El acto del Primero de Mayo organizado por el Pit-Cnt en la plaza ‘Mártires de Chicago’ se pareció más a una feria dominical –poco concurrida- que a un acto de lucha. La escasísima concurrencia no se puede disimular bajo la fórmula esgrimida por la dirigencia burocrática del ‘fin de semana largo’. Los ‘claros’ en la plaza y sus alrededores posicionan al acto de este año como el de menos convocatoria que se recuerde. Pocos ómnibus semivacíos llegaron y se fueron del acto tocando bocina, y con más banderas que gente en su interior.
Rescate al capital y palabras al viento
Los oradores –la mencionada Elbia Pereira, Fernanda Aguirre y Gabriel Molina- lanzaron una serie de palabras al viento. Elbia Pereira se acordó de los 300.000 ‘quincemilpesistas’, sin proponer un plan de lucha para arrancarle al gobierno un aumento salarial significativo. Año a año la burocracia ‘ajusta por inflación’ la cifra de los salarios de hambre –los otrora ‘diezmilpesistas’ son los tan superexplotados ‘quincemilpesistas de hoy-. Nosotros, el PT, impulsamos la organización de los trabajadores para luchar por el salario mínimo equivalente a media canasta familiar –unos 35.000 pesos- reajustándose automáticamente ante la suba de precios.
Gabriel Molina se focalizó en ‘reclamos’ cuyo eje es la intervención estatal para rescatar a la burguesía en quiebra. De este se trata las ‘políticas industriales’ y la ‘inversión pública’ que la dirección del PIT-CNT considera como salidas a la crisis. Sucede que luego del fin del ‘boom’ de los precios de las materias primas, asistimos a la liquidación de sectores enteros de la industria –y otras ramas de la economía- o su ‘reestructuración’. Esto es: despidos y envíos a seguro de paro de forma masiva y mayor precarización laboral, como parte de ataque en regla a las condiciones de vida de los trabajadores para, sobre esta base, relanzar la producción. Los ejemplos recientes de la imprenta Polo, La Spezia, Fanapel, Ecolat o Agroland (que acaba de despedir 170 trabajadores) expresan este cuadro. En este escenario, Molina propone la extensión del seguro de paro…
La orientación del movimiento obrero debe ser otra: la prohibición de los despidos, el reparto de las horas de trabajo entre todos los trabajadores ocupados y desocupados sin afectar el salario y la estatización bajo control obrero de las fábricas que cierren o despidan. Los trabajadores desempleados deberán conformarse con el seguro de paro extendido que Molina tanto pondera y agradece al gobierno del FA.
La ‘pata izquierda’ de la oratoria la llevó adelante Fernanda Aguirre, dirigente del Sughu y a cargo de la Secretaría de DD.HH del Pit-Cnt. Defendió la autodeterminación de Palestina –sin denunciar la excursión pro-sionista de Fernando Pereira, Gambera y cía-. Se manifestó también contra los decretos antipiquetes y de esencialidad, sin proponer ningún plan de lucha para anularlos. Denunció también a Trump, Almagro y la OEA, en la misma tónica. ‘Cerró por izquierda’ el discurso de una burocracia alineada –más bien soldada- al gobierno ‘popular’ del FA. Palabras al viento y ningún plan de lucha que las materialice.
Frente único y reagrupamiento
La burocracia pretende conducir al movimiento obrero a la desmoralización, actuando como garantía para que el gobierno viabilice el ajuste fiscal y el recorte del gasto estatal.
En oposición a esta política, el PT impulsa un frente único de lucha e independiente del gobierno. Esta orientación se plasmó en la movilización frente al decreto anti-piquetes, el acto del 1º de Mayo que se realizó en el acampe de UTAA y la marcha del 10 de Mayo a Presidencia que tuvo como eje la unificación de las luchas.
Este proceso empalma con el resonante triunfo en las elecciones de la banca oficial de Aebu de la “Coordinación para el Cambio” –frente único de agrupaciones clasistas y combativas-, que es un punto de apoyo claro y tangible para todo el clasismo. Y también en las elecciones en Adeom, donde se plantea constituir una coordinación de las listas que reclaman la independencia del gremio con respecto al gobierno y las patronales. En la educación privada –Sintep- la burocracia no se presentará a las elecciones, a sabiendas de su segura derrota a manos de la lista clasista 1886. En el sindicato de docentes de Montevideo –Ades-, el clasismo está próximo a mantener la mayoría lograda en 2013 y 2015, referenciándose principalmente en la agrupación 1º de Mayo- lista 1996. En todos estos sindicatos el Partido de los Trabajadores tiene una activa militancia y responsabilidad en sus direcciones.
El significado político de este proceso es de un lado, el retroceso de las direcciones sindicales que quieren llevar al movimiento obrero por el camino de la subordinación al gobierno y del otro, la potencialidad de reagrupar a los luchadores bajo las banderas de la independencia de clase con respecto al Estado, el capital y sus partidos. Esto implica una salida política basada en una dirección obrera y socialista de los sindicatos.
Este cuadro político deja planteada la tarea de convocar a un Encuentro del movimiento obrero clasista y antiburocrático que de continuidad a la unificación de las luchas contra el decreto antipiquetes, los recortes en educación y salud, los despidos y cierres de fábricas e impulse un plan de acción y deliberación de un programa para desarrollar una salida propia de los trabajadores a la crisis y el ajuste del gobierno.
A la desmoralización de la burocracia debemos oponerle la lucha programática consecuente, cuyo objetivo no es otro que una sociedad reorganizada sobre nuevas bases y libre de toda explotación.
Docente de educación secundaria, militante de ADES Montevideo y del Partido de los Trabajadores.