Personas armadas apuntan contra profesor y estudiantes en Utu Cruz de Carrasco
El pasado 23 de agosto, desconocidos armados ingresan al CEA-UTU 255 de La Cruz de Carrasco, roban celulares y apuntan con armas de fuego al profesor y los estudiantes que se encontraban en clase. Estos hechos motivan una medida de ocupación del centro educativo, con paro de 24 horas del Regional Motevideo de AFUTU, en reclamo de atención y soluciones para los problemas de inseguridad que se viven en los centros educativos. Cabe agregar que estos centros asociados que funcionan en predios linderos a escuelas primarias, como nexo para la continuidad educativa de poblaciones de contexto vulnerable (léase pobres), generalmente son construcciones que se montan con contenedores adaptados que se ubican formando un patio central. En general carecen de cerco perimetral y de personal suficiente para asegurar portería y mantenimiento.
Este suceso extremo que parece sacado de una película sobre los barrios marginados de otros países, no es hecho aislado excepcional, sino que, cada vez con más frecuencia, asistimos a situaciones de violencia que atraviesan los límites físicos o ideales de los centros educativos de todos los niveles, incluso los jardines de niños que quedan muchas veces en medio de enfrentamientos armados.
El crecimiento de la violencia social producto de la miseria, de la marginación, de las carencias crónicas durante generaciones, tiene como consecuencia la descomposición social y la falta de perspectivas de futuro posible para amplias capaz de la población. Quieren salir de esa situación pero son arrastrados a la delincuencia, con pequeños robos, la transa y el narcomenudeo, generando bandas que se disputan el control de las zonas de influencia. Los centros educativos donde se concentran cientos de adolescentes y jóvenes, son un mercado muy rentable donde iniciar.
Para explicar este fenómeno, los resultados de las investigaciones con respecto a los índices de pobreza arrojan datos escalofriantes ya que de los 157 mil habitantes que viven bajo la línea de pobreza, 44% son niños. Recientes publicaciones hablan de un 15% de hogares con inseguridad alimentaria, cifra que aumenta notablemente en los barrios mas pobres, como muestra un estudio de la Udelar en Bella Italia y Punta de Rieles, donde el 40% de los adolescentes no pueden recibir la alimentación adecuada por falta de dinero en los hogares.
Asimismo, el desempleo en Uruguay supera el 8% de la población económicamente activa, sin embargo, para los menores de 25 años ese porcentaje trepa al 24%. Con respecto al salario, más de medio millón de trabajadores uruguayos ganan menos de 25 mil pesos mensuales, de los cuales un 56% son jóvenes de menos de 25 años. Las perspectivas son más pobreza, explotación y miseria.
La educación y sus centros educativos no son ajenos a esta crisis social que se profundiza y extiende sobre toda la sociedad, sino que están inmersos en ella, reflejan sus contradicciones, expresan de manera concentrada sus manifestaciones ya que reúnen en sus espacios cientos de personas en una etapa de su vida muy sensible y vulnerable durante muchas horas al día.
Para poder atender y mitigar los graves problemas que debemos enfrentar hoy en los centros de educación media pública, se requiere al menos de un presupuesto acorde a las necesidades ya planteadas y explicadas reiteradamente por los sindicatos docentes y de la educación. Se requiere infraestructura, edificios en condiciones habitables y de confort, menos estudiantes por grupo para poder enseñar y acompañar, comedores, equipos multidisciplinarios, porteros, personal de servicio y mantenimiento, clases de apoyo, tutorías, etc.
Sin embargo, frente a la emergencia social y educativa instalada, el gobierno actual, con el concierto de todo el régimen político avanza en la liquidación de los planes educativos con la llamada transformación educativa, que en las propias palabras de sus ejecutores se propone enseñar solo algunas pocas cosas generales para que después las patronales formen a los futuros trabajadores según sus necesidades circunstanciales de mano de obra.
En primera instancia, estas propuestas en curso, reducen aún más el dinero destinado a la educación pública con reducción de horas de clase y de docentes, menos exigencia y contenidos para evitar la repetición y sus costos, además de abrir las puertas a una mayor privatización de la mano de subsidios y el vaucher educativo, y como corolario, las pasantías laborales: trabajo no remunerado para los trabajadores-estudiantes y mano de obra gratuita para las patronales.
Por otro lado, con el perverso argumento de una salida laboral para los jóvenes, se pretende justificar la liquidación de la educación pública para convertirla abiertamente en una fábrica de mano de obra descalificada, acrítica, sometida y subordinada de acuerdo a lo requerimientos del “mundo del trabajo”, ¿cúal?. El mundo del trabajo del que hablan no es otra cosa que precariedad absoluta, flexibilidad laboral, pérdida de derechos laborales, pérdida de aportes a la seguridad social, salarios de 25 mil pesos, polifuncionalidad, etc.
Volviendo a los hechos que motivaron estas consideraciones, es preciso organizar a los compañeros en los lugares de trabajo para poner en pie sindicatos clasistas que defiendan los intereses de sus trabajadores, sus condiciones de trabajo y de vida, como así también defender el acceso al conocimiento y a condiciones de trabajo dignas para los futuros trabajadores hoy estudiantes, para darles una perspectiva posible de una vida futura mejor. Es preciso ir a una lucha a fondo por las reivindicaciones planteadas. Es preciso además, una organización que se proponga militar por enfrentar al régimen capitalista y sus lastres, acabar con la barbarie y transformar la sociedad en beneficio de la humanidad.