La campaña por el plebiscito en defensa de la seguridad social marcha a buen ritmo, la militancia se viene intensificando y se puede augurar la obtención de varios cientos de miles de adhesiones que superarán ampliamente el objetivo de 270.000 firmas.
La entrega de las firmas el 26 de abril significará una victoria popular y un golpe político a todo el régimen político capitalista, no solamente para el gobierno derechista que aprobó la ley jubilatoria antiobrera. También los principales dirigentes y candidatos del mal llamado “progresismo” quedarán desautorizados por este movimiento popular en defensa de los derechos de los trabajadores.
Este plebiscito introduce un elemento clarificador en la situación política y de cara a las elecciones de octubre. El programa del plebiscito es tan elemental que permite caracterizar a las fuerzas que se le oponen como defensoras de los intereses capitalistas y sometidas a los usureros de la banca internacional. La prohibición a los comités de base del Frente Amplio para recolectar firmas es extremadamente reveladora. Los trabajadores y los militantes de izquierda no están representados políticamente por un frente político dominado y dirigido por aparatos y candidatos burgueses y pequeño burgueses.
No existe en este momento una tarea más importante que la campaña por las firmas y la movilización para defender el plebiscito del pueblo.
Falsa polarización electoral
Las elecciones de octubre aparecen polarizadas por dos grandes coaliciones: la alianza de partidos de derecha que sostiene al gobierno de Lacalle Pou y el Frente Amplio que es visualizado como el favorito para ganar en 2024 según las distintas encuestas. La coalición derechista atravesó innumerables escándalos de corrupción y está cada vez más desprestigiada en la opinión pública; el escenario más probable es un triunfo de Orsi en las próximas elecciones.
Como lo demuestra el plebiscito, esta polarización no refleja el antagonismo entre las clases sociales: la política económica que sostienen ambas opciones está dictada en lo sustancial por el Fondo Monetario Internacional y la banca usurera que se beneficia del negociado de la deuda externa. Mientras discuten sobre todo tipo de detalles secundarios, los candidatos de la derecha y de la centro-izquierda están de acuerdo en las cuestiones fundamentales: postergar el salario y las necesidades de la población trabajadora en función de garantizar el pago de la deuda pública y generar condiciones para que los “inversores” tengan fabulosas ganancias. Tanto Delgado como Orsi defienden el mantenimiento de las AFAP, un verdadero curro de los banqueros para apropiarse de los ahorros previsionales de los trabajadores. Los sucesivos gobiernos han reducido los aportes patronales a la seguridad social, para beneficiar a los capitalistas, la última vez sucedió bajo el primer gobierno de Tabaré Vázquez, con el voto de todos los partidos: pasaron de un 12% a un 7,5%. Además, todos los gobiernos burgueses han votado exoneraciones de aportes y de impuestos a las grandes empresas y las multinacionales, descargando sobre las espaldas del pueblo los costos que no pagan los empresarios.
Crisis del movimiento obrero con el FA
Pese a todas las presiones y esfuerzos de sus dirigentes, el Frente Amplio no fue capaz de impedir el lanzamiento de la campaña por el plebiscito, que fue posible por la persistencia de los militantes sindicales que impulsaban esta campaña, en particular los compañeros de ATSS (sindicato del BPS). La resolución de la Mesa Representativa fue posible por la ruptura de la alianza entre el PCU (“Partido Comunista”) y la corriente “Articulación”, ya que esta última (que es el ala derecha de la burocracia sindical) estaba totalmente alineada con la posición del FA contra el plebiscito. La crisis de la dirección sindical expresa en forma deformada la contradicción entre las aspiraciones más básicas de la clase obrera con la política de la dirigencia burguesa del Frente Amplio.
El lanzamiento del plebiscito viene a ratificar la vigencia de la tarea de recuperar los sindicatos para los trabajadores, a través de una lucha antiburocrática de los sectores clasistas y combativos, en oposición a los planteos de dar la espalda a los sindicatos de masas. Fue a través del impulso de ATSS, al principio con el voto de 16 sindicatos, y luego con el voto de la inmensa mayoría de la Mesa Representativa, que salió adelante este movimiento contra la estafa jubilatoria. Si bien las corrientes burocráticas sometidas a la estrategia del FA impidieron una movilización de masas y un proceso huelguístico contra la ley del gobierno, no fueron capaces de frenar el plebiscito.
Por un Frente de Trabajadores, independiente de la burguesía
Si el lanzamiento del plebiscito por el PIT-CNT, FUCVAM, la FEUU y la Intersocial fue un triunfo político, la conquista de las firmas será uno aún mayor, que demanda a todos los activistas sindicales y militantes de izquierda sacar todas las conclusiones. Es necesario que la clase obrera se ponga al frente de la lucha de todos los explotados no solamente con este plebiscito, sino en todos los aspectos de la lucha contra el régimen del FMI. Ha quedado cuestionada la estrategia de subordinación de los partidos “obreros” y de “izquierda” a fuerzas pequeñoburguesas y proimperialistas, es necesario sacar todas las conclusiones políticas y poner en pie un frente de independencia obrera, un frente de lucha de los explotados, no de seguidismo a la burguesía “progre”.
Las reuniones de Carolina Cosse con la embajadora israelí y con la jefa del Comando Sur de los EEUU desmienten la pretensión de que la intendenta montevideana sea expresión de un “giro a la izquierda” como pretenden algunos grupos políticos que la apoyan en la interna del FA. Cosse firmó la papeleta del plebiscito pero maneja la posibilidad de impulsar en la Asamblea General otra reforma constitucional que compita con la del PIT-CNT, y que mantenga las AFAP y no restablezca la edad de retiro a 60 años.
Nuestra campaña
En este sentido, el acuerdo alcanzado entre el Partido de los Trabajadores, la UP y el FTL, bajo el nombre de “Unidad Popular – Frente de Trabajadores”, debe servir para impulsar una gran discusión y un reagrupamiento entre los militantes sindicales, juveniles y de izquierda. Necesitamos poner en pie una alternativa obrera y socialista, e intervenir en las elecciones bajo este planteamiento. En oposición al régimen dominado por los grandes empresarios y sometido a las AFAP y el FMI, debemos luchar por un gobierno de trabajadores, y por la unidad socialista de América Latina. No hay salida bajo los gobiernos capitalistas, ni en alianzas con los supuestos “progresistas” que en la práctica no defienden ningún progreso social.
No se trata solamente de presentar en las elecciones una verdadera alternativa de izquierda, ni únicamente de aprovechar el parlamento en caso de obtener bancas, lo fundamental es restablecer la confianza de la clase obrera en sus propias fuerzas y su propia iniciativa. Llevar al triunfo el plebiscito implicará una inmensa movilización, y garantizar su cumplimiento sólo será posible con independencia del futuro gobierno -sea derechista y centroizquierdista- y a través de la lucha de las masas y la huelga general.