Fuera Macri, Fuera Trump y Bolsonaro

Impulsemos una agenda de movilización política en rechazo del G20

Los funcionarios argentinos anuncian la futura reunión de mandatarios del G20 con invocaciones a la “globalización” y al “comercio internacional inclusivo”. A pesar de estas frases rimbombantes, la reunión que tendrá lugar en Buenos Aires entre el 30 y el 1º de diciembre próximos será el escenario de una aguda disputa internacional. El telón de fondo de esta pelea es la crisis mundial capitalista y sus más recientes manifestaciones de agravamiento. En vez del “comercio inclusivo”, la cumbre fue precedida por la guerra de aranceles entre Estados Unidos y China y, de un modo general, por las restricciones que le ha impuesto Trump a las importaciones de productos industriales a otros de sus socios del G20.

En la anterior reunión del G20 en Hamburgo (2017), su declaración final hacía alusión a los esfuerzos por “reducir la capacidad ociosa” de acero. Detrás de las limitaciones al comercio, subyace una crisis de sobreinversión y sobreproducción, y una discusión encarnizada respecto de qué bloques deben hacerse cargo de esa crisis. El pretendido foro de la “globalización”, en suma, asiste a la fractura del mundo “global”.

Pero los planteos proteccionistas de Trump son apenas el punto de apoyo de una política agudamente expansionista. Detrás de las nuevas barreras comerciales a China, subyace la tentativa de someter al coloso asiático a una recolonización financiera e industrial de carácter integral. En las divergencias que preceden a la nueva reunión del G20 aparece también la cuestión del cambio climático, que no es ajena a la guerra de bloques. Trump ha liberalizado el control ambiental a los grandes capitalistas de sus “viejas” industrias, para favorecer la reducción de sus costos. En esa línea, retiró a Estados Unidos del acuerdo global sobre el cambio climático.

En la agenda del G20 de Buenos Aires aparece un destaque especial para “la cuestión del trabajo”. Cuando esta “preocupación” la traen las grandes potencias imperialistas -y las burocracias restauracionistas de China y Rusia-, ello sólo puede significar el impulso a la precarización y el ataque a las conquistas laborales -o sea, trasladarle a los trabajadores las costas de la crisis.

Detrás de la guerra comercial y de la competencia por costos ambientales y “laborales”, asoma la perspectiva de la guerra misma. La cumbre de mandatarios sólo será un episodio de la descomposición capitalista y su tendencia a la barbarie.

Trump, Bolsonaro, Macri

A la reunión de Buenos Aires concurrirá también el fascista Bolsonaro, a pesar que recién asumirá como presidente en enero. Su presencia buscará subrayar la existencia de un eje continental derechista bendecido por Trump. Pero el pasaje de las fotos y las declaraciones a los hechos deberá transitar por las contradicciones de la crisis capitalista. Como ya se demostró con Macri, la “identificación política” con Trump no eximió a la Argentina de las restricciones proteccionistas -mucho menos de la fuga de capitales y la megadevaluación disparadas por la suba de las tasas de interés en Estados Unidos. Sin perjuicio de ello, los derechistas regionales no se privarán de redoblar los planes de colaboración militar con el imperialismo, donde la supuesta lucha contra el narcotráfico viene siendo la coartada para un reforzamiento represivo del Estado contra los explotados. En los últimos días, han recrudecido las versiones sobre la instalación de bases militares yanquis en Brasil, junto a los reclamos para que se adopten “acciones urgentes” sobre la frontera con Venezuela. De este lado del Mercosur, la victoria de Bolsonaro ha insuflado los aires de la ministra Bullrich, para reclamar, junto al pejotista Pichetto, la represión a las movilizaciones populares y la persecución a los inmigrantes. En esa línea, el macrismo ha preparado un operativo represivo inédito contra las marchas que recibirán al G20.

Contracumbre de fracasos

La cumbre del G20 será precedida por una convocatoria de nacionalistas continentales -la llamada “contracumbre”, que contará con la presencia de Dilma, Cristina Kirchner y probablemente Rafael Correa. Harán un gran acto de encubrimiento respecto de cómo los “nacionales y populares” le abrieron paso a la reacción política en cada uno de sus países. Después de haber gobernado como lobbista de la patria contratista y del capital internacional, el PT permitió que el golpismo militar y la reacción asumieran el control de la transición política que culminó, días atrás, con la victoria electoral de Bolsonaro. En Ecuador, Correa ungió como sucesor a Lenin Moreno, una suerte de “Scioli” que luego se deschavó como agente directo del imperialismo. Por su parte, Cristina Kirchner se ha servido del “efecto Bolsonaro” para reforzar sus negociaciones de “unidad” con el pejotismo que ha cogobernado -y continúa haciéndolo- con el ajustador Macri. La contracumbre del nacionalismo fracasado no puede ofrecerle ningún futuro a la lucha de los trabajadores del continente contra el imperialismo y la reacción política.

Por una intensa campaña política

En este cuadro, la presencia del G20 le plantea a la izquierda revolucionaria un doble desafío. Por un lado, es necesario desplegar una intensa clarificación y agitación política contra la cumbre imperialista y sus propósitos reaccionarios. El viernes 30 tendrá lugar una marcha general de la izquierda y diversas organizaciones sociales. Debemos prepararla con charlas y actividades de repudio en lugares de trabajo, colegios y facultades. Es la oportunidad también para convocar a los artistas revolucionarios a desplegar iniciativas en lugares públicos, que refuercen la agitación política. Una enérgica campaña es también la oportunidad de una delimitación política respecto del nacionalismo burgués y sus compromisos con el imperialismo. En esta línea, el Partido Obrero le ha propuesto a los partidos del FIT un acto en la semana previa al G20, por la expulsión del imperialismo, de los Trump-Macri-Bolsonaro y por la Unidad Socialista de América Latina.

También a pocos días del G20 -entre el 16 y el 18 de noviembre- tendrá lugar la Conferencia Latinoamericana convocada por el PO y el PT de Uruguay, junto a delegaciones de militantes y luchadores de varios otros países del continente. Será la oportunidad de debatir y resolver iniciativas de lucha y movilización política para el desarrollo de la izquierda revolucionaria en el continente.

+ posts
Share:

Author: Marcelo Ramal