El pasado 17 de Octubre fue aprobado en la cámara de diputados el proyecto de ley de riego con 84 votos a favor, entre los cuales se encuentra el voto del oficialismo, en algunos casos con el conocido recurso de la disciplina partidaria. Los sectores pretendidamente “críticos” del FA siguen haciendo posible que el gobierno avance en la aplicación del ajuste, sin importar que para esto se tenga que mercantilizar hasta el agua.
El proyecto de ley fue planteado por Tabaré Aguerre, Ministro de Ganaderia, Agricultura y Pesca, el cual debemos aclarar es también empresario agropecuario, lo cual aclara el panorama, no es extraño que el ministro quiera defender los intereses de su clase con este proyecto. La ley fue votada a favor con el argumento del aumento de la productividad y el mejor aprovechamiento de las aguas, sin embargo supone un beneficio únicamente para los capitalistas como Aguerre que quieren aumentar su ganancia a costa de un recurso como el agua que la misma constitución considera un derecho humano fundamental. La situación es clara, la ley de riego no solo supone una profundización del proceso privatizador llevado adelante por el FA, sino que es también un ataque contra una conquista fundamental del pueblo Uruguayo como lo fue la lucha contra la privatización del agua en el 2004.
Conjuntamente a esto nos encontramos con que el proyecto representa además un posible peligro ambiental, como ya han acotado varios investigadores y representantes de los movimientos sociales (Redes-Amigos de la Tierra). Dentro de estos posibles peligros nos encontramos con las cianobacterias generadas por el agua estancada, proceso que por otro lado se viene observando hace años. También se critica el argumento oficialista de que el agua es desperdiciada porque va al mar, cuando el hecho de que el agua retorne al mar tiene su importancia en el funcionamiento del ecosistema.
En conclusión, el proyecto de ley de riego nos clarifica una realidad que hace tiempo venimos vislumbrando, el proceso ajustador y el mismo modo de producción capitalista es incompatible con una política que conciba a los recursos naturales como un derecho fundamental. Si la clase trabajadora no se organiza para derrotar el ajuste y al régimen político que lo garantiza nada nos asegura que no se profundice la privatización de los recursos naturales. Solo la lucha de la clase obrera en una perspectiva socialista puede garantizar un proyecto político que evite estas situaciones y enfrente estos atropellos.
por qué no se lleva a cabo la juntada de firmas para hacer un plebiscito que anule este mamarracho neocolonial?