El 16 de Junio, el presidente Lacalle Pou recibió en la Torre Ejecutiva a la lista “Juntos” del Sindicato Médico del Uruguay (SMU), dando un espaldarazo a ese frente de listas de derecha que emula la llamada “Coalición Multicolor”. La abierta injerencia presidencial en las elecciones del gremio médico se producía además en el marco de un choque con las autoridades del SMU vinculadas al Frente Amplio (lista Fosalba) –que habían denunciado un “genocidio” como consecuencia de la ausencia de medidas gubernamentales para restringir la movilidad, lo que favoreció un brutal crecimiento de los contagios, las internaciones y los fallecimientos.
La reunión de la derecha sindical con el presidente de la República contó con fuerte difusión mediática. Al parecer, Lacalle Pou confiaba en las encuestas pagadas que marcaban una buena imagen presidencial en la opinión pública, y creía que eso podía impactar en la elección de la gremial médica. Sin dudas que un triunfo derechista en el SMU hubiera sido leído como un espaldarazo al presidente de parte de los médicos, y nada menos que en plena pandemia. En otras palabras, sería un aval a la política sanitaria del gobierno, e implicaría un reforzamiento de la figura presidencial.
La elección del Sindicato Médico quedó así planteada como un plebiscito a favor o en contra del gobierno, cosa que en última instancia favoreció… a la Agrupación Fosalba. Creció la cantidad de votantes comparados con las elecciones realizadas en 2019, y también creció la diferencia entre la Fosalba y las listas ahora coaligadas en “Juntos”. En 2019, la lista frenteamplista había obtenido 41,3% de los votos, en tanto en 2021 llegaron al 51%. En otras palabras, Lacalle Pou mordió el polvo de la derrota.
Del mismo modo que una victoria de “Juntos” se hubiera leído como un reforzamiento del gobierno de coalición derechista, la derrota de la lista progubernamental debe leerse como un retroceso y un paso en falso, sobre todo cuando la elección de este año tuvo mayor participación que la de dos años atrás.
La movida presidencial terminó generando una polarización que afectó a las listas menores, que son críticas tanto de la conducción de la Fosalba como de la derechista Juntos. La agrupación Médicos Trabajadores 1920 –nacida poco antes de las elecciones– desarrolló una campaña en defensa de los médicos asalariados y sobre todo de aquellos precarizados y super explotados, señalando que es incompatible para un trabajador votar una lista que incluye empresarios de la salud privada y cargos de dirección en Hospitales públicos. La verdad es que Fosalba y Juntos han tenido más coincidencias que diferencias en su conducción, y ambos están mayoritariamente integrados por médicos que son patrones o jerarcas públicos. La lista MT1920 no logró la representación en el Consejo Ejecutivo del SMU, donde buscaba ingresar para canalizar la protesta del sector más explotado de los médicos asalariados. Queda abierto el camino de las asambleas y de la movilización para terminar con el trabajo precario y para impulsar la lucha por un laudo salarial común para la salud pública y privada.
La elección del SMU queda como otro registro más que plantea una perspectiva de agotamiento del gobierno derechista, que deberá enfrentar un virtual plebiscito en apenas nueve meses. Por otra parte, en las calles, crecen las huelgas y las luchas mostrando un reanimamiento del movimiento obrero. La huelga de la Pesca en estos días, como la huelga de 4000 obreros de la construcción en la obra de UPM, son fuertes indicadores de esta tendencia.