Penadés, abuso infantil y capitalismo

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Cuando se creía que el golpe “Astesiano” era el peor revés sufrido por el gobierno en su período, en los últimos días una denuncia sacudió al oficialismo y en especial al Partido Nacional con la fuerza de un tornado. Romina Celeste Pappaso denunció haber sido abusada por el Senador herrerista Gustavo Penadés cuando ella tenía 13 años de edad. Pappaso es una mediática militante del Partido Nacional, caracterizada por una prédica muy anticomunista, que cobró notoriedad hace unos meses cuando fue detenida por escupir a una inspectora de tránsito en la explanada de la Intendencia de Montevideo, lugar en el que se desarrollaba en ese momento un acto político del FA junto al brasilero Lula Da Silva.

De la situación que terminó con su detención en la puerta de la Indentendencia de Montevideo, el fiscal que atendió el caso, Dr. Morosoli, ordenó una pericia psiquiátrica la cual arrojó que Romina padece rasgos acentuados de personalidad del grupo B (border) caracterizado a grandes rasgos por la impulsividad, baja tolerancia a las frustraciones y pasaje al acto sin medir los medios y sus consecuencias”. Mientras que la valoración psiquiátrica de su centro de salud manifestó que presenta “un trastorno de ansiedad, rasgos histriónicos de personalidad”. Según los trascendidos de prensa, esto fue desencadenado por el abuso que sufrió en ocasiones cuando era una adolescente y fue la punta del ovillo de la denuncia contra Penadés.

Según su relato, estando en Parque Batlle con 13 años de edad, paró un auto gris y era el mencionado Senador, quien la llevó a un hotel de alta rotatividad a cambio de dinero y la contactó más adelante en el tiempo para volverla a ver.

La denuncia generó una gran conmoción, no sólo a nivel social, sino también a nivel político. El Presidente Luis Lacalle Pou se apresuró a respaldar a Penadés, consultado por los periodistas dijo sin cortapisas “le creo a él”. Lo mismo hizo Heber, Ministro del Interior, quien declaró “esto es una difamación y lo tiene que demostrar en la justicia”. Así quedó establecida una línea de defensa de Penadés en lo más alto del gobierno. La gravedad del asunto es evidente, la presión que se ejerce sobre la justicia por parte del poder ejecutivo no podría ser mayor.

Falso es decir que la independencia de poderes es tal en el régimen democrático burgués, pero en las circunstancias actuales no se han guardado ni las formas.

Penadés no es tan sólo un senador. Las declaraciones de ambos jerarcas tienen el objetivo de salvar de la hoguera al pedestal parlamentario del herrerismo. Es el legislador con más trayectoria del Partido Nacional y el articulador de su bancada.

Ante la aparición de nuevas denuncias contra el senador, Heber empezó a recalcular, presurosamente matizó su respaldo primario: “yo soy Ministro del Interior y debo dar garantías del debido proceso…”. El problema es que sus primeros dichos ya han embarrado la cancha. Debemos recordar que desde la sanción del Nuevo Código del Proceso Penal, la fiscalía puede delegar gran parte de la investigación en los subordinados del Ministro del Interior, la policía, a quien su jefe brindó anticipadamente su respaldo a Penades, es decir quien debe ser investigado. Todo viciado.

El Fiscal de Corte, Juan Gómez, dispuso la investigación del caso. Este primer acto ya arrancó con una contienda por la asignación del turno. Nadie quiere meter las manos en el barro. Ocurre que la Fiscalía arrastra su propia crisis después de los encontronazos y la salida intempestiva de la Fiscal Fossati que estaba al frente del caso Astesiano, el jefe de custodia corrupto del Presidente Lacalle Pou.

En los entresijos de esta gresca y tomando distancia las mujeres más visibles del Partido Nacional, fueron más cautelosas: Argimón expresó Episodios como estos, tan fuertes, tan removedores, obviamente repercuten. Repercuten en la propia sociedad, y obviamente en el partido y en general también en la vida parlamentaria”. Mientras que Raffo dijo “Acá, lo importante es dejar actuar a la Justicia, que va a dar garantías para todas las partes y precisamente en estos casos, es en manos de la Justicia en las que nos tenemos que poner”.

Las expresiones de Argimón abrieron una nueva arista en el debate sobre esta denuncia: si hay que creer en los trascendidos, algunos deslizan que estaríamos ante una interna del Partido Nacional. Esto es así porque se coloca a la denunciante en una revancha personal con Penadés por haber negado la pertenencia de Romina en las filas del PN, lo cual tampoco implicaría que la denuncia fuese falsa. Lo que es cierto es que mientras Raffo es la cara visible (y posible precandidata a la presidencia) dentro del herrerismo, Penadés es una figura muy fuerte y un dirigente histórico del sector. Es el segundo golpe bajo a la fuerza liderada por el Presidente de la República en lo que va de su gestión.

Por su parte Orsi, salió a pedir “que no se argentinice” el caso y expresó: “Hay que tener mucho cuidado, no entreverar la baraja, porque a veces los políticos tenemos la tentación de salir corriendo para la justicia por todo, y hay cosas que me parece que se dirimen en la política.” “No podemos argentinizarnos. Acá, todavía falta. No digo que estemos salvados, pero estamos bastante más al resguardo, porque los partidos nuestros son fuertes. Parece que el candidato frenteamplista le cuida a Penadés los fueros parlamentarios mejor que lo que lo puede hacer él mismo y prefiere que se guarden las formas del secreto para no desprestigiar a los políticos de carrera. En el mismo sentido, se expresó Raffo citando el caso Astesiano, pero en referencia a Penadés: “se dejó actuar a la Justicia y se demostró la fortaleza de las instituciones” y que por eso el custodio se encuentra en prisión. Lo que hay que decir es que en realidad el hilo de las responsabilidades políticas no está laudado y que el caso Astesiano se llevó puesta a la fiscal a cargo y tiene al fiscal Gomez colgado del pincel. Todas las referencias de Raffo son divagaciones.

No se trató en ningún momento de la fuerza de las instituciones, sino de la influencia política que ha ejercido el Presidente en estas decisiones, en uno mantieniendo en sus cargos a los jefes de policía investigados por corrupción y en el otro (sin dirimir aún) dando expresamente su apoyo. Es evidente que Lacalle – y lo propio hace Heber – están ejerciendo presión indirecta sobre la fiscalía y tuvo su antecedente en el caso Astesiano.

No menos importante es que Penadés habló con la Vicepresidenta Beatriz Argimón para “poner a disposición sus fueros parlamentarios” como un acto de buena fe. Intenta posicionarse como víctima de una difamadora, aunque sigue sin renunciar a esos fueros.

El asunto tendrá nuevos capítulos. No es arriesgado decir que independientemente del desenlace, la carrera de Penadés está terminada. Nuestro país tiene enormes baches para cuantificar la violencia sobre Niños, Niñas y Adolescentes. Diversas organizaciones señalan que el Uruguay carece de sistemas que pongan de relieve las situaciones de violencia en general y de violencia sexual en particular ejercida contra NNA, redes de trata, explotación, embarazo forzado, etc.

Romina Celeste, a su modo, dejó entrever la podredumbre que anida en el Partido Nacional, pero que no es patrimonio exclusivo de este. La violencia es inherente al capitalismo. Contra las mujeres, los niños y los más vulnerables. Sólo con esto alcanza para terminar con un régimen que sólo nos reserva padecimientos y dolor. Hay que eliminarlo de raíz.

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Author: Daniela Cabrera