Preparemos la “tercera vuelta”: Ningún “diálogo” ni “oposición constructiva” con el Oligarca, el Chicago-Boy y el Facho

Mientras en la calle y en las redes sociales los militantes y votantes del Frente Amplio expresan su angustia por la posibilidad de un triunfo de la coalición de los Lacalle, Talvi, Manini, Sanguinetti, Larrañaga… los dirigentes de centro-izquierda ya tiraron la toalla y se preparan para actuar como “oposición constructiva” (como anunció Mujica) o solicitar una “mesa de diálogo” (Astori).

La campaña hacia el balotaje mostró a un Martínez que tomó cada vez más la agenda de la derecha. En ese sentido apuntó el planteo de Gustavo Leal (eventual ministro del Interior en caso de un triunfo del FA), de sumar 2.000 efectivos a la “Guardia Republicana” -que es una policía militarizada y especializada en la represión “anti-disturbios”. Un planteo que se parece en mucho a la “Reforma del Miedo” que fue recientemente plebiscitada y rechazada. También anunció la limitación a la reducción de las penas para los reclusos que no sean primarios. El emepepista Yamandú Orsi que pasó a ser “jefe de campaña” hacia la segunda vuelta, ya tenía un discurso afín al de Larrañaga (el año pasado planteó que debería haber cadena perpetua u obligación de trabajar para los presos, “incluso cambiando la Constitución si fuera necesario”). No hay que olvidar que Orsi hace pocos meses afirmó que Manini Ríos “puede ser aliado en algunos temas” y destacó su “visión histórica muy latinoamericanista” y su “perfil nacionalista”.

El envíopor parte del gobierno de un proyecto de ley de negociación colectiva que en la práctica liquida los convenios colectivos, es otro elemento de la agenda derechista que tomó el Frente Amplio. El proyecto del ministro Murro elimina el principio de ultraactividad de las conquistas (es decir, se mantienen aunque finalice o caiga el convenio). Por otra parte, limita los acuerdos por rama (no serían obligatorios para las empresas en las cuales no hay sindicato, una invitación a arrasar con los delegados y militantes sindicales). Hay que señalar que ya existen normas que permiten a las empresas “en dificultades” el llamado “descuelgue” de los convenios, es decir, su incumplimiento. El proyecto del FA se adapta a las exigencias de las cámaras empresariales en la OIT.

Los gobiernos del Frente Amplio han fortalecido las leyes y decretos contra la movilización popular y el derecho de huelga, utilizando hasta el hartazgo los decretos de “servicios esenciales” contra las luchas de los estatales, negando el derecho a la ocupación de los lugares de trabajo en el caso de las empresas públicas, y también generando un “decreto anti-piquetes” para limitar las acciones callejeras. La coalición de derecha recibe ahora un verdadero regalo previo a la segunda vuelta: el próximo parlamento que tendrá mayoría “multicolor” va a considerar en un trámite express el proyecto Murro.

Uruguay entra de lleno en una etapa de agravamiento de la crisis capitalista, y de guerra contra las conquistas y el salario. El FMI impulsa en todo el mundo las “reformas” laboral y previsional, que apuntan a descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Estos ataques al movimiento obrero están provocando verdaderos levantamientos populares, como se vio en Nicaragua, Haití, Ecuador y más recientemente en Chile (para nombrar sólo algunos de los puntos del globo terráqueo donde se producen rebeliones contra el FMI y sus gobiernos). En el balotaje del 24 de noviembre ambas candidaturas expresan la política fondomonetarista, no son verdaderas alternativas. Ambos candidatos van a impulsar el aumento de la edad de retiro y la rebaja del cálculo jubilatorio, un planteo que hasta cierto punto disfrazaron pero que une a Lacalle y Talvi con Astori y Mujica.
Ahora los dirigentes frenteamplistas ya anticiparon la muy probable derrota y anuncian que buscarán negociar con la derecha. Mujica incluso en vísperas de la segunda vuelta llegó a decir que “un gobierno de Lacalle no será catastrófico” sino apenas “machete para repartir” (es decir, tacaño), anunciando una postura “constructiva”: “quiero evitar en todo lo posible un tajo en el país. Yo no quiero un país partido”. Los jefes del Frente Amplio se proponen “cerrar la grieta” que existe entre su base y la derecha, no organizar una lucha contra el gobierno que viene a impulsar un ajustazo siguiendo el mandato del FMI.

La coalición derechista por ahora tiene un carácter electoral: queda por ver si Lacalle incluirá en el gobierno a todos los partidos que lo apoyan. Es probable que Manini le asegure el voto para las leyes fundamentales, pero no se integre al gabinete -preservándose como “alternativa por derecha” ante una eventual crisis del gobierno. Hay que recordar que buena parte de su electorado está no sólo contra el Frente Amplio, sino contra “todos los partidos” a los que identifican como “corruptos”. El ex Comandante en Jefe del Ejército bajo los gobiernos frenteamplistas explica de la siguiente forma por qué muchos ex votantes de Mujica ahora pasaron a apoyarlo:

“Son personas que se sienten defraudadas, la situación que viven hoy no es digna. Ven en nosotros la esperanza de un cambio”, “La gente está desesperada”.

Manini no tiene realmente un partido, ni tampoco muchos cuadros para colocar en la gestión estatal, por lo que es poco probable que su prioridad hoy sea integrar el gabinete. Es más probable que se coloque en una postura de apoyo condicional al gobierno de Lacalle.

La cúpuladel PIT-CNT no ha emitido aún un comunicado -ni mucho menos convocado a una movilización- contra el nefasto proyecto anti-convenios de Murro. Se ha lanzado a una campaña por el voto a Martínez, como si el voto al Frente Amplio fuera un freno o una barrera a la derecha, cuando es el mismo gobierno del FA el que deja la pelota picando en el área para que la patee el Cuquito.

Lo que necesita discutir el movimiento obrero no es una postura hacia la segunda vuelta: nada se resolverá en el balotaje. Lo que necesitamos debatir los trabajadores es cómo preparamos la tercera vuelta, la de la acción popular independiente contra las “reformas del FMI”. En lugar de “diálogo” y “oposición constructiva”, hay que preparar una decidida movilización. Es necesario convocar un congreso de delegados mandatados en asambleas de base, para debatir un programa y un plan de lucha consecuente. Ratificar la resolución histórica de huelga general ante cualquier ataque a las libertades democráticas, pero también debatir la necesidad de ir a una huelga general si el futuro gobierno (sea quien sea el presidente) envía un proyecto aumentando la edad de retiro y rebajando el cálculo jubilatorio. Sólo la movilización popular es garantía tanto contra cualquier proceso represivo en general (o fascista en particular), nunca la confianza en los dirigentes centro-izquierdistas que están arrodillados ante el FMI, ante UPM, y ante los grandes capitalistas. No serán los dirigentes del FA, que conciliaron con los mandos militares impunes, los que convocarán a la lucha contra la derecha y el aparato represivo.

No damos ningún apoyo político a Martínez ni a los dirigentes del Frente Amplio, que han gobernado durante quince años (con mayorías parlamentarias) y han sido incapaces de abrir una salida progresiva para el país y los explotados. La tierra está cada vez más concentrada en pocas manos, la deuda externa ha crecido en forma astronómica, la economía depende cada vez más de las materias primas, se entrega la soberanía ante UPM y demás multinacionales, favoreciendo la depredación ambiental para garantizar el lucro de unos pocos. En estos grandes temas, no existen diferencias sustanciales entre un Lacalle y un Martínez. Los dirigentes del Frente Amplio son responsables del crecimiento de la derecha y de la impunidad del alto mando militar reaccionario: son impotentes para defender las conquistas de los trabajadores y las libertades democráticas. Por todo esto votamos en blanco. El PT estará en la calle para enfrentar consecuentemente a la reacción y a las reformas del FMI, codo a codo con todos los explotados que no dudamos saldrán también a la lucha sin importar lo que hayan votado.
La gigantesca rebelión de masas en Chile nos muestra nuestro futuro. La izquierda que se proclama anti-capitalista, socialista, revolucionaria, debe movilizarse en apoyo a los explotados chilenos, y aprender de su lucha. El heroico enfrentamiento a los golpistas de nuestros hermanos bolivianos también nos llena de orgullo y nos muestra cómo se combate al fascismo.

Convoquemos a un Encuentro de trabajadores clasistas, estudiantes y militantes populares, para preparar nuestra lucha. En un continente donde Trump busca poner gobiernos títeres, los centro-izquierdistas fracasan, y los explotados salen a una lucha heroica, pongamos nuevamente a la orden del día el combate por gobiernos de trabajadores y por la unidad socialista de América Latina.

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Author: Rafael Fernández