Publicado en el semanario Voces el 28/03
Las 16 leyes que ha presentado el líder del espacio 609 y ex presidente de la República José Mujica para avanzar en la ‘transparencia’ de la gestión del Estado constituyen en el escenario actual una burda maniobra electoral. La propuesta que busca lograr un acuerdo nacional para ‘reforzar la credibilidad en la política y en la democracia’ se sustenta en un slogan que afirma que la ‘clase política debe vivir igual que el resto de los uruguayos’, algo de lo que al parecer recién ahora se acuerdan, y que el caso de Sendic –entre otros- contradice en los hechos.
Este conjunto de proyectos de ley que ahora se presentan apuntarían a atacar algunos de los privilegios de los cargos políticos y de confianza, a partir de establecer un tope salarial, una serie de recortes de gastos, viáticos y subsidios, de creación de nuevos impuestos, y de mecanismos de controles tanto tributarios, como de las cuentas bancarias de cada funcionario político. Pero más que un ataque a los privilegios, se trata de una especie de regulación y de tope frente a los abusos a los que frecuentemente nos tiene acostumbrados la verdadera burocracia estatal (los gobernantes y sus funcionarios políticos). Si el MPP quiere terminar con los privilegios de los políticos del régimen, debería retomar la propuesta hecha por el gremio docente en 2014: que los políticos ganen vivan con el salario de un docente.
La propuesta se presenta como una pequeña reorganización del gasto público, en defensa de rubros en salud, educación y vivienda. Sin embargo, es imposible no considerarla una propuesta demagógica, porque por un lado, es un parche que no alcanza ni para comenzar a resolver el estado de hundimiento en el que están dichas áreas, y por otro, es un intento de ocultar que luego de 14 años de gobiernos del FA aún tenemos una educación pública sin los recursos necesarios para su funcionamiento, una salud pública en ruinas, y un déficit habitacional fenomenal. Pero lo que es aún peor, es la orientación estratégica que persigue esta propuesta, pues el mensaje que se busca dar en común acuerdo con todo el arco político del régimen es que el ‘ajuste comienza por casa’, ‘nosotros los políticos también nos sacrificamos para bajar el déficit’. Por eso, el anuncio de estas medidas viene acompañada de un pronunciamiento del sector y del propio Mujica, (que se suman a la de los precandidatos del partido de gobierno y de la oposición) en cuanto a la necesidad de reformar la seguridad social, y en particular la previsión social, como mecanismo para bajar el déficit fiscal. Una política que reclama el FMI y el Banco Mundial y que ya han puesto en marcha Mauricio Macri en Argentina, y Jair Bolsonaro en Brasil. El aumento de la edad de retiro que el próximo gobierno sea del color que sea impulsará, constituye una confiscación a los jubilados y trabajadores de hoy, así como también a los del mañana, pues la jubilación no es otra cosa que un salario diferido. Además es también un ataque a los jóvenes que ya en la actualidad sufren del trabajo precario y la falta de empleo, algo que se extenderá con el aumento de la edad de retiro.
No debemos dejarnos engañar, el déficit fiscal que tiene el Estado es producto fundamentalmente de las enormes ganancias que se le ha garantizado a las grandes y medianas empresas y sobre todo al capital financiero mediante el rendimiento de los bonos de la colosal deuda externa, que ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas de gobierno del FA, y que venimos pagando sistemáticamente el pueblo trabajador uruguayo. Lo cierto es que frente a la reversión del denominado ‘carry trade’, los capitales golondrina que pulularon por América Latina durante estas últimas décadas se comienzan a retirar dejando a los Estados nacionales en quiebra. Lo que está en curso en el continente es una nueva crisis de deuda, para la que se preparan todos los candidatos del régimen, que en general comparten la necesidad de meter mano a los fondos de pensión y previsión, en promover una reforma de la reglamentación laboral al estilo UPM, y en desarrollar un ajuste fenomenal sobre los trabajadores y las trabajadoras. Es a esto a lo que se está sumando el MPP.
Hay que ajustar a los ajustadores. Necesitamos una salida que aborde el fondo de los problemas: eliminación de los subsidios y exoneraciones a las grandes empresas, aumento de los aportes patronales para cubrir la seguridad social, no pago de la deuda externa. Sólo a partir de este programa se podrá llevar a cabo un plan de reorganización económica del país para que la crisis la paguen los capitalistas.