La suspensión del sindicato policial y la crisis de la burocracia

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La Mesa Representativa del PIT-CNT ha decidido suspender al sindicato policial. La resolución no es un rayo en cielo sereno, el papel de la policía viene siendo debatido intensamente producto de distintas circunstancias, la última, un brutal ataque a un grupo de mujeres del barrio Malvin que fue registrado por varios testigos y que termino con tres vecinas heridas por disparo de perdigones. Con este telón de fondo una instancia varias veces postergada terminó por resolverse hace unas horas en una reñida votación del organismo que nuclea a los sindicatos.

 

“Sindicatos Policiales”

La definición es una contradicción en términos. Los sindicatos surgen allí donde los trabajadores se agrupan, “unen” para poner un límite a la explotación patronal, es decir, el sindicalismo tiene que ver con el movimiento obrero, eventualmente con otros sectores explotados. Hablar de sindicatos policiales es una distorsión histórica. No por ser asalariados son “trabajadores” o más precisamente forman parte del movimiento obrero, este es el trasfondo del asunto.

La sindicalización de la policía en Uruguay cobró vuelo bajo los gobiernos del FA, sin embargo, el alcance de sus potestades quedó rápidamente establecido. En 2010 Bonomi declaraba a la prensa ante un rumor de medidas “Yo cuando oiga ‘paro policial’ al minuto estoy solicitando al Ministerio de Trabajo la esencialidad del servicio”. Y mas aún “Por mi pasaje por el Ministerio de Trabajo tengo claro que los servicios de agua, salud, seguridad ciudadana, no se discuten. No se necesita ni pedirla. Pero de todas maneras la vamos a pedir porque no estamos jugando.” Estos eran viejos argumentos de la derecha que ponía la etiqueta de “esencial” a toda una serie de actividades con el objetivo de negarles el derecho a huelga. Despojado de esta posibilidad la sindicalización es una farsa, la huelga es un arma del trabajador para defenderse. Sindicatos y huelga son inseparables.

Una cosa es defender el derecho de “sindicalización” de la policía, en cualquier caso, como reivindicación democrática y otra cosa es considerarlos parte del movimiento obrero.

La Ley Orgánica Policial habilita la sindicalización, pero prohíbe la huelga lo que transforma a los distintos agrupamientos policiales en poco más que un ente de mediación ante los diversos conflictos que puedan surgir o mejor, para evitar que afloren. De esta forma el no-sindicato se transforma en una operación reaccionaria, pues vela para que nada la distraiga de su función principal, la represión.

Lo que está en discusión es: 1) ¿son parte de la clase obrera los que integran el aparato represivo, y en particular apalean a los huelguistas? 2) ¿Debe estar en el PIT-CNT ese sindicato?

 

La LUC y la pandemia

El sindicato policial no se sumó a la campaña contra los 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración que impulsa el PIT-CNT. A través de una carta anunció “(…) debido a que no formó parte «de la discusión de esos artículos que se eligieron muchos de ellos siendo reivindicaciones de nuestros trabajadores policiales».” Lo cual constituye una declaración de apoyo sin reservas a la LUC.

Para el sindicato policial la LUC significa un “resguardo para sus trabajadores” y los artículos sobre seguridad implican el “respaldo y protección de su vida y tarea”.

Llegados a este punto hay que hacer notar lo siguiente: el sindicato policial defiende la impunidad, así de sencillo. El resguardo de los “trabajadores” no es otro que la “presunción de legitima defensa” que conduce al gatillo fácil sin escalas. Así lo ha manifestado el abogado del sindicato, Ojeda, en diversas apariciones publicas en la que hace campaña permanente en tal sentido.

La principal dirigente, Patricia Rodríguez ha defendido públicamente sin excepciones el accionar de la policía. El caso de la represión el año pasado contra un grupo de jóvenes en la plaza Liber Seregni que, al igual que en Malvin, quedó registrado por medio de varios testigos, Rodríguez no se anda con vueltas “Habíamos argumentado a favor de los compañeros, y al final teníamos razón. No se comprobó que hubiera represión”. (El observador 3/3/21). Niega de esta forma lo que todo el mundo pudo ver a través de innumerables videos.

A esta altura, Rodríguez misma entiende que la presencia del sindicato policial en el PIT-CNT es incompatible con el rol que defiende para sus afiliados.

 

Centroizquierda

En todo este proceso la burocracia ha desarrollado hasta las últimas consecuencias la línea de “empoderamiento” de la policía, la ha asimilado al “trabajador”, le ha garantizado un lugar de privilegio en la estructura sindical, y una visibilidad permanente. El esfuerzo durante todos estos años ha estado colocado en presentarlos como “un trabajador más”.

“Pereira y Abdala votaron contra suspender al sindicato policial y abren puerta a revertirla” titula deliberadamente el Observador en la jornada de hoy. En esa línea, Abdala manifestó “los policías son trabajadores, aunque “no tienen la misma cultura sindical, colectiva y de organización que la industria manufacturera o el sector financiero” (El Observador 4/3). La presentación es fraudulenta. La sindicalización no altera la naturaleza de clase de la policía. Con todo, los dirigentes sindicales no son ni por cerca los mas ofuscados con la suspensión. El arco mediático que orbita alrededor del FA es quien aparece mas virulento contra la resolución. Desde Denisse Legrand, pasando por Richard Read hasta Esteban Valentí.

Esta curiosa cofradía se ha lanzado a una defensa incondicional no de un sindicato sino de la institución policial. El debate es más que concreto, ¿Defendemos el accionar de la policía contra las manifestaciones populares?, ¿Defendemos los operativos represivos en los barrios?, ¿Defendemos el papel de conspiración contra el pueblo que cumple y desarrollan los servicios de inteligencia? Quienes llevan adelante todas estas acciones serían afiliados de ese pseudo-sindicato. Obviamente, a esta pequeña burguesía lumpenizada estos problemas lo tienen sin cuidado. Lo encuadran dentro de la “batalla cultural”, una coartada que les permite cualquier fechoría.

Resumen

La historia muestra que no es imposible una convergencia de intereses entre el personal subalterno de la policía y el movimiento obrero organizado, pero también que estas son puntuales y excepcionales. Normalmente la policía como cuerpo separado y especializado esta mejor pertrechado para mantenerse al margen de las crisis, aunque no es inmune. Los socialistas defendemos la necesidad de realizar un trabajo enderezado también hacia los cuerpos represivos, ninguna crisis nos es ajena, pero esto sin la necesidad de otorgarles la categoría de trabajadores.

La presencia policial en el PIT-CNT y más aún en organismos de dirección es incompatible con una campaña consecuente contra la LUC y los aparatos de seguridad.

El punto no está cerrado ni mucho menos. Hay que repudiar y denunciar las maniobras que se están preparando para revertir esta resolución desde el vamos. La burocracia ya ha anunciado que no esperara a ningún congreso y que buscara subsanar la situación cuanto antes. Hay que montar una gran campaña antirrepresiva, especialmente dirigida a la defensa de la juventud, el principal blanco de los cuerpos policiales. Contra el gatillo fácil y toda la LUC.

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Author: Camilo Márquez