La adolescente sueca Greta Thunberg ha tomado fama mundial por ser impulsora de una movilización juvenil contra el calentamiento global. Ya van varios meses de paros, sentadas y marchas que pretenden generar una conciencia en la opinión pública sobre los efectos depredadores del ambiente de las actuales políticas públicas y el modo de producción.
La denuncia de este movimiento juvenil (Fridays for Future, o FFF, ya que se convocan acciones los viernes) apunta contra los extremos del capitalismo, a los cuales pretenden se corrijan a través de políticas públicas. Se denuncia la hipocresía de los gobiernos, pero a la vez se espera que los organismos internacionales y los políticos introduzcan medidas para minimizar el daño a la naturaleza y el clima.
La movilización ambientalista de la juventud tiene una enorme importancia, por más que se tengan ilusiones en alguna forma de “capitalismo sustentable” o amigo de la naturaleza. Sin duda, la propia experiencia va a ir permitiendo extraer conclusiones, pero es necesario participar de esta lucha con un programa socialista, es decir, de superación del capitalismo.
Los fracasos de los Acuerdos de París, del Tratado de Kyoto y todas las cumbres internacionales no son casuales. En un encuentro de zorros no se resuelve la supervivencia de un gallinero. Los gobiernos capitalistas son incapaces de poner freno a la depredación ambiental, porque el capitalismo en su etapa de descomposición es más peligroso que nunca para la naturaleza, ya que la búsqueda del lucro inmediato y máximo es lo que guía a este modo de producción. Los políticos de la burguesía van a reunirse cada tanto a derramar lágrimas de cocodrilo sobre los problemas ambientales, y a prometer iniciativas para reducir en un tanto por ciento la contaminación y el calentamiento global, para descubrir en la siguiente reunión cumbre que no se ha cumplido con ninguna meta y que está todo mucho peor, para repetir una vez más los lamentos y compromisos demagógicos. La defensa de la naturaleza, del agua y la vida, es incompatible con el capitalismo, y requiere luchar por un gobierno de trabajadores y el socialismo mundial.
En Uruguay los arroyos y ríos están súper contaminados, llegando hasta la costa océanica la propagación de cianobacterias. Es el resultado de la utilización de agrotóxicos que además son cancerígenos (hay varios fallos de la justicia contra Bayer y Monsanto, tanto en Europa como en Estados Unidos, por el glifosato). Los capitalistas y terratenientes pudren nuestras aguas, para obtener sus ganancias a costa de la salud de la población. Las plantas de celulosa también contaminan los ríos y también el aire. La segunda UPM va a agravar radicalmente la contaminación del Río Negro, que tiene un caudal sustancialmente menor al del Uruguay. Los gobiernos burgueses -sean de derecha o de centroizquierda- son incapaces también de poner coto a la contaminación que producen las industrias, que arrojan sus desechos a los arroyos. Hace décadas el ex intendente Arana (Frente Amplio) prometía que iba a poblar con peces y hasta cisnes de cuello blanco algunos arroyos que cruzan Montevideo. La política de su partido ha potenciado la contaminación ambiental, en lugar de hacerla retroceder. Tabaré Vázquez en 2004 hablaba en contra de las inversiones contaminantes que vienen desde Europa… para ser luego su principal defensor y abanderado.
La diferencia sustancial que tenemos con los partidos “verdes” o “ambientalistas” es que separan la contaminación de su causante: el capitalismo. No plantean la lucha por el socialismo sino alguna forma de capitalismo “sustentable”. Es el capitalismo, es decir, la propiedad privada sobre los medios de producción, el que mata el planeta. No puede atribuirse a la maldad de uno o dos individuos, sino al modo de producción en sí mismo. Para que exista un desarrollo económico y productivo compatible con la defensa de la naturaleza, es la sociedad la que debe tomar control sobre la producción, es decir, expropiar a los grandes capitalistas y banqueros. Por eso el PT lucha por un gobierno de trabajadores, que reorganice la economía sobre nuevas bases sociales, y abra una transición al socialismo.
Es fundamental introducir en los sindicatos fabriles especialmente la discusión sobre las consecuencias depredadoras de la producción capitalista. Los dirigentes del PIT-CNT mayoritariamente apoyan a UPM2 y chantajean a los obreros: es esto o el desempleo. ¡Como si UPM1 y Montes del Plata hubieran resuelto la desocupación! Al contrario, hoy hay más desempleados en esas zonas, y además se sigue favoreciendo la plantación de eucaliptus que -además de tener también efectos de empobrecimiento de las tierras y el agua- implica una producción con un uso mínimo de mano de obra, es decir, fomenta el desempleo. Para combatir la desocupación, el movimiento obrero debe exigir el reparto de las horas de trabajo -entre ocupados y desocupados- sin rebaja salarial (reduciendo la jornada laboral). Así como planes de obra pública pero no al servicio de una multinacional sino de la sociedad toda, con planes de vivienda y de construcción de hospitales, escuelas, liceos.
Convocamos a participar de la marcha prevista el viernes 20 de setiembre a las 18 horas en Plaza Independencia, bajo las siguientes consignas:
- Prohibición del glifosato y todos los agrotóxicos cancerígenos YA!
- No a UPM2 ni su tren financiado con dineros públicos. Abajo el contrato colonial con UPM.
- Para poner freno a la depredación: control obrero de la producción.
- Por un Encuentro de Trabajadores y Estudiantes para impulsar la lucha contra la depredación ambiental.
- Que la crisis la paguen los capitalistas! Por un gobierno de trabajadores.