Daniela Cobain
Se ha comenzado a delimitar la cancha. Por un lado están todos los sectores que luchan por un aumento presupuestal y del otro lado se encuentra el gobierno y la burocracia sindical. Esto no es ajeno a la salud.
Asse ha bastardeado y dinamitado todos los puentes de negociación. La Federación de Funcionarios de Salud Pública (FFSP) había procedido a ocupar la Comisión de Apoyo en la calle Magallanes, ya que Asse no había presentado los números para la presupuestación de los tercerizados. Esa ocupación fue levantada por los trabajadores de la FFSP ya que existió la propuesta de una reunión en la DINATRA (Dirección Nacional de Trabajo) al otro día de la ocupación. Asse nunca se presentó, es decir, el gobierno dinamitó los propios puentes que él mismo tendió para levantar un conflicto. Esto es lo que finalmente produce el descontento de los trabajadores que deciden ocupar Asse el 28 de Agosto. El hecho de que se decida enviar a grupos policiales de choque no es algo aislado, ya lo había anunciado Murro: “No vamos a permitir que se ocupen edificios públicos, si no se desocupan por voluntad de los manifestantes, se PROCEDERÁ”. Esto quiere decir que, en este sentido, hay un frente único entre la burocracia sindical que puja para poder levantar y hacer fracasar las luchas y el gobierno que puja para que la burocracia sindical cumpla con todo lo antes dicho.
Por otro lado la burocracia está cumpliendo su rol de mediador en los intereses del “gobierno amigo”. Fracciona a los distintos sectores de la salud (como el ejemplo de los enfermeros que quieren salir de la FFSP para formar su propio sindicato) como mecanismo de defensa a una burocracia sumida en la corrupción. El Estado, en este sentido, tiende a ponerse en el rol de administrador, donde el presupuesto para la salud no se pone en discusión y se exime de culpas ante la falta de un plan de lucha efectivo por parte de la burocracia. No hay que olvidar que esta burocracia sindical responde a los procesos de avance y de embestida del gobierno contra los trabajadores –como el decreto de esencialidad para la educación, donde la burocracia jugaba un rol de intentar aplacar el conflicto en lugar de llevarlo a la victoria. Esta misma burocracia es la que hace plenarios de delegados nacionales de la FFSP a puertas cerradas y prohibiéndole la entrada al activismo.
En un momento de lucha, donde los docentes reclaman el 6% del PBI para ANEPUdelaR y dónde el reclamo por mejores condiciones de trabajo y un salario mínimo que cubra el costo de media canasta familiar ($30mil), los trabajadores de la salud deben apoyarse y apoyar este reclamo para lograr la unificación de estas luchas. Es válido aclarar que cuando se utiliza la frase “si ganan los docentes ganamos todos” no es una simple decoración a una consigna concreta, sino que por el contrario, los docentes son los que tienen en sus manos la lucha por la reivindicación salarial de toda la clase obrera. Este debe ser el piso para comenzar las discusiones.
Desde el Partido de los Trabajadores, decimos:
Asambleas abiertas y generales de la FFSP
Por la unificación de todos los centros combativos de Salud Pública.
Por el triunfo de la huelga docente para que triunfe toda la clase obrera.
Por un paro general activo de 36 hs. convocado por el PITCNT