Luego de conocidos los resultados electorales de las internas los mandamases de UPM han decidido bajarle el martillo a la inversión de su segunda planta de celulosa en el país. El gobierno no disimuló su satisfacción que llegó incluso al éxtasis, afirmando que esto reforzaba la imagen internacional en cuanto a seguridad jurídica, “estabilidad institucional”, seriedad, responsabilidad y “confiabilidad” de Uruguay para la llegada de inversiones extranjeras. Mejor es lujo.
La empresa hizo movimientos antes de las internas, amagó en varias ocasiones, incluso puso en duda si se instalaría. Dos domingos antes de la elección el gobierno le firmó una resolución que: “refuerza los mecanismos de prevención, instala dos oficinas cerca de la planta y establece como último punto del conflicto la ocupación” (el Observador 30/7) Se trata de un compromiso especial que blinda al capital celulósico, el ok de los fineses no sólo es una venia política sino un respaldo intelectual a la reelección del FA.
“La empresa había solicitado un marco jurídico que evitara que la primera medida de protesta fuera el piquete” (ídem) Este “detalle” más que ningún otro es el corazón de la reglamentación sindical que literalmente encorseta cualquier posibilidad de lucha del carácter que sea.
Mientras la empresa poda la capacidad de acción (al menos en los papeles) de la fuerza de trabajo, el binomio que se encuentra a la cabeza del PITCNT juega a la diplomacia con declaraciones ambivalentes. El comunicado firmado por Pereira y Abdala balbucea que “la tradición” en Uruguay es que “hay negociación colectiva”. El comunicado esquiva rigurosamente la consigna de orden: ABAJO LA REGLAMENTACIÓN SINDICAL. Cierra citando a D´Elia para mendigarle al Poder Ejecutivo: “Los acuerdos son para cumplirse”, precisamente, Vázquez le firmó un acuerdo al pulpo de la celulosa y se lo CUMPLE, esta calesita no nos lleva a ninguna parte.
Pero la cosa es considerablemente más grave, porque el gobierno ha desempolvado toda una serie de leyes del pachequismo para galvanizar este acuerdo anti-obrero. Aquí hay que hacer una reflexión: Los gobiernos del FA echan mano siempre al mismo periodo del pasado para regimentar la movilización cuando los mecanismos de contención normales son desbordados o para prevenir esos desbordes, un régimen que se especializaba en apalear estudiantes y encarcelar huelguistas.
Decreto anti piquetes, esencialidad, militares a recoger basura contra la huelga de los municipales, ahora la propia burocracia sindical (que va a llamar a votar por Martínez) se ve obligada a denunciar más de lo que ella misma quisiera en el “dejamos constancia (?) de que no reconocemos lo establecido en la ley 13720 artículo 3 literal f del gobierno del señor Pacheco Areco”, este literal no considera “licita” una huelga si la causa que la origina no es planteada con siete días de anticipación. Como vemos, el FA le ha afilado las armas a un futuro gobierno derechista pero antes él mismo ha debido llegar a ese destino en dosis homeopáticas. Es una fuerza no ya defensora del status quo, sino reaccionaria, nadie en su sano juicio puede asignarle características progresistas, no digamos transformadoras o de izquierdas.
No hay que mencionar otra vez la seguidilla de números que desmienten las cifras ultra millonarias que en teoría dejará UPM-2 en el país. Está al alcance de cualquiera con una conexión a internet como el Estado va a terminar poniendo más dinero (de entrada) tren y puerto mediante para transportar y sacar la celulosa del país. Si esto no alcanzara para convencer a alguien, allí está la pastera de Fray Bentos que es la capital del desempleo a nivel nacional.
Por más que los candidatos de la oposición blanqui-colorada (y los socios menores de estos) aparezcan con reservas y “prudencia”, es sólo cálculo electoral, de otra forma se mimetizarían con el oficialista, pero todos apoyan la entrega de la tierra, el subsidio al capital extranjero por parte del Estado y el ataque a los derechos laborales que pretenderán generalizar utilizando este precedente como palanca para torcerle el brazo a la clase obrera.
Desde el Partido de los Trabajadores lo decimos claramente: Fuera UPM y su tren; por la nacionalización de los recursos naturales, estatización bajo control de los trabajadores y las organizaciones populares de los emprendimientos ya instalados en nuestro país.
Por un verdadero plan de industrialización al servicio del pueblo laborioso.
Publicado en el semanario Voces el jueves 8 de agosto