El pasado 27 de noviembre se realizo el VI Congreso Rodney Arismendi del Frente Amplio, los integrantes de algunas fuerzas políticas internas del FA han caracterizado este congreso como una supuesta “victoria de las bases”. El documento final redactado no deja de expresar varias de las contradicciones que rigen el discurso del oficialismo a nivel de análisis internacional, regional y nacional.
Balance del nacionalismo
A nivel internacional se analiza la coyuntura global mencionando una ‘multipolaridad’ a nivel económico y comercial, el terrorismo y la crisis económica. Paradójicamente se nombra la voluntad de las clases dominantes de llevar a cabo un ajuste, que traslade la crisis a los países dependientes y a los trabajadores, cuando precisamente a nivel nacional son ellos los que hacen viable el ajuste y los que cargan la crisis en los trabajadores sin casi tocar al capital.
Otra contradicción de grandes dimensiones que además tiene una gran importancia a nivel teórico la encontramos en el análisis de la situación regional. En esta sección nos encontramos con una reivindicación de los gobiernos ‘progresistas o nacionalistas’ defendiendo las “conquistas” ocurridas bajo los mismos. Para el FA el agotamiento o la caída de estos gobiernos están asociados al aprovechamiento por parte del bloque conservador de una crisis económica que obstaculizó su desarrollo. Así, se omite el balance de la política que estos gobiernos desarrollaron frente a la crisis, omitiendo el programa que estos defendieron en dicho escenario. Se evita de este modo, analizar su actuación política en el marco de la crisis, una acción que sin dudas establece la defensa del gran capital frente a los trabajadores, sobre los cuales se desata un ajuste fenomenal. Son los propios límites programáticos y estratégicos de estos partidos los que le impiden llevar a cabo una salida a la crisis por izquierda y con los trabajadores, es decir en base a un programa anticapitalista. Este límite es el que expresa nada más y nada menos el agotamiento de las experiencias progresistas y de colaboración de clases, para todo un sector de las masas y del movimiento obrero.
Aquí vemos precisamente la degeneración de sectores como el PCU y otros, quienes han decidido seguir siendo furgón de cola del proyecto de la burguesía, votando el ajuste que el gobierno desata sobre los trabajadores y conteniendo el potencial de lucha de los trabajadores. Para no asumir su responsabilidad en la integración de un gobierno cada vez más derechista el PCU justifica la política del gobierno como un producto de la crisis, es decir como un proceso exógeno por el cual el gobierno no tiene más remedio que desatar un ajuste (aunque eso si ‘gradual y progresista’) dejando a un lado el análisis de la orientación y los intereses que el gobierno defiende con sus políticas frente al impacto de la crisis.
El FA, la crisis y el ajuste
A nivel nacional el documento del congreso plantea que Uruguay está mejor preparado para enfrentar la crisis, lo cual no parece algo tan tangible viendo el ajuste que está llevando a cabo el gobierno y el intento de avance privatizador con medidas como la financiación del clínicas mediante las PPP, y la búsqueda desesperada de Vázquez para firmar un TLC. Pero lo peor de todo, es que esto es completamente falso, el proceso de endeudamentiento público continua aumentando sistemáticamente, en Uruguay como en el resto de América Latina se han incubado todas las premisas para una bancarrota generalizada.
Se hace también la crítica de turno a la derecha alegando que esta quiere volver a tener el poder, y que cuando lo tuvieron aumentaron la desigualdad y la dependencia. El Frente Amplio parece así vivir en una realidad paralela, pues durante sus gobiernos se extranjerizo como nunca antes la tierra, y se continúa planteando como único proyecto económico la dependencia a la intervención de extranjera, razón por la cual han hecho numerosas exoneraciones fiscales. No faltan tampoco las privatizaciones y la orientación del librecambio con el intento de acuerdos de TLC.
Por último se cierra el documento alegando que existen dos proyectos de país, el de la derecha expresada en los partidos tradicionales, como representantes de la “oligarquía”, y el de la izquierda expresada en el FA. Apelan de este modo al chantaje, a la polarización entre dos variantes que gobiernan para el capital financiero y los poderosos. No podemos engañarnos, tanto los partidos tradicionales, como Novick, y como el Frente Amplio, defienden en esencia, con algunos matices, la política del gran capital, por eso el FA ha sido el que le ha garantizado a la burguesía las fabulosas ganancias que han obtenido en esta década. El PCU ha elegido su lugar en la historia; ser parte del gobierno que lleva a cabo el ajuste, haciéndole seguidismo a la burguesía nacional (esto último caracteriza toda su historia).
Los trabajadores, la juventud y las mujeres explotadas debemos elegir un camino independiente, luchar por construir un gran partido de la clase obrera que aporte un programa de salida a la crisis, en la lucha por la transformación social con una perspectiva socialista.