UPM pierde legitimidad: una oportunidad para la lucha.

 

El proyecto de instalación de una nueva fabrica de celulosa de UPM, que incluye un ferrocarril propio para uso exclusivo, concretado en el contrato ROU-UPM, viene provocando desde su inicio hace casi 4 años varias oleadas de rechazo social, y de advertencia de los peligros que el proyecto conlleva, por parte de organizaciones sociales y grupos de investigadores al respecto. En las ultimas semanas se han acumulado un conjunto de hechos que han explicitado las contradicciones del proyecto, y que pusieron el tema sobre la mesa nuevamente, levantando nuevas voces y miradas criticas al respecto. Y es que sobran los motivos para que los trabajadores se cuestionen si quieren que su salario sea confiscado para financiar las ganancias de una multinacional que no tiene nada para ofrecerles.

Derrumbes: un tren contra la vida de los vecinos

La multinacional ha utilizado su poder económico para ganarse desde un principio el favor de los grandes medios de comunicación nacionales, y hacer que la mayoría de estos transmitan información disfrazada o directamente falsa sobre el proyecto, para generar ilusiones en los vecinos, jugando con sus necesidades. Una de estas engañosas informaciones, es que el “Ferrocarril Central” o “Tren de UPM” es en realidad un tren para los vecinos, que viene a modernizar el barrio, que ayuda a las familias, y que cumple el postergado deseo de un tren de pasajeros. Esta ilusión se cayó a pedazos el pasado jueves 5 de noviembre, con el derrumbe de una casa en Paso Molino por las obras del tren en una vivienda lindera, dejando fuertemente heridos a un niño y a su madre.

El hecho causo impactó y rompió hasta cierto punto el silencio de los medios, siendo difundido por Subrayado, Teledoce, El Pais, y otros, y siendo el principal tema de debate en un programa superficial y amarillesco pero visibilizador de algunas realidades como “Esta boca es mía”, donde hablaron representantes de distintos colectivos contra UPM y su tren. Y es que la sorpresa de los medios carece de sentido, ya que estos colectivos integrados en muchos casos por los mismos vecinos afectados, vienen alertando hace mucho tiempo sobre las grietas en paredes de sus casas, las inundaciones, y las vibraciones. Ademas, mientras el estudio de impacto ambiental (del cual hablaremos mas adelante) hablaba de alrededor de 255 padrones que deberían ser expropiados, ahora se habla de 1000, numero al cual ya se acercan las viviendas expropiadas. Si a esto le sumamos que la tierra sobre la cual se quiere construir las vías es mas blanda de lo que se “había estudiado”, quedá claro que tanto UPM como su tren son un proyecto inaceptable, que no puede ser defendido seriamente ni por sus mismos impulsores.

Ausencia de prevención y negligencia empresarial

Esta negligencia típica de las patronales tanto nacionales como multinacionales, para las cuales las vidas humanas son un simple factor de beneficio, se complementa con la de un Estado que obligado a reproducir las coordenadas de un capitalismo dependiente, le garantiza a estas multinacionales un trato como si fuesen otro Estado, y se arrodillan ante estas hasta el punto de que dejaron en las manos de una consultora privada (VrTrack) los estudios de impacto ambiental. Mientras los vecinos denunciaban errores importantes en los estudios, el gobierno decreto el proyecto como urgencia nacional (interesante recordarlo en épocas de urgencias de consideración), pisó el acelerador, y marcho con seguridad hacia un precipicio que hoy lo paga el pueblo con sus vida y su bolsillo.

Las operaciones que la empresa deberá hacer para suplir los elementos que su estudio ignoró, costaran alrededor de 100 millones de dolares mas, que serán pagados con la explotación de los trabajadores.

UPM, los trabajadores, y el movimiento sindical

La mayor promesa ilusoria agitada por los medios, la empresa, y los gobiernos del FA y Multicolor, es la de la creación de grandes cifras de puestos de trabajo, entre 8000 y 10000 puestos de calidad, supuestamente. Estos argumentos fueron ampliamente refutados, mostrando que la gran mayoría de puestos de trabajo (menos que 8000) corresponden a la etapa de construcción de la fabrica, mientras que una vez ya está esta construida, trabajan activamente en la planta alrededor de 600 trabajadores. Ademas el ejemplo de las anteriores plantas, muestra que pasados los años, el trabajo comienza a precarizarse, siguen los despidos, tercerizaciones y la represión sindical.

Estas contradicciones en el ámbito laboral, estallaron el pasado mes de octubre, con la paralización de las actividades de los obreros de una de las empresas encargadas de la construcción de las vías para el tren de UPM. Los trabajadores describen que la empresa se cree que esta “en el año 1500”, despidos por represión sindical, negación a garantizarle agua a los obreros en plena pandemia, y llamados a los obreros a trabajar a cualquier hora, con cambios a ultimo momento y sin ninguna estabilidad. Ademas la empresa se ampara en el acuerdo Marco Laboral firmado con la dirección del PIT-CNT, para acusar a los obreros de no respetar la norma firmada que dice que los obreros deben avisarle a la empresa antes de tomar cualquier medida de lucha. Cuando los colectivos y sindicatos opositores al proyecto denunciaron que esto erá una iniciativa de regimentación sindical, no se les prestó atención, ahora los hechos suponen una bofetada en la cara de la burocracia del SUNCA y de la UNTMRA (principales defensores de UPM al interior del PIT-CNT), que quedo explícitamente como cómplice de una proto reforma laboral. Las bases de los sindicatos deben sacar conclusiones.

Perspectivas de lucha

La emergencia de conflictos de gran importancia como la LUC, la lucha presupuestal o la misma pandemia, alejaron a muchas organizaciones sociales y sindicales de la lucha contra UPM, viéndose muchos superados ademas por las dificultades de enfrentar a un enemigo con tanto poder. Sin embargo los hechos descritos anteriormente muestran que el proyecto tiene numerosas debilidades, organizarse para golpear en los puntos débiles del proyecto es la clave para generar un movimiento de lucha fuerte capaz de imponer la no instalación de la planta. Los colectivos barriales vienen haciendo un gran esfuerzo en este sentido, de la misma forma que la Coordinación Nacional contra UPM viene organizando acciones, algunas de importante concurrencia como la marcha del 25 de agosto del año pasado. Es necesario impulsar acciones de lucha, que pongan sobre la mesa que no podemos tolerar ni un solo derrumbe mas, ni un solo atropello mas por parte de la empresa.

Por otro lado, la lucha se dibuja cada vez mas, como una lucha contra el conjunto del régimen político, dada la continuidad del proyecto entre el FA, su impulsor original, y la Coalición Multicolor, panorama que se vuelve mas claro cuando vemos incluso a partidos ecologistas como el PERI, alineándose en las elecciones municipales a la derecha tradicional, defensora de UPM. Así, los partidos integrados al Estado, se han convertido en simples mandaderos políticos para las multinacionales, simples reproductores de las coordenadas dependientes del capitalismo en Uruguay.

Por otro lado la izquierda clasista debe hacer una fuerte autocritica, ya que la aceptación por parte de importantes sectores de la clase obrera de los argumentos de la “creación de trabajo” constituye una derrota ideológica frente a la burguesía y sus construcciones políticas, que coloca a los trabajadores como incapaces de organizar la sociedad sin tener a un empresario que cree místicamente puestos de trabajo, cuando esto en realidad es una potencia propia de las masas trabajadoras, no de los explotadores. En épocas de pandemias y crisis ambiental, si la clase obrera quiere reivindicar su rol en cuanto a la transformación social, debe demostrarse capaz de levantar un programa propio de organización social y económica, que contemple la sustentabilidad del trabajo obrero, y que muestre que solo el socialismo puede ponerle fin a la rapiña capitalista sobre la naturaleza y la sociedad.

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Author: Emiliano Mastrantono