*Artículo elaborado por los compañeros de Luta Pelo Socialismo de Brasil.
El proyecto de ley 7180/14, conocido popularmente como “Escuela sin partido”, fue aplazado en su votación por novena vez, el día 22, luego de la presentación de cuestiones de orden, una obstrucción orquestada por los partidos contrarios al proyecto. El texto que se discute incluye como principios de la enseñanza “el respeto a las convicciones del alumno, de sus padres o responsables”, dando precedencia a los valores de orden familiar sobre la educación escolar en los aspectos relacionados a la educación moral, sexual y religiosa. Bajo la égida de la moral conservadora burguesa, el proyecto busca apoyo en la sociedad bajo la falsa alegación de que la “doctrina comunista” es un hecho y un riesgo para los niños y jóvenes, y que las cuestiones de género no deben ser “enseñadas” en las escuelas. La ley pretende acabar con la libre discusión política en las aulas, manteniendo solo la ideología de la clase dominante. Por esta razón, fue llamado por profesores en todo el país como “ley mordaza”, ya que los profesores no tendrán libertad para presentar sus contenidos de acuerdo con sus perspectivas teóricas y metodológicas, lo que viola el principio constitucional de la libertad de cátedra, además de restringir los contenidos a ser abordados en nombre de preconceptos morales y religiosos.
El proyecto también ganó las redes sociales con el hashtag #escuelalibre, que fue de los asuntos más comentados del mundo -los llamados “trending topic” de la red social Twitter el día 13 de noviembre-, cuando la reunión de la Comisión de la Cámara de Diputados que analiza el proyecto fue suspendida. La próxima sesión de la Comisión Especial, que puede aprobar el proyecto, está marcada para el día 4 de diciembre.
Conservadores proponen que la censura comience por los propios alumnos.
Mismo antes de ser aprobado en el Congreso Nacional, el proyecto ya se tornó una difícil realidad en la vida de muchos profesores. Después de las elecciones de este año, la derecha conservadora intenta colocar la censura en práctica en las aulas a través de los propios alumnos. La diputada por el PSL y profesora en Santa Catarina, Ana Caroline Campagnolo, escribió un texto en las redes sociales donde incentivaba a los estudiantes a denunciar a los “adoctrinadores” a través de filmaciones o grabaciones de las clases, una afrenta al trabajo docente. Cabe resaltar que circulan fotos en las redes sociales en que esa misma diputada aparece dando clases vistiendo blusas con el rostro de Jair Bolsonaro. Tal hecho ejemplifica la real propuesta de “Escuela sin partido”. Se trata, efectivamente, de una forma de impedir que cualquier pauta progresista aparezca en el aula, al mismo tiempo que permite la apología a los partidos de la clase dominante. Lo mismo se da en relación a la religión. No hay ninguna defensa de las “convicciones” personales, al contrario; las religiones de raíces afro, o mismo los que no poseen religión y que se consideran ateos, serán perseguidos como si estuviésemos retrocediendo al período de la inquisición. El estado laico, único capaz de asegurar una verdadera libertad religiosa, está siendo suprimido de una vez por todas.
El conservadurismo en la sociedad no surgió ahora, con el ascenso de un gobierno de cuña fascista al poder. El enfoque de las pautas progresistas y científicas, que hieren creencias religiosas y valores pequeño-burgueses, siempre fue objeto de cuestionamientos por parte de los conservadores. No por casualidad, las ‘fake news’ del “kit gay” fue más propagandeada durante las elecciones. La diferencia de este momento es el avance temerario de las mentiras y distorsiones sobre el trabajo docente. Padres de alumnos han ido a las escuelas a “cobrar satisfacción” sobre el trabajo de profesores acusados de defender la inexistente “ideología de género” y el “adoctrinamiento comunista”. Tal práctica es estimulada por discursos y acciones de grupos de derecha, como el Movimiento Brasil Libre, cuyos legisladores electos promueven una verdadera caza de brujas contra los profesores en las ciudades donde legislan. En Porto Alegre, un profesor de lengua portuguesa fue sumariado y despedido de una escuela particular bajo la argumentación de que hacía “apología a la sexualización e ideología de género”, al pedir la lectura de un libro de crónicas llamado “Desnudo de botas”, de Antonio Prata. La obra traía pasajes marcados de la infancia del autor, relatando parte de su vida cotidiana, que podría ser también la realidad actual de muchos niños y adolescentes.
El día 24, el diputado federal electo, Daniel Silveira (PSL/RJ), que quebró una placa en homenaje a la militante Marielle Franco, grabó un video amenazando profesores y a la directora del Colegio Estatal Don Pedro II, en Petrópolis (Río de Janeiro), llegando a declarar que la directora habría entregado, hace dos años, la llave de la escuela para que “vagabundos de izquierda tomaran la escuela y estorbasen las aulas”, en alusión al movimiento de ocupación de la escuela que protestó contra el desguace de la red estatal de enseñanza.
En virtud de esa patrulla ideológica que viene siendo promovida por la derecha conservadora, muchos profesores de escuelas privadas tienen prohibido hacer discusiones y debates sobre asuntos que pueden generar polémicas y acabar llevándolos al despido. En entrevista con el sitio G1, diversos profesores (que no divulgaron sus nombres para resguardar su identidad) relataron la “paranoia” y el miedo instaurado en virtud de esa persecución: “la gente creó una paranoia tan grande, una autocensura, que cualquier cosa puede ser motivo para ser ridiculizado o perder el empleo. No trabajamos por hobbie, necesitamos llevar la comida a nuestras casas”, dice uno de los entrevistados.
Rectores y gobernadores se posicionan.
El avance de la derecha no está pasando sin reacción. El gobernador de Maranhão, Flávio Dino (PCdoB), fue uno de los primeros políticos en mostrar una actitud contraria a la propuesta. En su cuenta en las redes sociales, Dino divulgó la edición del Decreto “garantizando Escuelas con libertad y sin censura en Maranhão, en los términos del artículo 206 de la Constitución Federal”. El gobernador afirmó además que el proyecto defendido por el presidente fascista Jair Bolsonaro (PSL) “ha servido para encubrir propósitos autoritarios incompatibles con nuestra Constitución y con una educación digna”. En el mismo día, el secretario de Educación de Paraíba, Aléssio Trindade, también firmó una recomendación asegurando que las escuelas “no interferirán en la libertad de cátedra de los profesores”. El compromiso fue firmado con el Ministerio Público Federal, con la presencia de representantes de la prefectura de João Pessoa y de rectores de Universidades públicas y privadas.
El rector de la Universidad de San Pablo (USP), Vahan Agopyan, también tuvo varias críticas al movimiento “Escuela sin partido” Según él, la USP, así como otras universidades brasileras, goza de autonomía y no existe posibilidad de evitar que el debate ocurra dentro de ellas. Luego de la declaración, profesores que ejercen en la institución lanzaron una carta de apoyo al rector con más de 100 firmas. En el documento, los autores afirman que la defensa de los valores democráticos y la garantía de la libertad de pensamiento, expresión y enseñanza, así como de la autonomía universitaria, son “elementos sustanciales para la existencia de una Universidad independiente, apta para formar ciudadanos”.
“Escuela sin partido” es la privatización de la enseñanza
Lo que vemos en el cuerpo del proyecto, que pasa por una comisión en la Cámara de Diputados, es el total cercenamiento de contenidos de las disciplinas de las áreas de las Ciencias Humanas, justamente las que tienen por objetivo estimular la crítica del alumno y a debatir la sociedad bajo diferentes abordajes. Así, la propuesta calza perfectamente con la intención privatista de la Reforma de la Enseñanza Media, que prevé la reducción y exclusión de las disciplinas de ciertas áreas educativas, lo que llevaría a muchos educadores al desempleo o a condiciones de trabajo todavía más precarias. Incentivados por los intereses imperialistas de los grupos empresariales-educativos de alcance global, como el grupo Kroton, el proceso de mercantilización de la educación desea transformar la escuela en un lugar de transferencia de conocimiento donde el profesor es el “proveedor” y el alumno el “cliente”, dejando de lado su función de formar estudiantes y ciudadanos críticos. Quien pueda pagar, será educado, quien no pueda, no tendrá derecho al estudio.
En una primera evaluación (superficial), podríamos decir que la “Escuela sin partido”, en conjunto con la Reforma de la Enseñanza Media –que retirará la obligatoriedad de las ciencias humanas como historia, filosofía y sociología de la malla curricular- quieren que los alumnos no sean formados para desenvolver un pensamiento crítico, sino que aprendan lo básico y necesario para integrarse al mercado de trabajo y tornarse un engranaje en la máquina imperialista. Sin contestación de las normas vigentes, la profundización de la explotación se tornaría cada vez mayor. Pero la cuestión es más profunda y está relacionada a la crisis sin precedentes del capital. Lo que está previsto para el próximo período es la destrucción total de la educación pública, junto a la exclusión de la parte más pobre de la clase trabajadora del sistema escolar y el trabajo. La “Escuela sin partido” tiene como verdadero objetivo perseguir y callar a aquellos que se proponen luchar en defensa de la educación pública. Lo que queda cada vez más evidente con estos proyectos es la precarización y la privatización de la enseñanza pública en todos sus aspectos, comenzando por la reducción de puestos de trabajo y la introducción de la enseñanza a distancia en la educación media. Todos los cambios están siendo enfocados en atacar a la clase trabajadora, los jóvenes y los profesores, todo en busca de lucro para las grandes empresas que tienen a la educación como una mercancía. Debemos defender con uñas y dientes eso que fue una conquista de la clase trabajadora: la enseñanza pública de calidad para todos, en todos los niveles.