La campaña de firmas contra la totalidad de la Ley de Urgente Consideración (LUC) obtuvo algo más de 27.000 firmas. Obviamente, dicho número no alcanza para disparar un referéndum por la impugnación total de la LUC.
La campaña fue lanzada por algunas organizaciones y colectivos barriales, feministas, sindicales, que resistieron la imposición de un referéndum parcial por parte de la dirigencia del PIT-CNT subordinada al Frente Amplio. Este movimiento no logró conmover la base del movimiento obrero y de esa forma sacudir a sus direcciones. Incluso los sindicatos que habían votado en la Mesa Representativa del PIT-CNT por la impugnación total, en general no apoyaron la campaña por el referéndum contra toda la LUC. Algunos de ellos adoptaron la posición de “firmar por las dos”, aunque en realidad desarrollaron campaña sobre todo por el referéndum parcial.
En algunos barrios se constituyeron comisiones o coordinadoras, pero no tuvieron una convocatoria masiva. Sirvieron para impulsar propaganda (volanteadas, pintadas) y organizar mesas redondas y debates sobre los artículos de la LUC y en particular sobre la reforma de la seguridad social -con la presencia de ATSS, el sindicato de trabajadores de la seguridad social.
La mayor parte de la izquierda le dio la espalda a esta campaña, algunas abiertamente adhiriendo exclusivamente a la recolección de firmas contra 135 artículos (por ejemplo, el PCR) y otras dejando en “libertad de acción” (como el 26M). La izquierda extra frenteamplista no buscó constituir un polo independiente del FA, ni utilizó esta campaña en ese sentido.
El movimiento contra toda la LUC también fue atravesado por disputas intestinas, algo que en cierta forma reflejó su heterogeneidad y escasa inserción a nivel de masas. La obtención de 27.000 firmas de todas formas refleja que existe un amplio sector que rechazó la imposición por parte del FA y de la burocracia sindical, que sin dudas supera el número de firmas obtenidas.
Machete