer una empresa fantasma ubicada en Hungría que se haría pasar por un productor internacional de buscapersonas, cuenta el New York Times (18/9) “Para Hezbollah, eran una medida defensiva, pero en Israel, los oficiales de inteligencia se referían a los buscapersonas como “botones” que podían presionarse cuando pareciera el momento oportuno.” (ídem)
Una operación remota tan sofisticada no tiene precedentes por la vastedad del daño infligido en un lapso de tiempo tan pequeño. “Israel pasó de la motosierra al escalpelo” definió un comentarista apologético del sionismo. Ocurre que el seguimiento de estos aparatos rudimentarios es más complejo que el de los teléfonos móviles, normalmente conectados a internet. Israel no manipuló los dispositivos, directamente los fabricó para dar una estocada calculada. El asunto tiene otras aristas: el empleo de bombas trampa está prohibido por el derecho internacional por su carácter indiscriminado y cuyos efectos no se limitan a un objetivo militar. Al menos una niña de 9 años murió como resultado de estas explosiones, mientras un número indeterminado de civiles resultó herido.
La referencia al bisturí y la motosierra son un encuadre adecuado para delatar el carácter deliberadamente criminal de la carnicería que el ejercito sionista perpetra en Gaza, donde las cifras de asesinados supera los 40 mil.
¿Invasión del Líbano?
Israel estaría en posición de ocupar el sur del Líbano y crear una “zona tampón de seguridad”, con un doble objetivo: alejar de la frontera a las fuerzas de élite de Hezbollah para que los 60.000 israelíes evacuados del norte del país puedan regresar a sus hogares y negociar un acuerdo permanente desde una posición de fuerza. “El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dijo el miércoles que el «centro de gravedad» de su guerra contra sus enemigos se estaba desplazando hacia el norte, desde la Franja de Gaza hasta la frontera de Israel con el Líbano” (The Washington Post).
Según Haaretz, citando una fuente libanesa calificada, Hezbollah, buscará una “respuesta simétrica”. “Parece que cada ataque, sobre todo los que se producen en Beirut, acerca a Hezbollah a una guerra total. Una guerra de ese tipo no será una operación de inteligencia cuyos resultados se puedan controlar.” (Haaretz 19/9).
Por otro lado, el acuerdo de los rehenes está estancado. Netanyahu ha saboteado sistemáticamente cualquier posibilidad de entendimiento valiéndose de provocaciones a repetición: “Algunos expertos en Oriente Medio dijeron que cuantos menos rehenes vivos haya, menos presión habrá sobre Netanyahu para llegar a un acuerdo”, apunta el Washington Post.
Las manifestaciones en todo el mundo incluido Israel han sido una constante. 350 días lleva el estado sionista bombardeando Gaza. Las movilizaciones al cumplirse un año de esta agresión se espera sean gigantescas. Es necesario impulsarlas a fondo, por eso este 9 de octubre, al cumplirse un año del comienzo del genocidio contra el pueblo Palestino nos sumamos a convocar la movilización impulsada por la Coordinación por Palestina.
– DETENGAMOS EL GENOCIDIO SIONISTA
– VIVA LA REBELIÓN DEL PUEBLO PALESTINO
– ABAJO LOS GOBIERNOS DE LA GUERRA Y SUS CÓMPLICES
