“Defendamos la alegría” decía un spot de campaña del partido de gobierno en las pasadas elecciones. No eran ni las conquistas de los trabajadores, ni mucho menos a los propios trabajadores, sino a algo tan abstracto y despersonificado que cuajaba para cualquier sector siempre que quien lo escuchara no se detuviera a ver y a analizar como acciona el gobierno ante los reclamos de la clase obrera, como viola su propia ley de negociación colectiva y como reprime los intentos de lucha. La burocracia sindical, por supuesto, se embanderó con esa defensa mágica ante el “horror” de la derecha tradicional. La Mesa de Entes se declaró en conflicto el pasado año entre otras cosas denunciando privatizaciones, falta de personal, y ausencia casi absoluta de negociación colectiva. El correo, UTE, el BROU y AFE han entrado en duros conflictos de ese momento y por las mismas denuncias. Pese a ello, y a todos integrar la MSCE, esta no se ha decidido a lanzarse definitivamente a un conflicto generalizado, confrontando directamente y con todas sus herramientas al gobierno que una vez sí y otra también, se ha colocado en su forma más intransigente y represora posible, atacando a
los trabajadores, cerrando los espacios de negociación y avanzando en todas sus políticas de achique del estado, como lo mandan los lineamientos de los organismos internacionales y es el eje común de los gobiernos de derecha del continente.
En este mismo escenario tenemos como el conflicto más reciente a la Unión Ferroviaria contra el directorio de AFE, quién con absoluta holgura sale públicamente a mentir sobre las razones de la confrontación, y se niega a negociar con el sindicato. No lo ha hecho en ningún momento, y pese a
haber sido denunciado al Ministerio de Trabajo (a cargo del candidato del MPP, Ernesto Murro, quién en los últimos días arremetió contra la UF por las medidas adoptadas), avanza aún más en el ataque a los trabajadores. Su última acción marca una impunidad brutal, cortando los fueros sindicales como respuesta a la movilización del sindicato que reclama en defensa de la empresa del estado, y denuncia no solo los despilfarros sino el impacto del deterioro de talleres, vías y estaciones.
Como era de esperarse, ante esta situación, el Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT dijo apoyar el conflicto, pero de la misma manera que lo dijo con el de AEBU con el BROU, permanece inmóvil y sin emitir ni siquiera una declaración, pero claro, hay que defender “la alegría”. La MSCE sesionó el lunes, sin la presencia de la UF, por no tener los fueros sindicales. De todas formas, de la misma manera que se ha manejado la mesa desde que se declaró en conflicto hasta el momento, seguirá sin unificar los conflictos, seguirá sin plantarse ante el gobierno y dejará a su suerte el desarrollo de las luchas, aislándolas.
En este cuadro, dónde el gobierno utiliza el miedo que genera la reforma laboral brasileña, mientras avanza en su ataque a la clase trabajadora, donde la burocracia sindical refuerza su búsqueda de contención y paz sindical, es necesario un congreso de bases de todo el movimiento obrero en el que unifiquemos todas las luchas, expulsemos a los agentes del gobierno del movimiento sindical, y definamos un plan de lucha.
En defensa de las empresas públicas, prohibición de los despidos, estatización y control obrero de toda empresa que cierra o despida, por salario mínimo igual a media canasta familiar. Que la crisis la paguen los capitalistas.
Matías Arbizu