En los últimos días se han sucedido masivas movilizaciones en Bucarest, capital de Rumanía, exigiendo la renuncia del gobierno producto de los enormes casos de corrupción que salpican al conjunto del partido gobernante, el Partido Socialdemócrata (PSD).
Las movilizaciones fueron reprimidas en el primer día de una manera tan salvaje que fue denunciado este accionar represivo por el propio gobierno.
Un dato llamativo es la enorme cantidad de jóvenes emigrantes que han viajado al país para exclamar su descontento producto de la profundización de la crisis económica en su país, que ellos remarcan como causal de su emigración a otros países de la comunidad europea.
De la crisis económica a la crisis política
El gobierno del PSD ha sufrido nuevamente por los casos de corrupción que lo obligarán a dejar el gobierno en 2015 y convocar a elecciones extraordinarias, debido a que serían en 2016. Así fue como asumió una coalición de centro derecha que producto de sus políticas antipopulares catapultó al golpeado PSD a obtener mayoría (45%) en 2016.
Sin embargo, la cantidad de ciudadanos que se acercaron a votar fue tan solo del 40%. Lo que demuestra un enorme rechazo de parte del conjunto de la población por los partidos que actualmente intervienen en Rumanía y por el otro un agotamiento de confianza en el sistema político vigente.
La constatación de esto ha sido la enorme rebelión popular que se desarrollará durante días en 2017 rechazando el decreto que legablizaba la corrupción hasta 44.000 euros. Mientras los trabajadores recibían el pago de la crisis sobre sus espaldas con el salario más bajo de la zona euro, 280 euros. Esto obligó al gobierno a dar marcha atrás con la medida y a impulsar aumentos de salarios para evitar un revuelo mayor.
La Unión Europea
En el medio de esta verdadera crisis política, Rumanía en 6 meses debe asumir la presidencia rotativa de la UE, que cuenta con una gran recepción por parte de la población. Dado que desde 2007 el PBI rumano ha ido en aumento, cerrando en 2017 con el segundo más alto de la zona euro (5,1%). Lo cual no se ha traducido en mejoras salariales. Hoy por hoy, Rumanía cuenta con el segundo salario más bajo de la UE, 480 euros, solo por debajo se coloca Bulgaría.
Este crecimiento del PBI no debe entenderse como la superación de Rumania de parte de la crisis capitalista, justamente Rumania es de las economías más grandes (6ta en la UE) y al mismo tiempo de las más pobres. Su dependencia del comercio con la comunidad europea es marcada, el 75% de sus exportaciones se realizan en este mercado. Es así como se encuentra presa de los choques internos que tienden a la disolución de la misma. Los enfrentamientos entre Berlin y Paris por suceder a Londres como capital financiera europea, luego del Brexit, llevan al armado de bloques pro alemanes y pro franceses.
Sin embargo, la capacidad tanto de Alemania como de Francia para hacer frente a sus propias contradicciones producto de la guerra comercial pone en tela de juicio que pueda imponerse una clara hegemonía en el continente europeo.
Es en este cuadro en el cual Rumania deberá hacer frente a la presidencia de la UE a partir de enero. La búsqueda de acuerdos para intentar detener la tendencia a la disolución por un lado, y la crisis política de su propio país con un PSD devastado y al borde de sentenciar su segunda salida anticipada del gobierno en menos de 4 años son el anticipo de choques mayúsculos entre la clase obrera rumana y su Estado.
Los ex espacios soviéticos
Desde la caída de la URSS allá por 1989, nunca se había vivido una crisis política tan profunda. La enorme movilización popular ha puesto contra las cuerdas a un gobierno que está cuestionado desde su propia asunción.
Los trabajadores rumanos han agotado por partida doble una experiencia con el régimen democrático (burgués) y antes con la burocracia stalinista que es responsable de la restauración capitalista y el sometimiento de Rumanía al imperialismo europeo.
El intento de penetración por parte del imperialismo con el fin de colocar los capitales sobrantes solo ha ido en sentido de agravar la crisis precedente, es por esto que toda tentativa de rescate a los ex espacios soviéticos solo ha sido una bomba de tiempo sobre la cual descansa todo un armado precario que sucedió al régimen soviético.
A principios de este año, los trabajadores de la Ford de Craovia han ido a la huelga producto de la miseria salarial a la que son condenados siendo perfectamente conscientes de las enormes ganancias que Ford obtiene a nivel mundial. Bajo el reclamo de “Queremos ganar como nuestros compañeros franceses”, han ido a la huelga más de 1000 trabajadores a pesar de su dirección sindical completamente alineada con la empresa. El legado de 1917, sigue latente en la memoria de la clase obrera.
¿Primavera rumana?
A 50 años de la Primavera de Praga, es hoy su hermana Rumanía la que se ha puesto en pie contra el gobierno. En este caso no contra la burocracia stalinista pero sí contra un gobierno capitalista, nuevamente la juventud es la punta de lanza en este proceso de alza del conjunto de la población trabajadora, aumentando así más en la conciencia la herencia de la primavera de Praga.
Es necesario más que nunca que la juventud actúe de conjunto con los trabajadores en esta lucha contra el ajuste y la corrupción del PSD. Solo la unión de la juventud con los obreros es la garantía de triunfo. Para esto es primordial desarrollar los métodos históricos de la clase obrera, asambleas, huelgas y movilizaciones.
A su vez, es necesario dotar de una perspectiva estratégica la lucha contra la corrupción y su entrelazamiento con el conjunto de la crisis económica. Solo un partido obrero revolucionario puede llevar adelante mediante un programa que ponga arriba de la mesa las reivindicaciones más sentidas del pueblo rumano y desarrollar un planteo de poder de cara a las masas en dirección al gobierno obrero y campesino.
En oposición a la Unión Europea que condena a los pueblos oprimidos de Europa al hambre y la miseria, vamos por los Estados Socialistas Unidos de Europa.
¡Vamos por una Rumanía independiente, obrera y socialista!
Joaco UJS
