El debate presupuestal está presente en la agenda política desde el inicio del año. Los sindicatos de la educación, han discutido prioridades y plataformas reivindicativas, opciones para ampliar el margen fiscal para hacerlas efectivas y medidas para conquistarlas. Frente a los reclamos, el gobierno ha mostrado su voluntad política: ahogar presupuestalmente las áreas sociales del gasto: salud, vivienda y educación.
Las cuentas son claras: el FMI requiere que se disminuya al 2,5% el déficit fiscal a 2020, como garante de “estabilidad” para el capital financiero. Los anuncios del gobierno, priorizan este objetivo, tanto como el pago, peso a peso, de la deuda externa, aunque esto implique adquirir más deuda.
Desarrollo de las luchas
En este contexto, la burocracia sindical logró colocar un paro que aísla y lejos de potenciar la lucha de los trabajadores, la condena al abandono: un paro parcial, promovido por el Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT, votado en la última Mesa Representativa, que recogió amplias adhesiones por parte de las corrientes “opositoras”, que votaron divididas dos mociones con diferencias políticas significativas. La moción presentada por ADEOM y ATES, colocaba un paro de 24 horas, en el entendido que era sustancial rodear la lucha de educación y salud, pero obtuvo 10 votos, por lo que no fue aprobada.
En este sentido, cabe recordar el aislamiento histórico a la lucha de los trabajadores de la educación, en un contexto en el que, con cierto reflujo, se están desarrollando importantes medidas de lucha a nivel de enseñanza secundaria y técnica (FENAPES, ATES y AFUTU). Se han efectuado, a lo largo de esta etapa, cinco paros a nivel nacional por parte de la FENAPES, con decenas de ocupaciones de lugares de trabajo y actividades públicas.
La enorme marcha del 13 de junio, impulsada por gremios y sindicatos de la UdelaR, ha permitido plantear un camino de unificación concreta de las luchas, que debe profundizarse en un verdadero movimiento que paralice a la educación, en todos sus niveles y obligue gobierno a hacer lo que no quiere: otorgar los recursos necesarios para la educación pública estatal.
El resurgimiento de los gremios estudiantiles
Cuando la lucha docente comenzaba a flaquear, los gremios estudiantiles irrumpieron en la escena con un aire renovador, con más de 20 días de ocupaciones rotativas, movilizaciones, agitaciones. La mayor parte de los liceos de Bachillerato de Montevideo, varios liceos departamentales del interior, una decena de Institutos de Formación Docente, han sido ocupados por sus gremios, que demuestran, una vez más, el compromiso de los estudiantes con la educación. Hace falta que la FEUU haga lo propio, para desarrollar una marea imparable.
El 28 de junio: a copar las calles con una enorme columna de la educación
Este paro, pensando para descomprimir la presión de las bases sindicales, debe ser usado como catapulta para retomar el impulso. Colocar un acto posterior, donde se expresen quienes están protagonizando este proceso: gremios y sindicatos, con sus consignas y plataformas, es el camino para impulsar un gran paro educativo, que coloque el eje en la conquista de las reivindicaciones obreras y genere las condiciones para profundizar medidas, que quiebren la voluntad del gobierno.
La huelga educativa se presenta como la única alternativa
El anuncio de la posible huelga en la Salud para agosto (donde hace 10 años no reciben aumentos salariales), es una oportunidad única para hacer confluir los planteos de los sectores públicos con la etapa de los Consejos de Salario, instancia vital para el sector privado. La Rendición de Cuentas es sólo la muestra de la política del FA y las patronales, que colocan la contraposición entre salario y ganancia, a ellos les decimos que el antagonismo es de clase: no es posible conciliar las demandas de los trabajadores con los requerimientos del capital.
El Gobierno ha decidido implementar una política para el capital, desde el Partido de los Trabajadores, denunciamos esta política y llamamos al movimiento obrero a luchar por una alternativa política propia, que supere al capitalismo y prepare a la clase obrera para un gobierno de los trabajadores y la unidad socialista de América Latina.
