Crisis capitalista y el problema de la vivienda

En su discurso de asunción de mando en 2005, ante la Asamblea General en el Palacio Legislativo, Tabaré Vázquez expresó: “¡Es sencillamente inadmisible que haya gente durmiendo en la calle cuando hay viviendas vacías!”. Esa afirmación, luego de más de 13 años de gobierno del FA, sigue absolutamente vigente. En las últimas semanas el intendente de Montevideo Daniel Martínez y la ex intendente Ana Olivera -hoy en el Mides-, han tenido que admitir la existencia de un importante número de personas durmiendo -viviendo- en la calle. Ya la ministra de Desarrollo Social Marina Arismendi había expresado en 2016 que había más personas en esa situación que en 2005. En este terreno -como en salud y educación públicas-, donde se expresan necesidades básicas para el desarrollo de la vida humana en condiciones de dignidad, el fracaso del ‘progresismo’ es más que evidente.

El marxismo ha abordado desde siempre este tema. Ya Federico Engels en 1872-73,  con su “Contribución al problema de la vivienda”, daba cuenta de la situación de precariedad e insuficiencia de viviendas para los trabajadores y oprimidos en general. También  planteaba que en el marco del capitalismo este problema  sería ‘crónico’ y con una tendencia a su profundización, un pronóstico confirmado en nuestro presente.

El imaginario social puede asociar el hecho de dormir en la calle a situaciones de adicción a las drogas o alcohol. De hecho buena parte de los miles de uruguayos que duermen en la calle sufren esa problemática, en varios casos adquirida por la ‘situación de calle” y no previo a ésta. Pero que una situación de consumo problemático de drogas lleve casi que automáticamente a un ser humano a vivir y dormir en la calle, habla de la crisis de un régimen social putrefacto e inviable, así como del Estado que lo sostiene. El aumento de gente viviendo en las calles, no sólo se vincula con este problema, sino que es el reflejo de que asistimos a una aumento cada vez mayor de pauperización de los trabajadores, con miles que ganan menos de 17 mil pesos, jubilaciones de hambre que no cubren los 12 mil pesos, y miles de precarizados y desocupados.

Vázquez decía en 2005 -cita del primer párrafo-, “cuando hay viviendas vacías”. En el último Censo -2011- se concluyó que entre viviendas y locales comerciales había más de ¡200.000! unidades desocupadas. Proceder a la expropiación sin indemnización de esas viviendas y locales que no se utilizan, y acondicionarlos para alojar a quienes no tienen vivienda adecuada, duermen en la calle o son víctimas de los altos precios de alquileres por la especulación inmobiliaria capitalista, es una necesidad que debemos impulsar.

La voracidad del capital por penetrar en la esfera pública se acrecienta por la necesidad de recuperar la rentabilidad que disminuye en cada crisis. Los trabajadores y demás sectores oprimidos debemos pagar precios altísimos por alquileres o cuotas de bancos por hipotecas, u ocupar tierras -lejos de los lugares de trabajo y con carencias de servicios básicos- para ‘solucionar’ esta situación.

Para que nadie duerma en la calle y todo el mundo tenga un techo digno, debemos expropiar sin indemnización las viviendas inutilizadas, y paralelamente desarrollar un gran plan de construcción de viviendas, controlado y administrado directamente por los trabajadores, obteniendo los recursos mediante impuestos progresivos al gran capital extranjero y nacional.

Debemos dar una batalla por el acceso universal a la vivienda como derecho básico para todos los explotados. Una lucha que viene de la mano con la necesaria reorganización económica de la sociedad sobre nuevas bases, es decir con un gobierno de trabajadores.

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Docente de educación secundaria, militante de ADES Montevideo y del Partido de los Trabajadores.

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Author: Andrés Mancioni

Docente de educación secundaria, militante de ADES Montevideo y del Partido de los Trabajadores.

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