Una estafa contra los trabajadores

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foto: protestas en Francia que enterraron la reforma jubilatoria de Macron

Publicado en el semanario Voces el jueves 14/10


La reforma de la seguridad social que impulsa el gobierno, inspirada por el Fondo Monetario en todo el planeta, se pretende sustentar en el supuesto “déficit” del sistema jubilatorio. No hay tal déficit, sino un verdadero vaciamiento. Los sucesivos gobiernos (primero blanqui-colorados, luego frenteamplistas) fueron reduciendo el aporte patronal -que hace algunas décadas estaba en el 14%. Hoy apenas aportan un 7,5% (contra un 15% de aporte obrero, antaño era el 13%), pero de ese porcentaje hay que deducir un 26% de exoneraciones votadas también en los sucesivos gobiernos. En otras palabras, los patrones aportan solamente el 5,6% sobre la masa salarial declarada (es decir, ignorando la evasión) y los obreros un 15%. Los ingresos del BPS además se ven reducidos por la captación de parte de los aportes personales por las administradoras de fondos previsionales (AFAP). En otras palabras, los obreros cada vez más financian ellos mismos sus futuras jubilaciones, siendo cada vez menor el aporte patronal. Téngase en cuenta que el BPS no sólo paga jubilaciones y pensiones, sino también otras prestaciones como el seguro de paro -que debería ser íntegramente financiada por los patrones.

El planteamiento de Saldain en nombre de la coalición derechista es una declaración de guerra contra el movimiento obrero. Propone extender las AFAP a toda la seguridad social, y equiparar hacia abajo todos los derechos jubilatorios y previsionales, para seguir generando ganancias a favor de los banqueros y grandes capitalistas. El aumento de la edad de retiro pretende justificarse en el crecimiento de la expectativa de vida, pero ocultan que un obrero en la actualidad produce infinitamente más que hace algunas décadas. El absurdo del régimen social actual es que apenas un 1% concentra en sus manos una inmensa riqueza -equivalente al PBI de naciones enteras, o al 50% de los ingresos de la población mundial- pero los obreros deben justificar su derecho a una miserable jubilación trabajando más años. Se trata de una rebaja salarial inocultable, para aumentar las ganancias capitalistas -y poder volcar más subsidios estatales a los bancos y corporaciones.

Desde el estallido de la crisis financiera en EE.UU. en 2007/2008, los gobiernos vienen volcando gigantescas sumas de dinero al salvataje de los bancos y empresas, aumentando el déficit fiscal y las deudas estatales, y provocando una pauperización de los trabajadores. El Estado debe sostener a los “malla oro”, porque supuestamente son los que generan riqueza y empleo, pero esos salvatajes no se han traducido en crecimiento de la producción, sino que se vuelcan a la especulación. Eso explica que no crezca el empleo (y sí la precarización laboral), mientras se desarrollan gigantescas burbujas financieras. La crisis del gigante Evergrande en China, y el referéndum en Alemania sobre la expropiación de viviendas, descansan sobre el mismo fenómeno: el encarecimiento de las viviendas como consecuencia de la especulación inmobiliaria, que es agravado por las masas de dinero que vuelcan los Estados en favor del gran capital.

Si se suman las exoneraciones fiscales y de aportes patronales, es claro que el Estado vuelca a las empresas una cifra multimillonaria en dólares, a lo que hay que agregar los subsidios directos y la propia rebaja del aporte patronal. Si se tienen en cuenta estas cifras, que Saldain y Lacalle pretenden mantener e incrementar, queda claro que no sólo no hay “déficit” del BPS sino que son los trabajadores los que están siendo despojados sistemáticamente por los grandes empresarios.

La “oposición” política no ha realizado ninguna declaración repudiando el planteo de Saldain. Buena parte de los dirigentes del Frente Amplio han declarado en muchas oportunidades que “habrá que trabajar más años” (Mujica, Astori). Fueron ellos mismos los que promovieron la última rebaja del aporte patronal desde el 12% al 7,5%; son perfectamente conscientes que se está confiscando a los trabajadores con el verso de generar empleo.

En los sindicatos se está abriendo el debate sobre un plan de lucha para enterrar este brutal ataque. Hay que tener en cuenta que en todo el mundo estas reformas han provocado huelgas, movilizaciones y auténticos levantamientos populares. Uruguay no será menos. Necesitamos poner en discusión la huelga general frente a la reforma del FMI. Se acerca un Congreso del PIT-CNT, y ese será el planteo que llevarán sectores clasistas y combativos, para terminar con la estafa de las AFAP, impedir el aumento de la edad de retiro, aumentar las jubilaciones y pensiones, y terminar con las exoneraciones al gran capital.

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Author: Rafael Fernández