Voto por la Revuelta

Publicado en el semanario Voces el jueves 24/10


En la Convención del Partido de los Trabajadores más de 270 compañeros votaron a la candidata a vicepresidente Andrea Revuelta, y la mayor parte lo hizo en voz alta y con un juego de palabras: “Voto por la Revuelta”.
A la luz de lo que sucede en América Latina, la frase es mucho más que una ocurrencia. Tras el levantamiento popular en Haití, la movilización que echó al gobernador de Puerto Rico, la pueblada de Ecuador que hizo retroceder a “Lenin” Moreno, la rebelión en Chile, se puede decir que un fantasma recorre el subcontinente, el fantasma de la revuelta de los explotados. Claro que este estado de movilización no se limita a los pueblos latinoamericanos, basta mencionar las protestas en Beirut, los chalecos amarillos en Francia o las luchas contra la “ley esclava” (reforma laboral) en Hungría, así como una nueva oleada popular en el norte de África (Sudán, Túnez, etc). El denominador común son las “reformas” que exige el FMI, en relación a la previsión social, las leyes laborales y el derecho de huelga.

En tanto en Chile hay un gobierno “lacallista” que intenta aplicar a sangre y fuego el plan de guerra contra los explotados, en el caso ecuatoriano el presidente viene del “progresismo” como Daniel Martínez, y tampoco ha vacilado en sacar el ejército a la calle intentando aplastar las protestas que amenazan con tumbarlo. En ambos casos, los gobernantes tuvieron que retroceder ante la movilización de las masas.

El FMI está al borde de la quiebra política (y financiera) ante el derrumbe del macrismo en Argentina. La crisis en el vecino país pone en cuestión la capacidad del FMI como prestamista y rescatador de los Estados en bancarrota. Su capacidad de intervención en la crisis mundial está en cuestión.

En nuestro país, que no tiene deuda con este organismo internacional, los principales competidores para ingresar al balotaje están todos alineados con el Fondo Monetario y sus reformas. Apuntan a aumentar la edad de retiro y rebajar el cálculo jubilatorio, a beneficiar a los empresarios en la negociación salarial (generalizando el “desenganche” de los convenios, o directamente impulsando acuerdos por empresa y no por rama), a limitar aún más el derecho de huelga (ya existen los “servicios esenciales”, la prohibición de ocupaciones públicas, y el decreto “anti-piquetes”). Que no exista deuda con el FMI no significa que el gobierno tenga mayor autonomía: Uruguay es el país con la mayor deuda per cápita de América Latina, y los acreedores nacionales e internacionales son los que determinan la política gubernamental. Tanto Astori como Arbeleche son marionetas de las calificadoras de riesgo y los banqueros.
Con independencia de lo que suceda el 27 de octubre, el llamado “ciclo progresista” está definitivamente cerrado, como consecuencia de un salto en la crisis capitalista internacional, y la comprobación popular de que el mal llamado “progresismo” no ha resuelto ninguna de las necesidades populares, ni mucho menos ha abierto un proceso de desarrollo. América Latina es cada vez más dependiente de las exportaciones de materias primas y de los posibles saltos de la tasa de interés internacional, las fugas de capitales, las decisiones de las multinacionales. Quince años de gobierno frenteamplista con mayorías parlamentarias y gobiernos “progresistas” en la región, han dado como resultado una mayor concentración de la tierra en pocas manos (mayoritariamente extranjeras), una creciente desindustrialización, una recesión económica y aumento del desempleo, y una tendencia a la caída del salario real.

Es necesario preparar la lucha contra las reformas del FMI. Ante los proyectos de reforma previsional del FMI, es necesario organizar una huelga general de todo el pueblo explotado. Que la crisis la paguen los capitalistas, no los trabajadores. Vivan las revueltas contra el Fondo Monetario!

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Author: Rafael Fernández