La pandemia del Covid-19 constituye dada su excepcionalidad un constante desnudamiento de muchas realidades que atravesaban al pueblo uruguayo y a los trabajadores. La crisis económica y social generada por la pandemia ha explicitado que sin los trabajadores en sus puestos de trabajo el sistema capitalista y la sociedad no funcionan, la riqueza es producto del trabajo obrero, no de los capitalistas. También ha quedado claro que el sistema de salud bajo el capitalismo es incapaz de afrontar desafíos que lejos de ser inéditos deberían haber prevenido a los sistemas de todo el mundo con casos como el brote anterior del SARS Co-V, una vez ya estallada la crisis los sistemas sanitarios colapsan por la incapacidad de los gobiernos de detener la actividad a tiempo, y de la industria capitalista de reconvertirse para apoyar a la sociedad y garantizar lo que hace falta. Lo otro que ha quedado claro es que los gobiernos aprovechan estas situaciones para avanzar en puntos de ataque al pueblo en los que antes no habían podido avanzar.
Esta compleja situación le deja al movimiento estudiantil todo un escenario planteado ante el cual este tiene que deliberar una orientación política.
Pandemia y mercantilización
Lo que mas inmediatamente nos atañe a los estudiantes es la cuestión del nuevo régimen de clases que ha surgido. En la comunidad educativa la cuestión de la virtualización viene siendo un debate desde hace mucho tiempo con realidades tales como las modalidades semi-presenciales, etc. Sin embargo la crisis desatada por la pandemia le ha permitido al gobierno colocar a casi todo el sistema educativa bajo clases virtuales sin casi cuestionamiento ni posibilidad de debate entre los actores de la educación.
En la aplicación de este sistema vuelven a quedar de lado aquellos que tienen mayores dificultades para acceder a computadoras, conexión funcional, y quienes carecen de condiciones para estudiar (o dar clases) en sus casas por la situación de sus hogares. La pandemia no puede ser la excusa para apartar de la educación a quienes sufren las peores condiciones de este sistema.
La cuestión que esta planteada aquí es la del acceso a la educación. Por este motivo debemos colocar el planteo de que las clases virtuales no sean usadas como evaluación formal, ya que gran parte de las condiciones necesarias para cumplir la tarea educativa, que se manifiestan en la socialización real en un espacio físico entre docentes y estudiantes, no están cumplidas. Debemos tener cuidado de que la preocupación ante la perdida de clases no lleve a instalar políticas que degraden la enseñanza. El CEIPA y Ades ya se han pronunciado en este sentido, debemos impulsar el apoyo a estas consignas desde los mismos grupos de clase y los espacios de los centros de estudiantes.
No podemos centrarnos únicamente en los aspectos académicos, ya que estamos ante una situación excepcional, por lo que necesitamos respuestas de conjunto. En ese sentido el movimiento estudiantil debe tener en cuenta que una buena parte de los estudiantes son estudiantes y trabajadores, y que la perspectiva tanto de perder sus trabajos, como de no poder hacer cuarentena por arbitrariedad de los patrones, es un peligro grave capaz de desestabilizar toda la vida del estudiante e impedirle estudiar normalmente. Hoy mas que nunca los estudiantes tienen que luchar unidos a la clase obrera, un golpe a los trabajadores es también un golpe al movimiento estudiantil y debemos responder.
El Movimiento Estudiantil debe intervenir
Aceptar la imposición de estas condiciones pasivamente es aceptar una derrota con los brazos caídos. Contrariamente a eso debemos plantear la toma de iniciativa por parte del movimiento estudiantil, para luchar por las reivindicaciones que consideremos correctas, junto con los reclamos de los trabajadores, los trabajadores desocupados, los vecinos en los barrios, etc.
Esta unidad del campo popular no debe ser simplemente una consigna, sino que debe ser bajada a tierra organizativamente. Desde la Juventud del PT consideramos que seria importante desde ya comenzar a recorrer una experiencia de coordinación en todos los niveles, estudiantil, obrero y barrial, que cada barrio tenga sus espacios donde los distintos sectores populares planteen sus reivindicaciones y trabajen juntos por la victoria de estas. Ya hay experiencias en este sentido, por ejemplo la Olla Sindical Popular y Solidaria, llevada adelante por varios sindicatos clasistas, entre ellos varios de la educación y el CEIPA.
Es importante que las iniciativas solidarias que surjan no cumplan solamente su rol asistencial (el cual es necesario) sino que se conviertan en un punto de deliberación política popular y de articulación para la lucha. La defensa de la educación publica, de las condiciones de trabajo, y de la salud del pueblo solo puede ser defendida efectivamente mediante la organización de los trabajadores y los estudiantes en los barrios y lugares de trabajo.
Por otro lado ante la constatación de que ya están habiendo movilizaciones, tales como el bocinazo de los trabajadores del Taxi frente al edificio de la presidencia, y la concentración de Ades contra la imposibilidad de que los docentes tomen horas (lo cual los deja sin salario y cobertura medica), debemos considerar como podemos tomar las calles por nuestros reclamos, contemplando el auto cuidado y las medidas sanitarias.
– No a la evaluación mediante las clases virtuales. Por condiciones dignas de estudio.
– Por una respuesta organizada del campo popular contra el ajuste en el marco de la pandemia.
-Las vidas de los trabajadores y el pueblo solo pueden protegerse si el país esta en manos de los trabajadores y no de los empresarios. Por un gobierno de los trabajadores.