El pasado 28 de julio, la asamblea de Ades Montevideo votó en contra del preacuerdo de rebaja salarial, firmado días antes por parte de la burocracia sindical.
En esencia, se trata de un preacuerdo en el que, de mantenerse exactamente las mismas condiciones económicas de la actualidad, se pierde menos salario. Es decir, no es un acuerdo de recuperación salarial, sino de enlentecimiento de la pérdida, por lo que no implica un avance sustancial para el conjunto de los trabajadores de la educación. Menos aún, cuando en el contexto internacional se vive un alza inflacionaria de la que están tomando nota los principales referentes de la propia burguesía.
Por otra parte, contiene un aumento diferencial, para cooptar a los equipos de directores e inspectores para la reforma antieducativa.
Como respuesta, los sectores clasistas del sindicato impulsaron una serie de resoluciones de rechazo, basadas en los aspectos de “forma” (que fue firmado antes de ser aprobado por los trabajadores) y “contenido” (aumento insuficiente y diferencial).
Asimismo, se exige la reapertura de las negociaciones con las autoridades de la educación y el gobierno nacional, con el fín de reestablecer los términos mínimos del preacuerdo: aumento por encima del salario perdido, por una cláusula gatillo automática frente al aumento de la inflación y contra las partidas diferenciadas para directores e inspecciones atadas a la reforma antieducativa.
Asimismo, es una señal política para quienes a través del chantaje a las bases del sindicato, justificaron una política de sujeción a los vaivenes de las elecciones nacionales, garantizando la gobernabilidad de Lacalle Pou. Asimismo, se reafirma la caracterización del gobierno como “fascistoide”, que da cuenta de la persecución antisindical que se ha desatado contra el sindicato.
Está definición se enlazó con otras, adoptadas por otras filiales de la Federación Nacional y de AFUTU Montevideo, que en la misma línea plantearon el rechazo al preacuerdo y a la metodología de resolución.