El 6 de mayo culminó el denominado “Congreso Ideológico” del FA (había entrado en cuarto intermedio en noviembre del año pasado). La prueba de la importancia del mismo puede medirse por la ausencia de difusión de sus resoluciones por parte de los partidos de la propia coalición. El mismo se desarrolló en el medio de la discusión interna en el partido de gobierno sobre la actitud a tomar frente al clima social y político venezolano, que concentra los focos de atención de la totalidad de la opinión pública.
Justamente fue este punto lo que generó las discrepancias en el propio congreso, conmoviendo el ambiente “fraterno” por el que discurría el evento. Los grupos del Frente Liber Seregni pusieron el grito en el cielo por la introducción de una moción de denuncia al papel que desempeñan los EEUU contra el régimen de Maduro. La enmienda, impulsada por el PCU, parecía descolgada en medio de un congreso que, según los enemigos de la misma, debía definir grandes líneas y no centrarse en especificidades o situaciones concretas. El episodio revela que toda la empresa no fue más que un instancia para dejar contenta a la tribuna. Un simulacro de participación de las bases, pero donde las resoluciones no son vinculantes en lo que al gobierno se refiere.
El debate verdadero
La prensa recoge que una moción de apoyo expreso a Maduro, presentada por el PCU y otros grupos menores, habría sido votada negativamente, pero declaraciones de integrantes de ese partido niegan que se hubiera presentado tal moción. Sea cierto o no, lo verdadero es que el debate giraba entorno a la pocisión del FA frente al gobierno de Venezuela. El congreso desnudó que, mientras los militantes de base votaban en contra de la “demonización de Venezuela”, Michellini y Mahia, los voceros de la pata derecha, atacaban tal visión por “reduccionista”.
El congreso estaba abrumadoramente compuesto por las bases vinculadas al PCU y el MPP, mientras que los Michellini y Mahia se representan a sí mismos ya que sus sectores no tienen ningún peso en la estructura militante de la coalición. La conclusión ineludible es la subordinación absoluta de los abanderados del Gobierno en disputa a la derecha anti-chavista del oficialismo. Este camino será profundizado varios días después, cuando el PCU celebre la votación de respaldo a Nin Novoa como una “derrota yanqui en el Parlamento”, un dislate porque lo que realmente se votó fue la mediación en el conflicto del país caribeño junto al Vaticano, Rodriguez Zapatero y Torrijos, para llegar a un entendimiento con la derecha, lo que ahora sólo significa pactar la fecha de salida de Maduro, una línea en la que los bolivarianos del FA ya se apuntaron cuando salieron raudos a negar que hubieran propuesto una moción de respaldo al sucesor de Chavez.
El semanario “El popular” llega a afirmar que la declaración de Nin en el Parlamento es “un pronunciamiento de enorme importancia política, y una corrección en los hechos (!?) de la política exterior.” Aquí el dislate se tranforma en franca estafa política a sus lectores. El gobierno uruguayo no se ha movido un ápice de su linea, la del policía bueno, dejándole a los Macri y Temer el contrario, pero bueno o malo, policias al fin. ¿No es increible que una fuerza política que caracteriza que estamos de lleno en un período de “agudización de la lucha de clases” (Bases para la discusión del XXXIº congreso del PCU) en el continente presente la mediación del Vaticano como una derrota del imperialismo yanqui?
El congreso ideólogico del FA fue una opereta de corto vuelo para contener la poca militancia activa que apenas retiene el partido de gobierno. Los comités de base que no han cerrado son entes inactivos y moribundos. Los balances y resúmenes fabricados por los aparatos políticos son fraudulentos. Se trata de que los desencantados y defraudados se atoren en un anhelo degradado y de menor calidad que los precedentes.
Los partidos que alguna vez levantaron las banderas de la revolución y son parte del gobierno se han pasado al campo de la defensa del régimen social capitalista y su Estado. Es el remate de una política que se derrumba en América Latina. Hay que sacar todas las conclusiones.