Cooptación y lavada de cara
Como nunca antes, la oratoria del acto del 1º de Mayo fue fundamentalmente femenina. Hablaron Elbia Pereira (Fum-Tep) y Fernanda Aguirre. Una lectura rápida –y superficial- lleva a ver este hecho como un avance para las mujeres trabajadoras. En realidad la burocracia sindical pretende cooptar y neutralizar al movimiento de mujeres que protagonizó la multitudinaria marcha del 8M. Pereira –maestra de profesión- fue la mano derecha de la dirección oficialista del Pit-Cnt durante el conflicto docente de 2015, impulsando levantar las medidas de lucha durante la declaración de esencialidad. También firmó entusiasta el preacuerdo salarial -luego rechazado en varias asambleas de docentes y funcionarios de la educación-.
Pereira realizó un discurso de ‘género’, no de clase, atribuyendo la violencia hacia las mujeres al machismo, y no al capitalismo como sistema opresor y degradador de la clase obrera – de los hombres, mujeres y niños que la componen-. Se suma así a las corrientes que plantean un sometimiento de la mujer basado en ‘lo cultural’ y no en su pertenencia a los eslabones más ‘débiles’ en la cadena de explotación del capital –junto a los trabajadores negros, latinos, refugiados en Europa y demás-. El ‘feminismo’ de Pereira prioriza a María Julia Muñoz frente a las miles de maestras –y maestros- que desafiaron el decreto de esencialidad defendido por ‘la’ ministra. Esto explica qué intereses de clase defiende –más allá de su retórica-.
La elección como oradora de Pereira –Elbia- es una lavada de cara de su imagen -desprestigiada frente a miles de docentes y trabajadores de todo el país-. Asimismo sirvió para que otro Pereira –Fernando, presidente del Pit-Cnt- ‘zafara’ de dar la cara, luego de quedar escrachado internacionalmente tras la visita al Estado de Israel y las declaraciones que realizó posteriormente, alabando a la central de trabajadores pro-estatal y sionista, la Histradut.
Docente de educación secundaria, militante de ADES Montevideo y del Partido de los Trabajadores.