En pocos días, mientras el FMI felicita al gobierno de Vázquez, la bancada del FA empieza a sentir los moretones de la golpiza electoral del pasado domingo 24, donde votó una mermada cantidad de frenteamplistas -cifra que desciende elección a elección, a pesar de los millones de pesos gastados en publicidad- en una campaña que se centró en canalizar el “enojo” a la interna, como si los trabajadores votaran guiados meramente por sus sentimientos y no por extraer conclusiones políticas.
En este marco de crisis generalizada, las autoridades de la educación deciden ponerle un “bozal” a FENAPES y a su filial capitalina, Ades Montevideo, a través de volar los puentes de negociación, incluso ante la DINATRA. Esta negativa, continúa una definición que proviene del Poder Ejecutivo, que se niega a la negociación a menos que los dirigentes sindicales se postren y se abstengan de hacer valoraciones sobre la política del gobierno.
Tiene su fundamento en la intencionalidad de Netto y el resto del CODICEN de la ANEP de no discutir las características de la reforma “educativa” que se está desarrollando, cuyos ejes serían la flexibilización en la evaluación, el recorte de contenidos y la preparación de la enseñanza por áreas. Denunciamos el ocultamiento deliberado de la información y el brutal recorte presupuestal, que fundamenta la intransigencia de las autoridades y se traduce en un ataque a los estudiantes y a la clase trabajadora en su conjunto, dado que se prepara el terreno para la destrucción de la educación pública estatal.
En Secundaria, la reforma educativa y el recorte presupuestal, se traducen en diferentes aspectos, que han tenido una contundente respuesta sindical, si bien rondan en una decena, enumeraremos algunas.
La práctica eliminación de obras nuevas, así como la minimización de los arreglos (liceos n°53, 57 y 67); en la elaboración de planes como el 2016, que reduce el tiempo de clase de cada asignatura, obliga a los docentes a trabajar en “duplas o tríos” sin respetar la libertad de cátedra ni los tiempos de preparación de las clases (liceo n° 50, entre otros); en el apoyo a las direcciones que hostigan y reprimen (como en los liceos n° 9, 23 y 38).
En este contexto, la comunidad educativa del liceo n°53, ubicado en Brazo Oriental, se vio sacudida casi literalmente por el levantamiento de las baldosas de un sector del primer piso, en pleno día de clases.
El núcleo sindical del Liceo n°53, se vio enfrentado a una lucha de la que supieron emerger con dignidad: reclamaron que el liceo, literalmente, no se siguiera destruyendo ante sus ojos. En esta lucha fue sustancial el apoyo de los padres y estudiantes quienes, sin vacilar, propusieron que se incrementaran las medidas de lucha, llegando a la ocupación del centro ante la falta de respuestas del CES, tras casi una semana de negociaciones.
Si bien las reivindicaciones fueron parcialmente satisfechas, una vez más, la represión campea en Secundaria: no sólo las autoridades no reconocen su responsabilidad ante la no suspensión de las clases, sino que se definió descontar los 3 días de ocupación que los compañeros implementaron para hacer oír esta desesperante situación. Si bien los compañeros asumen con valentía estos descuentos (que en los bolsillos de cualquier trabajador generan perjuicios), consideramos que debería denunciarse a las autoridades por persecución antisindical y negligencia.
El CES debe reconocer los días como suspensión de clases por motivos de insalubridad y suspender los descuentos de los compañeros.
No sólo se carece de pisos, también faltan techos. Tal es el caso del liceo n°67 (en Piedras Blancas), que carece de un techado en el patio, así como las ya lamentablemente usuales, conexiones eléctricas precarias y peligrosas. Los estudiantes y profesores recorren un patio inundado cada vez que comienza a llover. Puede verse en las redes sociales un video que muestra con claridad cómo es un liceo construido en la más absoluta precariedad, así estudian los hijos de los trabajadores: en latas, con los cables de la luz expuestos, con espacios inadecuados y peligrosos, mojándose adentro de la institución cada vez que llueve… ¿Quién paga el recorte?
Por otra parte, el liceo n° 50 de Casabó ha denunciado desde principios de año, el Plan 2016, logrando que las autoridades reconozcan que no hay financiación para el mismo, que es una educación “para estos chiquilines”, es decir, la educación para pobres y que debe modificarse. Sin ceder un ápice, los docentes reclaman la inmediata eliminación de ese Plan, que evalúan de forma absolutamente negativa y reclaman la negociación con los trabajadores de un nuevo Plan que contemple metas académicas superiores. En este conjunto de luchas, se avizora una pelea de conjunto contra el recorte presupuestal y la reforma “educativa” que conlleva. Nos espera una segunda mitad del año en la que los trabajadores de la educación deberemos, nuevamente, defender a la educación pública de los ataques del capital y del gobierno, desarrollando un gran conflicto que apunte a la eliminación de las políticas focalizadas y la reforma educativa en curso, al respeto de las libertades sindicales y la obligación de las autoridades de negociar con los trabajadores y para arrancar un aumento en el presupuesto educativo.
Esto será posible a través de la unificación de los conflictos a nivel de toda la ANEP, coordinando con UdelaR y con los gremios estudiantiles.
Porque los derechos se conquistan, los trabajadores de la educación como en 2015, sabremos marcar el camino.